Centenares de miles --sino millones-- de personas tomaron las calles espontáneamente en todo el país durante la noche del 4 de noviembre para celebrar la elección de Barack Obama, el primer presidente Negro de la nación.
Esta fue una elección histórica, no porque la elección del primer presidente Negro de la nación signifique el final del racismo en este país, sino porque millones de Negros, Latinos, jóvenes y el pueblo trabajador de todos los orígenes, tomaron estas elecciones para decir: ¡Basta Ya! ¡El racismo y la opresión deben terminar ahora!
En el contexto de la profunda crisis económica, esta elección también fue un grito de la clase trabajadora de todos los orígenes: ¡Nosotros no podemos aceptar la destrucción de nuestros puestos de trabajo, la pérdida de nuestras casas, de nuestros servicios públicos y de nuestras
comunidades - ¡esta crisis no la hemos producido nosotros y no tenemos que pagar por ella!
Las elites que controlan la mayor parte de las riquezas de este país están profundamente preocupadas de que esa potente oleada que llevó a Obama al poder quizás sea muy difícil de contener y de desviar hacia canales seguros para los ricos magnates. Ellos han aplaudido fuertemente el llamado de Barack Obama, lanzado en su discurso de aceptación del cargo, por un "consenso nacional" entre los trabajadores y los patrones, entre los ricos y los pobres --pero, a su modo, ellos saben que los trabajadores y las nacionalidades oprimidas no serán tan fáciles de cooptar para la aceptación de "soluciones comunes" con los patrones.
Para la clase gobernante, el "consenso nacional" significa que la clase trabajadora y las organizaciones deben abandonar sus reivindicaciones e intereses específicos en nombre de la "unidad nacional" y "del bien común". Pero esto significa promover un plan de rescate de los
especuladores y los banqueros, y no resolver las necesidades apremiantes del pueblo trabajador y de todos los oprimidos.
Actualmente, el país se confronta a una situación catastrófica. Desde el comienzo del año, se han perdido 1.2 millones de puestos de trabajo y millones más están amenazados. Mas de 2 millones de personas han perdido sus casas por los embargos hipotecarios. Los servicios sociales han
comenzado a ser desmantelados por todos lados, y con la expansión de la crisis económica ataques más severos todavía se esperan contra la clase trabajadora.
Después de las elecciones del 4 de noviembre, la cuestión de que camino tomar para el pueblo trabajador está colocada con muchísima urgencia.
El 5 de noviembre, el presidente de la federación sindical AFL-CIO, John Sweeney, emitió una importante declaración que subrayó la necesidad inmediata de que en esta situación de crisis se promuevan los intereses específicos del pueblo trabajador.
Después de señalar que "las elecciones son apenas Un Paso hacia el cambio que necesitamos", Sweeney declaró que, "el pueblo trabajador necesita un paquete de recuperación económica que haga arrancar a la economía de Estados Unidos y que ponga a trabajar a todos los desempleados.
Necesitamos invertir en un plan que genere empleos mediante la reconstrucción de nuestras carreteras, escuelas y puentes que se están haciendo pedazos."
Sweeney insistió en la urgencia de un plan nacional de salud pública para "cerca de 50 millones de personas que no tienen cobertura o para millones más que carecen de una cobertura adecuada". Subrayó la más apremiante demanda para la federación sindical: "Nuestra máxima prioridad es hacer pasar la propuesta de Ley de Libre Selección para los Trabajadores
(Employee Free Choice Act), una legislación que restauraría la libertad de los trabajadores a organizarse en sindicatos para poder tener el derecho a negociación por una mejor vida".
El 3 de octubre, Demócratas y Republicanos --trabajando juntos con la administración Bush-- organizaron una de las más grandes estafas en la historia de los Estados Unidos cuando dieron $1.3 billones de dólares (incluyendo todos los financiamientos anteriores al plan de rescate del 3
de octubre) para los banqueros de Wall Street, los mismos que se habían beneficiado de las hipotecas de viviendas en una orgía especulativa.
Poder atender las demandas levantadas por la dirección de la AFL-CIO (que en gran parte son las demandas levantadas por los sindicatos de la coalición sindical Change to Win, o "Cambio para Ganar") exige poner un alto al plan de rescate de Wall Street y a los ataques que se desprenden de tal plan. Hay que exigir: ¡Ni un centavo más para los banqueros y especuladores. Cada dólar que va para los especuladores es un dólar menos que pudiera ir para la reconstrucción de la economía y para poner a millones de trabajadores de regreso a sus puestos de trabajo! Rescatar a los especuladores, tampoco resolverá la crisis financiera. Por el contrario, profundizará el problema.
Para resolver las necesidades de la clase trabajadores también se requiere oponerse frontalmente al uso de los inmigrantes y de otros sectores de los trabajadores como chivos expiatorios, y se requiere finalizar de una vez con la guerra para que las necesidades de los trabajadores puedan ser resueltas.
Ha llegado el momento de implementar un Plan de Emergencia para rescatar al pueblo trabajador y NO a Wall Street.
Aquí están algunas propuestas de demandas que podrían ser incluidas en tal plan:
1) Poner un alto al Plan de Rescate de Henry Paulson. Ni un centavo más debe ser destinado para rescatar a Wall Street. Es hora de rescatar al pueblo trabajador.
2) Promulgar una moratoria para todos los embargos hipotecarios y poner un alto a los desahucios y a todo aumento en el alquiler de viviendas.
3) Promulgar la Ley de Libre Selección (Employee Free Choice Act ) para que cualquier trabajador pueda tener una representación sindical.
4) Parar los despidos en la industria de autos y en las otras industrias y servicios públicos en todo el país.
5) Parar las redadas y las deportaciones de la Migra (ICE).
6) Promulgar un plan universal de Salud con un pagador único (single-payer).
7) Ponerle fin a todo financiamiento de las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán y traer las tropas a casa ahora. Reorientar el financiamiento militar hacia las necesidades humanas.
8) Promulgar un plan nacional de trabajos públicos masivo para reconstruir las escuelas de la nación, los hospitales y la deteriorada infraestructura y poner a trabajar a millones de trabajadores, con un salario digno. Proporcionar todos los fondos necesarios para un Programa de Reconstrucción de la Costa del Golfo de México.
En esta histórica encrucijada que enfrenta nuestra nación, es más urgente que nunca forjar la más amplia unidad de acción del movimiento obrero, de las organizaciones Negras y Latinas, del movimiento laboral contra la guerra y de los otros movimientos sociales de protesta, para conseguir las medidas de emergencia que el pueblo trabajador y las nacionalidades oprimidas tanto exigen y necesitan.
(Declaración del Consejo Editorial de Periódico The Organizer)
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