sábado, mayo 26, 2007

La respuesta de Enrique Galván nos deja una enseñanza

Más allá de que sería ocioso continuar con la discusión de que si Hugo Chávez es autoritario o no al no renovarle la concesión a la televisora venezolana, en tanto la respuesta de Enrique a las distintas proposiciones en contra del calificativo aparece dogmática porque no argumenta en función de las ideas que descalifican esa postura sino que se aferra a la frase: "Insisto: Prefiero cualquier exceso en la libertad de expresión de un medio de comunicación –sea escrito o electrónico, de izquierda o de derecha- a la menor restricción impuesta por un gobierno –sea de izquierda o de derecha-. Supongo que los 23 periodistas mexicanos asesinados en los años del foxismo coincidirían conmigo", además de que supone que personas muertas, sin posibilidad de dar su testimonio, estarían de acuerdo con él, nos deja una buena enseñanza ante la cual y utilizando su propio discurso podríamos decir: "Insistimos, escuchar a los demás es necesario para aclarar las ideas y las posturas sean éstas de izquierda o de derecha, no debemos aferrarnos dogmáticamente a una proposición sin argumentar lo que la sustenta, sólo porque no tenemos la humildad o la valentía de reconocer que estamos equivocados, debemos al menos dudarlo y volverlo a poner en tela de juicio".

Ante el argumento: Respecto a la nota de Roberto González de Zayas de la Habana con quien coincido, en el que te cuestiona el calificativo de autoritarismo a Chávez, quisiera comentar que la libertad de expresión no significa orquestar un golpe de Estado en contubernio la oligarquía y Estados Unidos para violentar la voluntad popular y reprimir al pueblo. No renovar el contrato me parece lo mínimo que debiera hacer Chávez, esa televisora debiera ser investigada por traición a su patria. Insisto, la libertad de expresión no es sinónimo
de alevosa distorsión de la realidad ni de ocultamiento de la información. Sobre todo cuando eso provocó el asesinato de 19 personas según documentos. Así como se cuestiona como presentó la prensa cubana la decisión de Chávez "cuatacho de Fidel", habría que cuestionar como lo presenta nuestra prensa "cuatachos de Bush" y enemigos de Chávez.

El contesta: "Insisto: Prefiero cualquier exceso en la libertad de expresión de un medio de comunicación –sea escrito o electrónico, de izquierda o de derecha- a la menor restricción impuesta por un gobierno –sea de izquierda o de derecha-. Supongo que los 23 periodistas mexicanos asesinados en los años del foxismo coincidirían conmigo". Es decir no aclara sobre el significado de la libertad de expresión, ni sobre quien está violentando la voluntad popular, ni sobre la responsabilidad de un golpe de Estado, ni sobre sus consecuentes crímenes, ni sobre la relación de nuestros medios con la oligarquía y el gobierno de Estados Unidos.

Ante el argumento: Hola, Enrique: coincido con el lector Roberto González de Zayas, de La Habana, más que contigo, y me parece que las víctimas que invocas, si no coincidieran también, al menos estarían divididas en su opinión. Más aún, no se está ''cerrando'' ni ''cancelando'' ni ''restringiendo'' (ni se trata de ''autoritarismo puro''). Lo que se está haciendo es no renovar la concesión a una televisora, dentro del dominio de la razón política. Los análisis de José Steinsleger y Angel Guerra me parecen, en general, más sensatos.

El responde: "Insisto: prefiero cualquier exceso en la libertad de expresión de un medio de comunicación -sea escrito o electrónico, de izquierda o de derecha- a la más leve restricción impuesta por un gobierno -sea de izquierda o de derecha. Supongo que los 23 periodistas asesinados en los años del foxismo coincidirían conmigo."

No argumenta sobre la cuestión de que no renovar una concesión no es sinónimo de cerrar, cancelar o restringir la libertad de expresión. Dudo que Enrique se haya tomado la molestia de revisar los análisis de José Steinsleger y Angel Guerra, así como de otros que han salido al respecto. Y así, frente a todas las argumentaciones contesta lo mismo, sin que haya un ejercicio del pensamiento que ratifique o corrija su postura.

Bien, ahora la enseñanza: 1) es muy importante argumentar respecto a nuestras posturas, no caigamos en el dogmatismo ni nos aferremos a una idea sin darle sustento; 2) tengamos la capacidad de rectificar, reconozcamos que en varias ocasiones nos podemos equivocar y no porque ya dijimos algo insistamos en ello aunque nos demuestren el error en el curso del pensamiento o al menos démosle la posibilidad de la duda y revisemos otras fuentes. Si miramos hacia atrás veremos cuántas veces nos hemos equivocado en un juicio y si hubiésemos tenido la humildad o la valentía de reconocerlo quizás hubiéramos evitado funestas consecuencias provocadas por las acciones que llevamos a cabo en base a ese juicio.

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