Por la noche, los adelitos las relevaron en el plantón fuera del Senado
Coordinadas por Claudia Sheinbaum, las mujeres imponen cerco al recinto legislativo
Enrique Méndez y Alma E. Muñoz
Después de que los los legisladores fapistas iniciaron la resistencia civil pacífica contra la privatización de Pemex, miles de adelitas y adelitos marcharon del Hemiciclo a Juárez al Senado. Foto: Alfredo Domínguez
La resistencia civil pacífica empezó. Miles de mujeres agrupadas en el Movimiento en Defensa del Petróleo dieron el primer paso e iniciaron ayer el cerco a la Cámara de Senadores, donde se recibió la iniciativa de Felipe Calderón para privatizar la industria petrolera. Lo hicieron tomadas del brazo, y con un mensaje claro contra ese proyecto: “¡No pasará, no pasará…!”
Incansable, a la cabeza de la brigada Enaguas Profundas que bloqueó la esquina de Tacuba y Bolívar, Jesusa Rodríguez describió el alcance de la toma del Senado: “Aquí estamos, aunque esta noche en la televisión digan: ‘ay, esas viejas mugrosas, revoltosas, terroristas, ¡guerrilleras entrenadas en Israel!’ Pero con todo y eso no se va a debatir su porquería de iniciativa”.
Ni los amagos de un supuesto uso de la fuerza pública en su contra, avivado por la integración de un grupo especial de mujeres policías federales –con entrenamiento de sólo dos meses– disminuyeron el ánimo. Al despliegue de fuerzas especiales, respondieron: “¡No tenemos miedo, no tenemos miedo!”
Por si acaso, con discreción, en el Hemiciclo a Juárez fueron distribuidas máscaras antigases entre algunas mujeres
Desde el miércoles, en el Monumento de la Revolución, Andrés Manuel López Obrador había anticipado que este jueves podría empezar la resistencia civil si los senadores del Frente Amplio Progresista (FAP) no recibían respuesta positiva a la solicitud de realizar un debate nacional sobre la industria petrolera.
En previsión a la particular resistencia de PAN y PRI, por la mañana López Obrador recibió al senador Ricardo Monreal, quien encabezó la toma de la tribuna, y a Claudia Sheinbaum, coordinadora de las brigadas que lideró el cerco.
Afinados los detalles, de la oficina de la calle San Luis Potosí, en la colonia Roma, Monreal se trasladó al Senado. Sheinbaum lo hizo al Hemiciclo a Juárez, donde las brigadistas esperaban la señal para desplegar el cerco.
Ahí, a la una de la tarde, por teléfono celular se recibió información de que los senadores del FAP –con la anunciada excepción de algunos legisladores de Nueva Izquierda– habían ocupado la tribuna. La noticia provocó júbilo. Congregadas desde las 11 de la mañana, las mujeres de las distintas brigadas gritaron: “¡Resistencia, resistencia…!”
En sincronía con las acciones dentro del recinto legislativo, y encaramada en la plataforma de un camión, Sheinbaum comenzó la arenga: “Escuchen bien. Todas sabemos, desde este momento, nuestras posiciones. De manera muy organizada, la compañera Karen, Lety y Guadalupe Chavira empiezan el cerco ciudadano al Senado de la República”.
Y así comenzó. Centro de las ironías de una campaña mediática, desde que el domingo en el Monumento de la Revolución, Marta López Bejarano aseguró que las mujeres de las brigadas son adelitas, pero también coronelas, ayer caminaron por avenida Juárez y enseguida por Madero. Otras cruzaron la Alameda, detrás de Bellas Artes, y entraron por el Eje Central y Donceles.
Se consuma el cerco
En 15 minutos el cerco estaba hecho. Calles y callejones que circundan el Senado quedaron cerrados de manera simultánea, y para resaltar el carácter pacífico de la movilización las miles de mujeres se sentaron sobre el pavimento y las banquetas.
Trepada en una valla en la plaza Tolsá, Elvira León alzaba el puño derecho hacia la puerta del Senado y gritaba con todo el ánimo de sus 80 años: “¡Allá mucha plata y aquí muchos güevos!”
En las primeras horas de la resistencia civil sólo se permitió el paso a los vecinos. Tomado por sorpresa, un dirigente priísta experto en técnicas de comunicación política, intentó pasar el cerco en el callejón del 57 y Cuba. Frustrado, exclamó: “Calderón la regó. ¿Por qué tuvo que meter lo de las refinerías en su iniciativa?”
Mientras avanzaba la tarde, López Obrador se reunió con el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, en la colonia Condesa. Concluido el encuentro, se le preguntó si todo había salido bien en la estrategia. “Sí. Es pacífico todo”, respondió con amplia sonrisa.
Tanto éxito tuvo el inicio de la resistencia civil pacífica que Jesusa Rodríguez, con sorna, decía: “¿Saben qué hizo el guachinango? El guachinango es Santiago Creel (presidente del Senado). Se fue a Los Pinos. ¿Y qué creen que le dijo al pelele Calderón? Le dijo: ‘pelele, pelelito, pelelecito, ¿y ora qué hacemos?’”
A las ocho de la noche, como estaba previsto, las mujeres fueron relevadas por miles de hombres, quienes pernoctaran en el sitio y hoy volverán a traspasar el cerco a las brigadas femeniles.
Los primeros en llegar fueron los tlalpenses y, al ritmo de La Adelita, cantaron: “Los adelitos llegaron de Tlalpan/ el petróleo vamos a defender./ El que quiera venderlo al extranjero/ en su madre le vamos a poner…”
Anoche se aprovechó la experiencia del plantón de 2006. Pero ahora no hay campamentos, sólo carpas. Se instalaron cocinas provisionales y baños portátiles. Y si en el desafuero y en la defensa del triunfo electoral el grito fue: “es un honor estar con Obrador”, ayer, con la defensa del petróleo, surgió otro clamor: “es un honor luchar con Obrador”.
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