Carlos Fernández-Vega
Crece número de desempleados
Sojo desestima apoyo a las pequeñas y medianas empresas
Las “cifras históricas” presumidas por el inquilino de Los Pinos, en lo que a generación de empleo se refiere, equivalen a lo siguiente: de julio para agosto la tasa oficial de desocupación abierta en el país se “redujo” en (fanfarrias de fondo) 0.03 puntos porcentuales, proporción equivalente a 527 puestos de trabajo, una cantidad equivalente a sólo el 16 por ciento de la demanda real de plazas laborales durante el octavo mes del año.
Nada para presumir, salvo en los discursos, porque hay que recordar que la “continuidad” arrancó el sexenio con una tasa oficial de desocupación abierta de 3.58 por ciento de la población económicamente activa, es decir, casi un millón 575 mil mexicanos en el desempleo total, con una subocupación que afectaba a cerca de 2.9 millones (6.5 por ciento de la PEA).
Nueve meses después, los mexicanos en el desempleo abierto aumentaron a un millón 750 mil (3.92 por ciento de la PEA) y los subocupados a casi 3 millones (6.6 por ciento), sin considerar que en ese periodo alrededor de 380 mil paisanos emigraron a Estados Unidos. Y lo mismo se observa en la tasa el desempleo en las 32 principales ciudades de la República (aquellas con más de 100 mil habitantes): el primer día de diciembre pasado, dicho indicador llegó a 4.59 por ciento de la población económicamente activa y para agosto se elevó a 4.83 por ciento.
Mientras se pronuncia el siguiente discurso sobre “cifras históricas” en materia de empleo, el INEGI actualiza al octavo mes de este 2007 la situación laboral en el país. En su reporte divulgado ayer, correspondiente a agosto, la institución señala que las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indican que el 58.9 por ciento de la población de 14 años y más en el país se encontraba disponible para producir bienes o servicios (económicamente activa); el restante 41.1 por ciento correspondió a la población no económicamente activa.
De la población ocupada, el 39.7 por ciento se empleó en los servicios; en el comercio 19.5; en la industria manufacturera 16.4; en las actividades agropecuarias 14.1; en la construcción 8.7; en “otras actividades económicas” (que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas) 0.9 y el 0.7 restante no especificó su actividad. Según su posición, el 65.6 por ciento se ubicó como trabajador subordinado y remunerado; 22.3 como trabajador por cuenta propia; 7.1 como trabajador sin pago, y el 5 por ciento agrupó a los empleadores.
Por otra parte, la desocupación abierta afectó más a las mujeres que a los hombres. En agosto, la tasa para las primeras fue de 4.59 por ciento, mayor en una décima porcentual con respecto al mes previo, y de 3.53 por ciento para los segundos, menor en 0.23 por ciento. Al considerar solamente el conjunto de 32 principales áreas urbanas del país, la tasa de desocupación fue de 4.83 por ciento de la PEA en el mes de referencia.
Las rebanadas del pastel
Un indignado lector que pide el anonimato por aquello de entendibles represalias, denuncia lo siguiente: “en febrero, con bombo y platillos, el ‘presidente del empleo’, acompañado por el señor Eduardo Sojo en el Tecnológico de Monterrey, anunció ‘apoyos sin precedentes’ a las Pymes, por medio de las Incubadoras de Negocios. Pero parece que los secretarios de Calderón no lo toman muy en cuenta. Vayamos por partes: a partir del primero de enero de 2007 causaron baja todos los funcionarios y empleados de los programas del Fondo Pyme de la Secretaría de Economía y ésta, apenas en julio, realizó algunas contrataciones. O sea que en casi siete, sí siete meses el Fondo Pyme no contó con personal operativo, y todo por que Sojo se propuso constituir el Instituto o Fideicomiso Pyme, que sería operado por la Subsecretaría de Pymes, pero ante el fracaso de su creación, el señor secretario Sojo (jojojo) dijo que no, que seguirían operando como antes. ¿Y las Pymes? Pues que esperen un ratito. Como se observa, ya pasaron las dos terceras partes del año, y a estas fechas, gracias a la ineficiencia e ineficacia de estos burócratas de alto nivel, el dichoso Fondo Pyme no ha otorgado ni un solo centavo para el apoyo a las Pymes, en ninguno de sus programas, como Incubadoras, Centros de Articulación Productiva, Formación de Emprendedores, etcétera. Es más, casi ninguno de los comités regionales han sesionado y los pocos que lo han hecho no han autorizado ningún caso. ¿Y las Pymes? Que tanto es tantito. Esta ineficiencia e ineficacia en la operación del Fondo Pyme, traducida en una espantosa y tortuosa tramitología que deben cubrir los emprendedores y las microempresas para obtener un apoyo, ha impedido que lleguen los recursos a todas las localidades afectadas por los recientes huracanes que azotaron el país, mientras el señor Sojo y su subsecretario de Pymes andan por todo el país con bombo y platillo firmando acuerdos para crear incubadoras de negocios. ¡Ah! Pero de recursos financieros, nada. En consecuencia, este año las Pymes tendrán que esperar mejores tiempos. Y como decía el menesteroso filósofo y yo por qué de San Cristóbal: que aguanten vara. En fin, nuestros funcionarios se las pintan solos para reinventar el hilo negro, y mientras tanto las Pymes que sigan esperando”… Sólo como complemento: en México, las micro, pequeñas y medianas empresas representan el 99.8 por ciento del total empresarial, generan el 52 por ciento del PIB y el 72 por ciento del empleo, de acuerdo con la Secretaría de Economía.
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