Francisco Rodríguez
Indice Político
Para Hugo Omar Gutiérrez. ¡Felicidades!
Este 2008, Wal Mart tiene mucho de qué presumir. No sólo es la única compañía del Dow Jones que consiguió subir en Bolsa este año, también puede presumir a sus accionistas que tiene en el bolsillo a la administración pública federal mexicana y, ahora también, a la “Honorable” Cámara de Diputados.
Usa Wal-Mart su calidad de primera empleadora del país para chantajear no sólo al SAT, al enterarle menos impuestos que el resto de los contribuyentes, también a la Secretaría de Medio Ambiente, pues sus tiendas producen toneladas de cancerígenos azkareles, y ni se diga la del Trabajo, pues prácticamente esclaviza y mantiene sujetos a “tienda de raya” a sus cientos de miles de trabajadores. Ahora también sus cabilderos han conseguido hacer pasar en las cámaras de Senadores y de Diputados, una iniciativa de ley que convierte a sus cajas registradoras en sucursales bancarias.
Va de historia: Hasta hace justo una semana, el titular de la SHCP, Agustín Carstens y, muy visiblemente, el precandidato del PRI al gobierno poblano, Jorge Estefan –en su calidad de presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja— trabajaban a favor de una figura de “corresponsales bancarios”, o sea de empresas comerciales, cual lo es Wal-Mart, autorizadas para captar recursos como si fueran bancos. Como si fueran, pues no lo son.
Y fue hasta el jueves anterior, pues ese día el Senado aprobó una importante ley para proteger a los usuarios de la banca, mejor conocida como Ley Calzada.
Dicha ley —aprobada por unanimidad por el pleno senatorial— estableció, entre otras cosas, obligaciones a las instituciones financieras, como no molestar en casa a los usuarios con promociones vía telefónica, no enviarles tarjetas de crédito no solicitadas o utilizar sus datos personales sin autorización. Sin duda se trató de una iniciativa diseñada claramente para proteger a los ahorradores.
Como parte de esta Ley los senadores modificaron el artículo 46 Bis 1 de la Ley de Instituciones de Crédito para frenar la discrecionalidad de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Hasta ese momento todo indicaba que el Senado había dado un gran paso para proteger a los consumidores de la banca.
Ante ese fracaso, la CNBV trató de encontrar mecanismos legales para seguir adelante con su compromiso de apoyar a Wal-Mart. Uno de ellos, de lo más tramposo: la CNBV intentó mediante un recurso administrativo otorgarle a Wal-Mart, a través de una circular, la autorización para que cada uno de sus cajeros se convierta en una sucursal bancaria, eliminando con ello restricciones de seguridad para los usuarios, además de todo el equipo de cómputo y requerimientos para garantizarla.
El episodio más trágico de esta historia es que después de que el pleno del Senado había aprobado la Ley Calzada, funcionarios de la CNBV fueron sorprendidos por el senador Francisco Arroyo Vieira cuando intentaban violar el proceso parlamentario al tratar de modificar el documento oficial que había aprobado la Junta Directiva del Senado.
Este gravísimo episodio ha derivado en un enfrentamiento entre la CNBV y los senadores, que tendrá sus consecuencias.
La historia, pues, aún no concluye…
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