martes, septiembre 02, 2008

Asimetrías. Versus Calderon (2/2)

Por Fausto Fernandez Ponte


A Paloma Ruiz Rodríguez. Por su compromiso con la amistad.

I

La convulsión social que adviértese en México tiene dialéctica propia --causas, efectos, contradicciones, concatenaciones, etcétera-- y ocurre fedatariamente a la par o en simultáneidad a la descomposición del Estado mexicano.

Esa convulsión es creciente, con arreglo al desarrollo, aceleración y rapidez de la descomposición del Estado, la cual no es registrada ni comprendida a cabalidad por muchos compatriotas cuyas prioridades serían las de un conformismo inducido.

Ese conformismo resulta de la acción sistémica de los medios de control social --iglesias, régimen educativo, vehículos de difusión, partidos políticos, fuerzas armadas, burocracia, etc.-- y otros vectores y atavismos históricos de nuestra idiosincrasia.

Tampoco es registrada ni comprendida esa convulsión social ni la descomposición del Estado mexicano por los propios personeros de éste --desde el Presidente de Facto hasta el último de sus cofrades--, inmersos como están en la corrupción cìnica.

Esa corrupción es, desde luego, moral, ética e incluso cultural. No sólo roban hasta el saqueo el patrimonio del pueblo, sino que --como Juan Camilo Mouriño-- incurren en conflictos de interés mediante simulación en beneficio personal y de terceros.

El fin de semana y el lunes, no pocas ciudades principales del país fueron escenario de esas expresiones de la convulsión social que, en gama variopinta, difundió en el àgora su sentir y parecer acerca del estado de cosas prevaleciente en el ámbito nacional.

II

Todas las expresiones registradas en éste lapso --desde el sábado al lunes-- tienen entre sí una conexión sutil, cual cableado por el cual corren impulsos de energía social, aunque exhiban diferencias de fondo y de forma, ideológicas y políticas.

La conexión tienen significados y, ergo, gradaciones de trascendencia, dependiendo ésta de la representatividad de clase y estrato social, de conciencia de las causas estructurales y superestructurales de la realidad, y de sus propuestas.

Algunas propuestas son estricta y limitadamente coyunturales --como las de que renuncien los funcionarios públicos, excepto, plantéase, el Presidente de Facto--; otras son franca y declaradamente revolucionarias, enunciadoras de cambios reales.

Tal es el significado de la convocatoria a un paro nacional y su realización el lunes. Adviértense en las premisas del paro el afán de protesta contestataria y la angustia de los trabajadores por la espectacular descomposición del Estado y sus secuelas.

Mas no sólo eso. En ese contexto de las secuelas terribles --incertidumbre social, inseguridad pública, injusticia aguda, desigualdad dramática-- adviértense también las premisas mayores que conducen a silogismos inexorables de reivindicación.

El paro de ayer propone mucho más que la rotación (renuncia o cese) de funcionarios gubernamentales ante la ineptitud y corrupción, como si éstos fuesen los causantes de la inseguridad pública. Propone cambiar las condiciones que causan el fenómeno.

III

Cierto es que la ineptitud de los funcionarios públicos --desde el Presidente de Facto hasta el policía de barrio-- acentúa la inseguridad pública e incluso la fomenta interesadamente o por omisión, pero no la causa.

Las causales se localizan en la esencia misma de la forma de organización económica, política y social (el sistema educativo, la conculcación de los derechos laborales) que existe en México. Esa forma de organización es aberrante, perversa, antisocial.


Por ello, el paro, más que una táctica de presión pública y, por tanto, social, sobre el poder formal y los poderes fácticos --los de la gran oligarquìa mexicana-- es una acción estratégica, la de modificar la correlación de fuerzas políticas y económicas.

No en vano el alma del paro nacional de ayer fueron los trabajadores organizados en sindicatos independientes, organismos de la sociedad civil, académicos e intelectuales. Y no en vano el silencio de los medios difusores en torno a esa manifestación.

La clientela natural del Presidente de Facto --estratos medios sin conciencia política, pero sí de clase, identificadas con los valores de la alta burguesía aunque en franco proceso de proletarización-- están contra el señor Calderón.

Tambièn están contra éste mandatario espurio las capas societales proletarias, desde las organizadas en gremios sindicalizados, independientes o no, hasta el densísimo grueso --de unos 60 millones-- los excluidos y desposesos de esperanza.

Y opuestos, irritados, los dueños del Presidente de Facto, los grandes oligarcas de México que lo instalaron en 2006, aterrorizados por la inseguridad pública y descontentos pues sus intereses económicos no se reproducen con la rapidez que desean

ffponte@gmail.com


Glosario:

Atavismos: tendencias a imitar o mantener estilos de vida, costumbres, ideas, conductas, etc., arcaicas o ajenas al contexto sociocultural o sociopolítico.

Idiosincrasia: rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o una colectividad.

Oligarcas: miembros de una oligarquía. Grupo pequeño de poderosos negociantes que controlan a su arbitrio los grandes negocios de un paìs. Grupo reducido de personas que controlan un gobierno o un paìs.

Vectores: agentes de influencia, de cotumbres, de enfermedades, etcétera.

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