José Agustín Ortiz Pinchetti
Manuel Clouthier dijo en 1988: "quien se roba las urnas luego se robará las arcas". Proverbio y pronóstico perfecto. Salinas robó la elección y luego saqueó la nación. También se podría decir... "quien roba las arcas, después se robará las urnas"...
La relación entre corrupción, abusos de poder y fraude electoral es inevitable. El régimen autoritario garantiza la impunidad. La democracia garantiza (en alguna medida) la rendición de cuentas. Para asegurar la impunidad es indispensable no perder las elecciones. Asegurarse que no habrá alternancia, que no habrá quien exija cuentas.
Hemos dicho que Vicente Fox es traidor a la democracia. Es cierto. Sacrificó su futuro como fundador de la democracia con tal de impedir que un auténtico opositor llegara al poder. Se piensa que su aversión por Andrés Manuel obedecía a cuestiones subjetivas y hasta patológicas. Error. Fox interviene con todos los recursos del Estado para alterar el resultado electoral como una medida desesperada para impedir que se le exigieran cuentas de su desempeño.
No hay día en que no se denuncien excesos cometidos por gente en los primeros círculos del gobierno de Fox. Los foxistas cometieron toda clase de despilfarros y de latrocinios. Fox temía que si llegaba a la Presidencia un legalista incorruptible como AMLO, muchos de sus allegados, parientes políticos y quizás él mismo, terminarían en la cárcel.
Para muestra basta... no un botón, sino un ramo espectacular: las redes de complicidades, encubrimientos, cohechos en el caso del empresario farmacéutico Zhenli Ye Gon. Conforme vamos sabiendo cosas, las responsabilidades penetran en la procuraduría y en tres secretarías suben hasta la Presidencia de la República.
Es cierto, Calderón no era hombre de las confianzas de Fox, quien había elegido como heredero a Santiago Creel. Pero Felipe era y es controlable: Fox lo tiene agarrado de los pelos chiquitos (para usar la expresión de Richard Nixon). Bastaría amenazarlo con hacer una de sus confesiones sobre la irregularidad de la elección presidencial para doblarlo. Madrazo era muy vulnerable por sus corruptelas. AMLO no era controlable.
Para garantizar la impunidad, Fox necesitaba un cómplice que ganara las elecciones y que luego lo protegiera. Seguro llegó a un acuerdo con Calderón. La primera cláusula era garantizar que ni Fox ni su familia ni su grupo serían investigados. Pero Fox necesitaba también la complicidad del PRI. Por eso él y Calderón negociaron con el viejo partido una cláusula de impunidad: los gobernadores y otros priístas corruptos e incluso delincuentes serían protegidos. A cambio, los priístas no molestarían a Fox ni a Calderón ni a sus mafias. Así los panistas protegen a Ulises Ruiz a pesar del clamor generalizado en su contra y el PRI bloquea la investigación de los negocios de los Bribiesca.
Estas complicidades no funcionarían sin otra muy importante, la de los medios electrónicos. Los comunicadores emiten mensajes para confundir y así atenuar la indignación pública. A pesar de las denuncias, la población no parece exaltarse. No saldremos de impunilandia (por favor lean a Porfirio Muñóz Ledo) ni llegaremos a la tierra prometida de la democracia, mientras no haya medios críticos y una oposición enérgica capaz de ganar el poder, no sólo de negociar con él.
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