Jorge Lara Rivera
Vergüenza ajena, eso es lo que produce la desfachatez mostrada –tanta– por autoridades hacendarias y financieras del país, que con despreocupado entusiasmo anuncian que las remesas de divisas que llegan desde el exterior, principalmente de Estados Unidos, podrían repuntar en meses próximos hasta un 15%.
Se trata del más abierto y cínico reconocimiento, además de a la gran dependencia del exterior que padece nuestra economía, del inepto desempeño de tales funcionarios, de su irresponsabilidad y de un estrepitoso déficit e incumplimiento del deber del gobierno, incapaz de crear fuentes de trabajo y puestos de empleo para evitar la emigración de los compatriotas.
El porcentaje que las remesas aportan a las reservas de divisas en arcas nacionales y su singular importancia en el conjunto de nuestra economía, justo detrás de los ingresos petroleros y alternando el segundo puesto con el turismo, proviene del sobreesfuerzo, las privaciones y economías que se imponen quienes, desde fuera, auxilian a los suyos que permanecen en México, y debería avergonzarles, pues se traduce como un fiasco más del gobierno federal panista, de “la presidencia del empleo”; el rotundo fracaso del régimen para poner a flote las finanzas del país.
Resulta elocuente que el dato se haya dado, precisamente, triste consuelo, para aminorar el desánimo producido ante el reporte del reciente descenso de aquéllas hasta el 7% en el último lapso, lo cual complica un panorama ya de por sí bastante difícil.
Las complicaciones, por otra parte, son graves. Ahora Nuevo León se ha sumado a la triste lista de entidades federativas donde las balaceras están a la orden del día (Veracruz, Michoacán, Guanajuato, Chihuahua, Guerrero, Sinaloa, etc.) rebasando a las fuerzas del orden.
Además hay estremecimientos que tienen que ver con los niveles de infiltración que el hampa alcanza. Y es que, al parecer, todo mundo en la política tiene derecho a su pariente incómodo; así, correspondería al ingeniero Salinas, del priísmo neoliberal, y los panistas jijos de la Sahagún (cuyo adulterio, por cierto, ha regularizado muy convenientemente la empresa Iglesia Católica), la actual vicisitud del medio hermano de Leonel Godoy, el gobernador perredista de Michoacán.
Y es que al partido del Sol Azteca “le está lloviendo en su milpita”. No acaba el petrificado Cuauhtémoc Cárdenas de demandar la salida de Jesús Ortega de la dirigencia nacional, pese a lo acordado en reciente cónclave cupular de los liderazgos formales y sociales de esa agrupación política, dado a conocer por Amalia García, cuando ya se reedita otro capítulo telenovelesco de tono semejante al lodazal en el que quisieron embarrar a Arturo Monreal.
Bien se dice que “los dedos de una misma mano no son parejos”, y hay que considerar que la juventud puede llevar a cometer graves yerros (como sería en este caso); pero la probidad de las autoridades federales no está exenta de quedar en entredicho.
Por lo pronto, ¿cómo es que el IFE dejó que prosperara el registro de la candidatura del hoy señalado como plausible colaborador de la delincuencia?, o ¿por qué se permitió que fuera votado y declarado ganador si, al parecer, había fuertes indicios de su conexión delictiva?, ¿cómo es que, sólo ahora, cuando ha ganado con el voto popular el encargo de diputado, salen aquéllas con que existen contra él graves presunciones y una orden de aprehensión?
Será el sereno, pero esos baches en su actuación dejan muchas dudas acerca de la probidad de las autoridades.
Y tales se acentúan, todavía más, cuando se toma en cuenta que, a la luz de los enormes poderes conferidos al Ejecutivo federal, primero y con base hasta en denuncias anónimas o de delincuentes delatores que pasan a ser “testigos protegidos” se detiene, se arraiga y extiende el aprisionamiento a las personas, de ser necesario con un nuevo arraigo, mientras se les fabrica el expediente. Como ejemplo está el caso de los tres alcaldes (dos del PRI y uno del PRD) recientemente exculpados.
Algo ahí apesta a venganza política o, cuando menos, a advertencia intimidatoria para la nueva legislatura.
A propósito de triquiñuelas, ¿no les parece demasiado infantil la trama esa de la supuesta invitación a negociar, formulada por un líder de “La Familia”, la cual mereció la “heroica” respuesta oficial, por voz de Fernando Gómez Mont, primero, y las consabidas bravatas del jefe del Ejecutivo federal luego? Puras fantasías animadas de ayer y hoy, ¿no?
Pero siguiendo con el rubro de habladores, horrores y fantasías, urge pedir explicaciones a quien corresponda porque, de cara a la nueva embestida de la Influenza A-H1N1, pese a los alardes y suficiencia de los discursos de quien despacha en Los Pinos y de José Ángel Córdova V., su secretario de Salud, se da el caso –se ha dicho en la radio y TV– que en la unidad médica 59 del IMSS, al menos, no hay antivirales, ni reactivos para las pruebas. ¿Qué tiene que decir al respecto el arrogante Daniel Karam Toumeh?
¿No se jactaban esos funcionarios de que estaba garantizado el abasto y se tenía suficientes dosis? Lo más grave, lo verdaderamente horroroso bajo los esquemas empresariales, gerenciales, competitivos, de eficiencia, productividad y calidad total neoliberales del régimen panista, es probable que no se tenga contemplado comprar más medicamentos, sin importar el costo en riesgo sanitario o de vidas humanas.
En otro orden (pero siguiendo la misma línea). Mientras el sexto filme sobre el brujito Harry Potter impone récord de taquilla, parece que un episodio terrorífico es inminente en el panismo local: trataríase del choque por el poder, máscara contra cabellera teñida, entre “Anulosa” Payán y “Úrsula”, “El reencuentro”. No se lo pierda.
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