Teherán trabaja para impedir una conflagración, dice la embajada iraní en México
De la Redacción
La embajada de Irán en México emitió ayer un comunicado en que “convoca a todos los pueblos del mundo a manifestar su negativa a la guerra y a su promoción impidiendo que los ambiciosos y los usurpadores lleven al planeta a la guerra y la masacre”.
El texto aclara que la república islámica trabaja para “impedir una nueva guerra en la región” y recuerda que el director general de la Agencia Internacional para la Energía Atómica de Naciones Unidas, Mohammed el Baradei, dijo que no ve “ningún peligro claro y presente respecto del programa nuclear iraní” y que no ha visto evidencia alguna que apunte en otro sentido.
El documento distribuido por la embajada iraní advierte de que su país “se ha preparado ante cualquier agresión y defenderá su independencia, integridad territorial y soberanía nacional con toda su fuerza, para que el agresor se arrepienta”.
Con esto, Irán responde al hecho de que, según la legación del régimen de Teherán, “los funcionarios de la Casa Blanca han levantado su voz amenazante contra Irán, tocando el tambor de guerra”.
Según el texto, estas acciones por parte de los estadunidenses tienen como objetivo establecer una “hegemonía sobre las reservas petroleras que no se limitaría a Irán e Irak, sino que incluye también a todos los países petroleros de América Latina”.
La diplomacia iraní sustenta esta aseveración en un fragmento del libro de memorias La época de las turbulencias: aventuras en un nuevo mundo, del estadunidense Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal. En él, el ex jefe del banco central de Estados Unidos reconoce “algo que todos saben: que la guerra de Irak es en gran parte por el petróleo”.
Ante esta situación, el comunicado afirma que “el problema de Irak se resolverá cuando la Casa Blanca responda a la voz del pueblo y del Congreso de su país, igual que a la demanda de todos los pueblos del mundo, específicamente el iraquí, y se retire” del país ocupado.
Además, sostiene que “Estados Unidos puede iniciar una guerra, como lo hizo Hitler, pero su fin no agradará a la Casa Blanca, como el final de la Segunda Guerra Mundial no agradó” al dictador alemán.
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