Pedro Echeverría V.
1. No es frase textual, pero algo parecido dijo Fidel Castro después que su guerrilla (casi masacrada por el ejército cuando dormía después del agotante viaje en el Granma) se instaló en diciembre de 1956 en Sierra Maestra. Pensó: ¿cómo demostrar que estamos vivos, que el gobierno no nos ha acabado y que estamos en pie de lucha? Reflexionó: tenemos que actuar, tomar una medida que repercuta, para que el pueblo se una a nuestra causa. Aquí en la sierra podemos estar meses, años, decenas de años, sin que nadie sepa de nuestra existencia mientras el dictador y sus aliados hacen de las suyas manteniendo al pueblo en la miseria, el desempleo y la opresión. Así Castro se enteró de los caciques más corruptos aliados al gobierno y odiados por el pueblo; así inició la lucha definitiva contra la dictadura que habría de triunfar el 1 de enero de 1959. Fue una batalla para ganarse al pueblo y Fidel Castro la ganó en la sierra en dos grandes años.
2. En México, 50 años después, la situación económica y política en muy distinta en cuando a crecimiento e inversiones y el manejo de la llamada democracia; sin embargo la pobreza, el desempleo, la miseria y el hambre siguen muy presentes entre la mayoría de la población. En México ninguna lucha seria puede avanzar con actos de propaganda pero mucho menos se consolidará si la izquierda se pelea y confronta por estar sólo en busca del poder personal y el dinero. En la situación concreta de la guerrilla de Fidel era necesario un acto notable que llamara la atención, tal como el castigo y aprehensión de caciques o la concertación de entrevistas con periodistas como el estadounidense Hebert Matthews. En el pensamiento de Fidel era claro que había que hacer actos que ayuden a despertar la conciencia de la población explotada y pobre, no solo de los medios de información que por naturaleza de clase están contra los trabajadores.
3. Por eso los actos de resistencia civil por la defensa del petróleo que en estas semanas, tal vez meses, se están poniendo en práctica deben extenderse y profundizarse. Es admirable el compromiso de miles de mujeres para ponerse al frente de la resistencia civil, lo mismo debe decirse de los estudiantes e intelectuales que están organizándose para defender al petróleo contra su privatización. Se espera que en estos días los obreros electricistas, petroleros, mineros, telefonistas, trabajadores universitarios, así como campesinos y miles de activistas de cientos de organizaciones de izquierda, participen de manera amplia en las movilizaciones y bloqueos necesarios. Pero además de la lucha contra la privatización, deben incluirse dos o tres puntos más que servirían para hacer crecer el interés de otras fuerzas: libertad a todos los presos políticos, revisión del TLC y lucha contra el desempleo. Aquí se requiere un acuerdo entre la resistencia.
4. Si la izquierda no encuentra ideas claras para organizarse y unirse, en la lucha social y en la confrontación política con el gobierno pueden surgir algunas formas de unidad. Ya el dirigente chino Mao, cuando explicaba las contradicciones y el método para resolverlas hablaba de la relación práctica/teoría/práctica, es decir, participar en las luchas del pueblo, analizarlas y reflexionarlas, para luego enriquecer las estrategias de lucha. No al pragmatismo sin reflexión del activistas, pero tampoco la exquisitez del “intelectual” separado de la práctica social. Por eso me ha parecido muy grave (si la noticia es real) que Nueva izquierda haya aprobado “defender al petróleo contra su privatización pero sin aprobar las acciones de la CND”, es decir, con sus propias tácticas negociadoras. Si esa división continúa y se hace más grande (como este último acuerdo de NI) puede ya adelantarse que la división en el PRD es, ahora, probable.
5. La única batalla de los de abajo ganada de manera contundente fue la lucha de 2005 contra el desafuero. Esa sí se ganó con grandes movilizaciones y con protestas y boicots en varios lugares. Fox no pudo reprimir abiertamente porque observaba que las protestas crecían día a día. No pasó lo mismo con el movimiento de Oaxaca ni con las batallas contra el fraude de los comicios de 2006 porque el PAN y el PRI lograron acuerdos para apoyar al gobernador priísta de Oaxaca y a la líder Esther Gordillo contra el magisterio de la sección 22, a cambio de reconocer al gobierno ilegítimo de Felipe Calderón. En Oaxaca se usó la represión con la fuerza bruta de los militares y para legalizar el fraude se usaron a las instituciones (órganos electorales, tribunales, medios de información). En la defensa del petróleo las mujeres pueden jugar un papel relevante si las dejan decidir, pero no harán nada si la dirigencia les ordena retirarse.
6. No debe olvidarse que esta es una batalla entre clases sociales y sectores de clase. Si el ilegítimo Calderón gana la privatización asegura su futuro y quizá la sucesión presidencial; si el movimiento se fortalece y se unifica puede ganar hoy y avanzar en sus batallas futuras; pero si el pueblo pierde la batalla en el Legislativo, pero además en las calles nos derrotan, la izquierda tendrá que entregarse con las manos atadas al tal Calderón. Para algunos “optimistas” irremediables no importa que el gobierno vuelva a imponerse porque aunque transcurran siglos la “velita testimonial de la oposición sigue prendida”; para el pueblo son otras décadas de miseria, hambre y opresión por carecer de una organización para defenderse. Es urgente intensificar la contrainformación política entre el pueblo con el fin de elevar su conciencia crítica y participativa. Hay que impedir, con todas las fuerzas, que el petróleo y la electrizad siga siendo entregado al gran capital.
7. La resistencia civil, sobre todo la de las mujeres apuntaladas por los hombres, ha causado mucho rechazo de la clase dominante que se expresa en los medios de información. Esta gran batalla puede paralizar la Ciudad de México, de Guadalajara y Monterrey si se logra organizar bien las brigadas. La toma de carreteras, el bloque de bancos y de embajadas o de grandes avenidas pueden obligar al gobierno, al PAN y al PRI a dar pasos atrás. Si se realizan estas acciones contundentes y se mantiene la unidad y la participación, en el futuro cualquier determinación del gobierno tendrá que consultarla. A eso se llama: “gobernar obedeciendo”, es decir, gobernar consultando, escuchando, pensando varias veces lo que se hace. Significa echar a la basura a esos “representantes electos”, a esos “delegados designados” que hablan a nombre del pueblo pero que nunca le consultan, que jamás les rinden un informe de su comportamiento.
8. Ahora es cuando decimos que el PRD no debe dividirse, que debe llegar a acuerdos políticos después que en los próximos días se den los resultados definitivos. Los órganos de representación deben reflejar las dos principales posiciones en pugna en tanto se analizan y se discutan con profundidad las alternativas de organización y principios políticos. El mismo método debería aplicarse entre la amplia izquierda y centroizquierda: discusión abierta y cerrada para llegar a acciones unitarias. Es realmente condenable que sigan pasando los años, las décadas sin que la izquierda, sobre todo los trabajadores, tenga espacios para luchar y defender sus derechos sin ser reprimida y respetada. Los trabajadores sólo tienen un enemigo: la clase social que los explota y oprime. ¿Cómo luchar contra ella si por intereses individuales y de grupo se divide y subdivide? Por eso esta coyuntura de la resistencia civil puede ayudar a la unidad.
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