Carlos Fernández-Vega
Con ganas de reforzar el “argumento” oficial de que “no hay dinero” y que la industria petrolera nacional comienza a “no ser costeable” (ergo, “urge” capital privado en esta actividad), el Banco de México, con base en cifras de Pemex, informó (La Jornada, martes 26) que “el ingreso de divisas por la venta externa de productos petroleros alcanzó en 2007 un monto sin precedente de 42 mil 886 millones de dólares”.
Tal monto, que resume las exportaciones de petróleo crudo, petrolíferos, petroquímicos y gas natural), resulta casi 11 por ciento mayor a la de 2006, y 130 por ciento superior a la de 2003, años en los que la captación de divisas por igual concepto sumó, en conjunto, poco más de 57 mil millones de dólares.
El negocio, pues, es boyante. Si desmenuzamos el referido ingreso petrolero en 2007, al más puro estilo masoquista, encontramos que cada segundo de 2007 a las arcas de Pemex entraron casi mil 360 dólares por exportaciones, o si se prefiere 81 mil 600 dólares por minuto, casi 5 millones de billetes verdes por hora y/o 117.5 millones por día. Hay días que no los gano.
Si ampliamos el periodo, encontramos que de 2001 a 2007 el ingreso petrolero acumulado representó casi 50 por ciento del producto interno bruto (a precios del año pasado), o lo que es lo mismo alrededor de 422 mil millones de dólares, una cantidad más que suficiente para contribuir al crecimiento económico, el desarrollo nacional y la inversión y modernización de Petróleos Mexicanos. En los hechos, sin embargo, el crecimiento económico brilla por su ausencia (2.3 por ciento como promedio anual en ese periodo), el desarrollo social es inexistente y la inversión y modernización de Pemex no se ven por ninguna parte.
El problema, pues, no es la paraestatal ni la industria petrolera nacional, sino una cosa cada día más rara que décadas atrás se llamó gobierno federal y que hoy se limita a operar como una castrante cuan costosa gerencia general, la cual, por medio de la Secretaría de Hacienda, diariamente asalta las arcas de la paraestatal.
Si esa gerencia general hiciera su trabajo y exigiera a la Secretaría de Hacienda que cobrara los impuestos que debe y erradicara los privilegios fiscales que a diestra y siniestra reparte entre sus amigos, entonces el país contaría con un Pemex a la vanguardia, inversión suficiente, tecnología de punta (propia, porque por inanición han matado al Instituto Mexicano del Petróleo) y totalmente modernizado.
Al comparar el ingreso petrolero entre 2001-2007 (los 422 mil millones de dólares, equivalentes, al tipo de cambio actual, a 4 billones 640 mil millones de pesos), lo primero que se entiende es que las exportaciones y las ventas internas de Pemex han cubierto buena parte de las ausencias fiscales (por llamarles de alguna manera) que la Secretaría de Hacienda no sólo ha permitido, sino apadrinado.
Por ejemplo, para 2008 la estimación oficial es que por ISR e IVA se evadirán al fisco alrededor de 300 mil millones de pesos; a ello hay que sumar los poco más de 500 mil millones que no ingresarán a las arcas nacionales por los regímenes especiales vigentes y 600 mil millones por créditos fiscales (otorgados a la banca, a las televisoras, etcétera), cuyo saldo, según confesión de Agustín Carstens, secretario de Hacienda, es prácticamente incobrable. En suma, un billón 400 mil millones de pesos en impuestos que no se ingresarán al erario.
Entonces, la gerencia general y su Secretaría de Hacienda consideran que ese monto es irrecuperable y así lo dejan. En cambio, atacan las finanzas de Petróleos Mexicanos y se llevan todos los rendimientos (alrededor de 3 billones de pesos entre 2001 y 2007, y alrededor de 600 mil millones de pesos en el presente año) y a la paraestatal les cobran impuestos hasta por respirar.
No son todos los cargos que la gerencia general aplica a las finanzas de Pemex, pero entre ellos destacan los impuestos especial sobre producción y servicios a gasolinas y diesel y sobre rendimientos petroleros, más los derechos ordinario sobre hidrocarburos, sobre hidrocarburos para el fondo de estabilización, extraordinario sobre exportación de petróleo, para fiscalización petrolera, para el fondo de investigación científica y tecnológica, adicional (así se llama) y único (ídem).
Resultado, en 2006 las ventas totales de Pemex sumaron casi un billón 100 mil millones de pesos; descontado los costos y gastos de operación, el rendimiento fue ligeramente superior a 628 mil millones, es decir, una tasa de ganancia antes de impuestos cercana a 57 por ciento, pero llega Hacienda y vacía las arcas de la paraestatal. Así, ni el más guapo.
Por el contrario, entre exenciones, tasas diferenciadas en los distintos impuestos, subsidios, créditos fiscales, tratamientos regímenes especiales establecidos y demás gracias de Hacienda, el erario dejará de percibir, sólo en 2008, 604 mil millones de pesos, una cantidad similar a la que le “retendrá” a Petróleos Mexicanos.
Esas gracias fiscales cortesía de Hacienda, con el vo.bo del gerente general, acumulan 3.7 billones de pesos (2001-2008), algo así como 335 mil millones de dólares que habrían hecho de Pemex la “empresa de clase mundial” que tanto anhelan con la presencia del capital privado.
Las rebanadas del pastel
Invitación de la lectoría: “con relación a los actores del fraude que quieren hacer a la nación con la privatización del petróleo, les pongo el link (http://video.google.com/videoplay?docid=5911055113163856683) del video Memorias del Saqueo que realizaron al pueblo de Argentina entre su gobierno (poderes ejecutivo, legislativo y judicial), empresarios nacionales, la española Repsol, sindicatos, partidos políticos y medios de comunicación. El documental muestra las consecuencias brutales, descarnadas y trágicas que recayeron sobre el pueblo argentino (los más pobres) como resultado de las ilusiones-engaños-amenazas veladas-promesas fraudulentas que Carlos Menem y su camarilla realizó a los argentinos. Saqueo similar vivimos los mexicanos” (Alfonso Hickman Sandoval, alfonso_hickman@ hotmail.com)... Un beso a Camila, por su segundo aniversario.
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