martes, agosto 11, 2009

En la Cumbre de América del Norte

Sique

Así como el evento de Quito lo deja a uno con un sentimiento de amor y de alegría esperanzadora, la Cumbre de América del Norte provoca asco y desolación. Veamos:

En la Cumbre no se habla de libertad, de justicia, ni de solidaridad, se habla de los cárteles de la droga, de los soldados y de violaciones. Pero además se hace con hipocresía, falsedad asqueante y cinismo. Por parte de Fecal:

El presidente Felipe Calderón retó a quienes denuncian violaciones a derechos humanos en la lucha contra el narcotráfico a que presenten un solo caso de policías, soldados o cualquier otra autoridad que no haya sido castigado por este motivo.

Aseguró que su administración tiene un compromiso claro con los derechos humanos, lo ha cumplido y lo seguirá cumpliendo, no por el dinero que pueda venir de la Iniciativa Mérida, ni porque lo pida o lo deje de pedir un congresista estadunidense.

¿Qué les parece el descaro? Ahora va Obama:

Obama elogió el esfuerzo sumamente valiente de Calderón, le reiteró su apoyo y dijo que Estados Unidos continuará sus esfuerzos por reducir la demanda de droga y ampliar la seguridad en la frontera para evitar el flujo de armas.

En cuanto al golpe de Estado en Honduras, que derribó de la presidencia a Manuel Zelaya, Obama, Fecal y Harper no defendieron a Zelaya que fue derrocado violentamente por militares sino a Barack Obama. Criticaron a quienes reclaman de Washington una intervención decidida para revertir el golpe, entre ellos el propio Zelaya. Sacrilegio. Obama, quien dice que ya no quiere que Estados Unidos siga siendo el policía del mundo, pero acaba de aprobar la instalación de siete bases militares en Colombia, los llamó hipócritas.

Este trío de hipócritas respaldan la negociación que lleva el presidente costarricense Óscar Arias, ésa que está pensada para ganar tiempo y olvidaron mencionar que esa gestión no avanza porque el gobierno de facto hondureño no está dispuesto siquiera a recibir a la misión de seis cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Tegucigalpa.

Calderón lo secundó: “no se trata del presidente Zelaya per se”. Y Harper remató con beligerancia: si yo fuera presidente de Estados Unidos estaría harto de la hipocresía; de esos tipos que exigen que intervenga en Honduras, pero que condenan la cooperación con Colombia, que se lleva a cabo por razones legítimas contra el narcotráfico.

¡Qué tal con el Harper!

Obviamente el pueblo de Honduras en resistencia, para ellos, simplemente no existe. Los doce mil muertos que llevamos en el combate contra el narco, tampoco. Ni los migrantes. Ese tema no se tocó, les importa un pito el sufrimiento del pueblo.

Pero así como son falsos en sus declaraciones a la prensa, lo son entre ellos mismos, por ejemplo:

Obama repitió que seguirá apoyando a Calderón, que confía en su congruencia con los derechos humanos, pero no prometió nada respecto del bloqueo de parte de los fondos de cooperación policiaca que contempla la Iniciativa Mérida para 2009 y que ya deberían haber sido transferidos.


Calderón repitió que deplora y lamenta muchísimo la imposición de visas a los mexicanos que viajen a Canadá. Harper simplemente pidió comprensión. Asunto concluido.

Como corresponde a las relaciones del capitalismo como señala Blanche Petrich: "al final de cuentas, ni tan juntos, ni ensamble, ni together. En Norteamérica cada uno de los “tres amigous” mantuvo su agenda y sus propios intereses en su lugar. Antes de la hora de la comida, Obama ya había partido hacia Washington y Harper hacia Panamá, en busca de nuevos socios comerciales. Ni siquiera se echaron un último caballito de tequila."

¡Qué diferencia a las relaciones entre los jefes de Estado que se orientan al socialismo y que se pueden sentir en la información que hoy encabeza el blog!

No hay comentarios.: