viernes, julio 17, 2009

El suicidio de la gorilocracia hondureña

Por Ponciano Montañés

Al final de esta jornada patriótica del pueblo morazánico, los que van a salir perdiendo o ya han perdido ante el mundo y Latinoamérica son los gorilas hondureños.

El pentágono y sus perros de caza en Palmerola y la embajada tenían que buscar al eslabón más frágil para probar sus tesis equivocas: “Si salimos bien de ésta, saldremos bien de las otras” y… bueno, les salió el tiro por la culata y se metieron un cangrejo en el trasero, creyendo que era otra cosa.

El payaso golpista pone condiciones. Vaya, ¿desde cuando el payaso dejó el circo?! Todos los ruedos diplomáticos también han sido y seguirán siendo un circo mientras no remuevan por la fuerza a quien por la fuerza agarró el poder.

El pueblo heroico morazánico sigue demostrando su decisión de vencer o morir y es ahí donde se debe dar toda la ayuda objetiva posible, ninguna lucha es aislada y es deber de todo internacionalista unirse a la lucha de ese pueblo heroico, ya que por más que lo desee la gente de buenas intenciones, el enfrentamiento entre los explotados y los explotadores jamás se han resuelto por medios mediatizantes dado que las contradicciones saltan en la primera oportunidad.

Si se hace un poco de la historia del golpe sin ir más allá del 28 de junio podemos ver cómo el pueblo hondureño ha demostrado su capacidad de organización y aquellas organizaciones dispersas se han solidificado y es más, se han radicalizado.

El militar roba carros que dio el golpe de estado, por supuesto que ya fue pagado por la CIA y sus bases en Palmerola y Washington, lo mismo el círculo de perros de caza del presidente de facto y es por ello que piden que aunque dejen el poder no quieren que regrese Zelaya ya que éste los tiene que procesar o enfrentar la furia indetenible del pueblo hondureño.

En el suelo morazánico ya corrió sangre: como centroamericanos tenemos que recordar que fue Morazán el Bolívar de Centro América y que peleó por nuestra unidad indiferentemente del país donde fuera, habiendo sido fusilado por la derecha costarricense en 1842. Como salvadoreños tenemos una deuda con nuestro hermano pueblo hondureño, como latinoamericanos lo mismo, ya que en Honduras es específicamente donde se están midiendo las fuerzas oscurantistas y libertarias de América.

Si triunfaran las fuerzas golpistas en Honduras, no sería ni de pensarlo dos veces, nuestros pueblos guerreros, guatemalteco, cuscatleco y nicaragüense tenemos la obligación de unirnos inmediatamente a la lucha armada del pueblo morazánico y darles fin de la misma forma como Morazán derrotara a los pueblos enemigos en la Batalla de Perulapán. Si no lo hacemos, tendremos golpes de estado sucesivos a lo largo de Centroamérica con extensión a los países del Alba, no es ni de dudarlo, lo que está a la vista no necesita de la Misión Milagro para ver los cañones yanquis disparando contra nuestros pueblos.

El pueblo hondureño se toma las calles y los caminos del país y se alista para nuevas batallas. Las fuerzas imperialistas no han cambiado en nada, nadie espera eso, sino que se unen y fortalecen a nivel internacional, lo podemos ver en los ataques al unísono de la prensa internacional, donde CNN, Reporteros Sin Fronteras, El País y otros rotativos del oscurantismo tienen sus lupas sobre todo lo que sucede en Latinoamérica. Sin embargo, el pueblo hondureño no está solo y ello también lo saben los imperialistas. Cada mal paso que den será aprovechado por las fuerzas libertarias Morazánicas para terminar con la intervención de la patria de Lempira, de los Cinchoneros y de Francisco Morazán.

Es hora que veamos con claridad dónde estamos y hacia dónde vamos, es hora que el pueblo hondureño se organice en células revolucionarias, que la dirigencia se clandestinice, que se formen equipos logísticos y redes de retroalimentación, que se desarrollen las comunicaciones populares, las casas de seguridad, que se abran los caminos del pueblo, que se construyan abrigos anti aéreos, que se enseñen y practiquen las medidas de seguridad, que se estudien con profundidad las leyes de la guerra, que se formen los comités de solidaridad con el pueblo hondureño a nivel internacional, las redes médicas, que el pueblo aprenda el manejo de armas, tácticas y estrategias de guerra popular prolongada, porque aún si llega la calma no será por largo tiempo y nada perdemos con prepararnos para la defensa de nuestros pueblos.

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