Enfrentamientos en Naivasha y Nairobi; más de 20 muertos entre lunes y martes
El presidente relecto Kibaki y el disidente Odinga dialogan con la mediación de Annan
Denuncia Unicef casos de abusos sexuales a menores en campamentos de refugiados
Dpa, Afp, Reuters y The Independent
Un hombre acusado de robar aprovechando la situación de inseguridad que se vive en la provincia de Kisumu, Kenia, fue asesinado a golpes por los aldeanos y después le prendieron fuego. Esta localidad es una de las más afectadas por la violencia desatada en el país africano a raíz de la polémica relección del presidente Mwai Kibaki Foto: Ap
Nairobi, 29 de enero. La violencia se recrudeció en Kenia hoy a raíz del asesinato de un diputado opositor, a lo que siguieron intensas protestas sobre todo en la ciudad occidental de Naivasha, y en el barrio marginal Kibera de esta la capital.
En este contexto, el gobierno y la oposición comenzaron negociaciones con la mediación del ex secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, para poner fin al conflicto generado tras las polémicas elecciones del pasado 27 de diciembre, en la que fue relegido el presidente Mwai Kibaki, y que hasta ahora se ha cobrado la vida de un millar de personas.
El diputado opositor Mugabe Were fue asesinado a tiros por dos hombres poco después de la medianoche de este martes, cuando esperaba que su guardia de seguridad abriera la puerta de su casa en Nairobi.
El líder y ex candidato presidencial opositor Raila Odinga, quien sostiene que Kibaki le robó la victoria, acusó a sus “adversarios” de estar implicados en el homicidio de Were, calificado por el vocero del opositor Movimiento Democrático Naranja (ODM, por sus siglas en inglés), Salim Lone, como un “asesinato político”.
En Kibera, barrio marginal de Nairobi, miembros de grupos étnicos rivales se enfrentaron, levantaron barricadas con neumáticos ardiendo e incendiaron automóviles.
En Naivasha soldados efectuaron disparos de advertencia desde helicópteros cuando varios jóvenes bloqueaban carreteras e incendiaban casas y comercios.
Horas más tarde nueve personas fueron ultimadas, lo que elevó la cifra de muertos a 22 en todo el país desde la noche del lunes, informó una fuente oficial.
El presidente Kibaki pidió a todos los kenianos que mantuvieran la paz y prometió una investigación sobre el asesinato, mientras el ODM instó a la calma.
Las protestas que se desataron tras las elecciones de 27 de diciembre, en las que Kibaki resultó ganador y tomó posesión el mismo día, provocaron más de mil muertos y 250 mil desplazados.
Los comicios fueron calificados por la oposición de fraudulentos y las autoridades se negaron a realizar un nuevo conteo de votos. Odinga acusó a Kibaki de haber introducido por lo menos 300 mil papeletas fraudulentas. La diferencia de votos entre los dos candidatos fue de 231 mil 728, según los resultados oficiales.
Además, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), denunció casos de abusos sexuales a niños y mujeres en los campamentos de refugiados, pero los servicios de seguridad de los campamentos rechazaron las denuncias.
La crisis ha destruido la imagen de Kenia como un país democrático y relativamente estable en el continente africano y dañó su floreciente economía.
Los enfrentamientos en Kenia son protagonizados principalmente por miembros de la tribu kikuyu, a la que pertenece Kibaki, y otras etnias que apoyan a Odinga.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, calificó de inaceptable la situación y coincidió con la secretaria de Estado estadunidense, Condoleezza Rice, en manifestar su profunda preocupación por la situación en la convulsionada Kenia.
El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas abordó la crisis y reclamó un informe completo de la situación a Ban, indicó el representante adjunto estadunidense, Alejandro Wolff.
Por lo pronto, Kibaki y Odinga se sentaron a negociar con la mediación de Annan, quien consideró posible resolver los problemas fundamentales de la crisis keniana “antes de un año”, y “los problemas políticos inmediatos” en cuatro semanas, “si no menos”.
En una ceremonia solemne transmitida por televisión, Kibaki y Odinga hicieron un nuevo llamado a la paz, aunque con prioridades distintas. Odinga consideró esencial zanjar el litigio electoral, mientras Kibaki puso énfasis en la necesidad de restablecer la seguridad en el país.
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