Pedro Echeverría V.
1. Los gobiernos del PRI, como los del PAN, han dicho varias veces que “PEMEX no se privatizará”, así como dijeron que tampoco se privatizarán los servicios de salud del IMSS, la escuela pública o las carreteras. Las carreteras libres fueron simplemente abandonadas para obligar a usar las de cuota; el IMSS tiene escasez de médicos, de medicinas, camas de hospital y todo, para impulsar a los hospitales privados; en el caso de la educación se malpaga a los profesores, se desatienden las escuelas, para apoyar a la educación privada. ¿Qué se ha hecho en el caso de PEMEX y la CFE? Pues de manera fácil, ante las grandes manifestaciones de protesta y defensa de los servicios públicos, el gobierno ha reiterado que esas instituciones que representan al patrimonio nacional no se privatizarán, pero el petróleo y la energía eléctrica hace ya varios años que se privatizan por partes, mediante concesiones a empresarios para fundar nuevas empresas.
2. Antes de 1982, año en que se introdujo el neoliberalismo y los gobiernos abiertamente empresariales, existían unas 1500 empresas que controlaba el Estado por medio del gobierno. La mayoría de esas empresas propiciaban la corrupción de funcionarios, funcionaban con números rojos, es decir, con grandes pérdidas anuales; pero empleaban a millones de trabajadores y subsidiaban a la gran industria y gran comercio proporcionándoles servicios materiales a muy bajo costo. Obviamente esas empresas (aunque en varios años reportaron ganancias) la mayoría del tiempo fueron malos negocios. De aquí partían las organizaciones empresariales para criticar con dureza al gobierno y para exigir que sean privatizadas. La empresa estatal más combatida fue la CONASUPO que era una gran tienda de abarrotes que funcionaba en toda la República con precios que obligaban al comercio privado a no encarecer más los artículos.
3. El extendidísimo sistema ferroviario que vivió cien años (1870/1970) sirviendo para transportar grandes volúmenes y toneladas de peso para la industria y el gran comercio, también murió porque los fletes que cobraba por los grandes volúmenes y la fibra de henequén eran muy baratos y el auto transporte le ganó la batalla. Es importante subrayar que el transporte de pasajeros sólo representaba alrededor de un 10 por ciento de la economía del sistema ferrocarrilero. La ofensiva empresarial contra el “populismo” gubernamental nunca cesó, a pesar de que la empresa privada recibió enormes beneficios. Las organizaciones empresariales, en la medida en que se hicieron más fuertes, en ese mismo proceso exigieron con mayor agresividad que se les entregara un poder más amplio. El ferrocarril, que jugó un importantísimo papel para el desarrollo económico y para que los pueblos campesinos salieran a la luz, fue asesinado por el neoliberalismo.
4. Por ese camino va PEMEX como empresa, pero mucho más el petróleo como producto que se ha entregado a los industriales, sobre todo a los EEUU, a precios puntos más bajos del mercado mundial. Nuestro petróleo, desde que el presidente Cárdenas lo nacionalizó en 1938, (sobre todo a partir de que en 1977) se abrió al mundo y fue motivo de grandes especulaciones; desde entonces se convirtió en la riqueza más grande del país. Con el dinero que salió el petróleo nacionalizado se ha garantizado las enormes transformaciones de la industria mexicana durante 69 años y, sobre todo, los más grandes ingresos al presupuesto público. Si el pueblo mexicano permite que el petróleo y la electricidad sigan siendo privatizados, en muy corto tiempo el gobierno no gozara ni de los escasos márgenes de autonomía que tiene hoy respecto a los empresarios. Será el gobierno más pelele de América Latina, igual que Centro América, Colombia o Haití.
5. PEMEX sigue siendo la empresa más importante del país. El gobierno tiene los recursos económicos suficientes para que esta industria petrolera no requiera de capital privado y extranjero para expandirse, construir refinerías y abrir nuevas fuentes de producción. Lo que ha sucedido es que la renta petrolera en el país se ha utilizado como una de las principales fuentes de ingreso de las finanzas públicas y no como una herramienta para la expansión del sector energético o del sector petrolero. El promedio del costo para extraer un barril de petróleo en el país es de ocho dólares y se vende en los mercados internacionales en aproximadamente 80 dólares, la renta petrolera equivale a 72 dólares por barril. Por eso se informa que PEMEX reportó ventas totales por 808 mil 128 millones de pesos y un costo de ventas más gastos operativos de 375 mil 339 millones de pesos, es decir, que la renta petrolera fue de 432 mil 789 millones de pesos.
6. Según ha publicado La Jornada, en 2007 la paraestatal entregó o pagó al fisco (entre impuestos, derechos y aprovechamientos) 457 mil 341 millones de pesos, es decir, tuvo que entregar la totalidad de la renta petrolera más 25 mil millones de pesos, aproximadamente. Las finanzas públicas registraron un superávit fiscal, es decir, más ingresos que gastos, por 192 mil 98 millones de pesos, como resultado de haber obtenido ingresos por 2 billones 35 mil 500 millones de pesos y de haber realizado gastos por un billón 874 mil 615 millones de pesos. Esta favorable evolución de los ingresos presupuestarios se explica en gran medida con el positivo comportamiento de los ingresos petroleros que a noviembre del año pasado fueron de 753 mil 153.3 millones de pesos, lo que representó 37 por ciento del total. Esto quiere decir que de cada peso que ingresó al gobierno 37 centavos provinieron directamente del petróleo.
7. Los diferentes gobiernos (en especial el de los panistas Fox y Calderón que han gozado de los sobre precios del mercado mundial) usaron ese dinero para el gasto corriente, mismo que ascendió a un billón 231 mil 836 millones de pesos, cifra que representa el 61 por ciento del gasto total, seguido por el gasto no programable que significó 25.5 por ciento y que se conforma principalmente por el costo financiero de la deuda y las participaciones federales a los Estados de la República (ver La Jornada) Y aquí está el problema central: en vez de usar esos miles de millones de ingreso extra, (sumado a los impuestos gigantescos que desde hace casi 70 años paga PEMEX) para invertir en la propia empresa, usan esas enormes cantidades en despilfarros de gobierno y esperan que PEMEX se deteriore para entregar el petróleo a los empresarios privados y extranjeros. Por eso el PAN y el PRI casi han llegado al acuerdo de su privatización a cambio de más favores.
8. Pero si Calderón consolida totalmente su alianza con el PRI y logra la aprobación de la inversión privada y extranjera para la explotación del petróleo y la electricidad (a pesar de las movilizaciones que se realicen) pues quedaría el recurso de llorar amargamente nuestra derrota y cobardía por no saber defender adecuadamente los intereses de la población. La izquierda esperanzada en negociaciones, arreglos de recámara y en elecciones, podría culpar al pueblo por “falta de conciencia y de valor” por no salir espontáneamente a defender sus recursos. Aún queda tiempo para frenar esa privatización inminente con poderosas manifestaciones, plantones, tomas de carreteras y de instituciones públicas y privadas. Pero si no se logra frenar esa acometida burguesa, podrán ya los altos dirigentes de la izquierda y la socialdemocracia besarle el trasero a la derecha.
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