Ecuador: Ataque a las FARC, indicios que apuntan a Washington
Foto: ap
Quito (apro).- En esta ciudad las dudas aumentan: ¿quién facilitó la tecnología para un ataque “certero” contra el campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FRC) y para una retirada “limpia” después de la muerte del jefe guerrillero Raúl Reyes? ¿Los militares colombianos son suficientemente autónomos para eso? Y desde Bogotá, según los despachos de las agencias internacionales de prensa, hay una respuesta: “La guerra la estamos ganando a las FARC gracias a que Estados Unidos ahora comparte información que antes se reservaba”, dijo a la AFP un alto funcionario del ministerio de Defensa colombiano, que pidió la reserva de su nombre.Y señaló: “Hoy, obtenemos datos nítidos de coordenadas (ubicación), conversaciones e identificación de redes de apoyo, que los tiene desquiciados. Utilizamos parte de la inteligencia que nos suministró ese país (Estados Unidos) para emplear nuestro propio arsenal, el cual, gracias a los convenios de cooperación, es muy sofisticado". De hecho, aclaró que esa participación estadunidense “se limitó a la entrega de información clave directamente a la policía colombiana, cuyo director (el general Oscar Naranjo) goza de la total confianza de Washington”.Fuentes militares en Quito se refieren a Estados Unidos, pero, “por la delicadeza del tema, es grave afirmarlo enfáticamente”, dijo a Apro un alto oficial del Ejército. Lo mismo señalaron los altos mandos durante su comparecencia en la Asamblea Constituyente, el pasado 18 de marzo, donde explicaron a detalle, a una comisión de asambleístas, cómo ocurrió el ataque y los pormenores de la investigación en curso, que posiblemente estará completa a fines de marzo.Uno de los técnicos militares, que ha mantenido entrenamiento conjunto con oficiales colombianos y estadunidenses en Bogotá, dijo a Apro que en Bogotá existe personal de la Fuerza Aérea estadunidense que ha preparado a los técnicos en espionaje electrónico y búsqueda aérea de focos de guerrilla, y no descarta la participación directa en acciones conjuntas. Este oficial, como otros, regresó a Ecuador tras la ruptura de relaciones entre Ecuador y Colombia, el pasado 3 de marzo. De hecho, dijo, la coordinación para este tipo de operaciones es entre varias ramas militares de algunos países.Y si a esto se suma el informe de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), hecho público el viernes 21 de marzo, todo apunta a pensar no sólo que el ataque del 1 de marzo al campamento de las FARC fue preparado con mucho tiempo de antelación, sino que se utilizó tecnología estadunidense y en él participaron fuerzas militares de varios países. De hecho, en su más reciente comunicado, las FARC responsabilizan al Comando Sur de Estados Unidos del ataque donde, además de Reyes, murieron 23 personas, entre ellos cuatro ciudadanos mexicanos y un ecuatoriano, quien fue identificado por sus familiares el 19 de marzo.
Las bombas
Por disposición del alto mando militar ecuatoriano, el 6 de marzo, expertos de la FAE realizaron un peritaje en Angostura, lugar del ataque, para conocer cómo ocurrió el bombardeo, el armamento utilizado y los daños causados. Las conclusiones preliminares, a las que tuvo acceso Apro, son contundentes, aunque el grueso del informe todavía no es público:
1.- Se usaron 10 bombas GBU 12 Paveway II de 500 libras, que dejaron cráteres de 2.40 metros de diámetro por 1.80 metros de profundidad. El explosivo de esta bomba puede ser guiado por láser, GPS o tecnología intersensorial (INS). Esta bomba fue usada durante la ‘Operación Tormenta del Desierto’ en Irak. La mayoría de las bombas cayó en el área de dormitorios y de adoctrinamiento del campamento. Las zonas de lavandería y entrenamiento quedaron intactas.
2.- Se encontraron vainillas de proyectiles 0.50 en el sector sur del campamento, disparadas por ametralladoras emplazadas en helicópteros, que brindaron la seguridad del personal que realizó la infiltración.
3.- En la zona del bombardeo también se encontraron vainillas de armas cortas y fusiles de ataque, posiblemente usadas por los militares colombianos, en vista de que los guerrilleros fueron sorprendidos y no tuvieron tiempo para responder al ataque.
La duda está, según los informes de la FAE, en que la Guía de Identificación de Armamento de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) señala que las bombas GBU 12 solamente pueden ser transportadas por aviones A7, A10, B52, F111, F117, F15, F16, F/A 18 C/D, F14 y A6. Y si el Ministerio de Defensa colombiano dijo que en el operativo ‘Fénix’ se usaron aviones Súper Tucano, éstas naves no se incluyen entre las que pueden llevar bombas GBU 12.En diciembre de 2006, Colombia concretó la compra de 25 aviones Súper Tucano a la empresa Embraer, fabricante de éste tipo de aeronaves, como parte del proceso de modernización de su fuerza aérea.De acuerdo con los mismos informes militares de Ecuador, los aviones A-29B Súper Tucano tienen un motor turbohélice, controlado por un sistema digital integrado. Puede llevar armas convencionales e “inteligentes”. Por ejemplo, el misil Python III, la bomba guiada por láser (LGB) Griffin, o toda la familia de bombas Mk-82. Además, puede cargar ametralladoras 0.50 dentro de las alas, como los aviones de la Segunda Guerra Mundial.Para la FAE, no existe posibilidad de que en el ataque se hayan usado aviones Kfir, que forman parte de las filas colombianas.Durante la comparecencia en la Asamblea Constituyente, el ministro de Defensa de Ecuador, Wellington Sandoval, dejó abierta la posibilidad de solicitar a Colombia un informe de las naves utilizadas en el ataque, para “confirmar si efectivamente se usaron las naves de combate de Colombia y para revisar desde dónde hicieron los disparos, pues Ecuador mantiene que fue desde territorio ecuatoriano y no desde el norte, como han tratado de justificar los militares colombianos”.Desde Bogotá se conoció que está en manos del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, toda la información sobre este tema.También persiste la duda de si en la Operación Fénix participaron naves estadunidense desde la Base de Manta, en la costa pacífica del Ecuador. Según los datos de Inteligencia Naval, un avión HC-130 despegó desde el FOl desde esa base a las 19:00 horas del viernes 29 de febrero y regresó a las 16:30 horas del día siguiente. Sin embargo, los diplomáticos estadunidenses han afirmado en varias ocasiones que ninguna nave participó en ningún tipo de operación militar relacionada con la “Operación Fénix”.Según expertos militares consultados, el HC-130 es la versión mejorada de combate y rescate del avión de transporte C-130. Su tarea es proveer combustible en el aire a helicópteros de rescate, y sirve como arma de combate y de transporte de personal y de otras aeronaves.La agencia Anncol, cercana a los rebeldes colombianos, aseguró que prueba de la participación de Washington en el operativo es la presencia en Bogotá, el viernes anterior a la operación, de Joseph Nimmich, director de la Fuerza de Tarea Conjunta Inter-agencial del Comando Sur de Estados Unidos.Para los oficiales ecuatorianos, la ayuda económica estadunidense para Ecuador no se compara con la que recibe Colombia. Al gobierno de Quito se le destinan 400 millones de dólares, con los que no alcanza a crear un “escudo” para impedir el ingreso de guerrilleros en territorio ecuatoriano y menos para realizar labores de combate e inteligencia en la zona fronteriza.Estados Unidos ha tenido en el presidente Uribe a su principal aliado en América Latina y ha entregado a Colombia más de 4 mil millones de dólares desde 2000 para el combate al narcotráfico y a las organizaciones armadas de izquierda. En octubre de 2004, el Congreso de Estados Unidos autorizó duplicar el número de militares estadunidenses en Colombia (800 soldados), y pasó de 400 a 600 el número de contratistas civiles del Departamento de Estado, explicó la fuente. (30 de marzo de 2008)
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