Carlos Fernández-Vega
Preparan masacre de pequeñas empresas
La “reforma” energética se ha convertido en un verdadero galimatías. Todos han elaborado sus respectivos “planes de acción y reacción”, y se declaran preparados para llevarlos a la práctica, pero como no hay iniciativa no hay debate, sin éste no se presenta aquella, y sin ambos la situación permanece perfectamente atorada, porque no se han logrado los “consensos mayoritarios”, según el término más utilizado por los genios de la lingüística pertenecientes a la ilustrada clase política.
La policía se apresta a reprimir la protesta ciudadana, aunque ésta no se ha llevado a las calles; las diferentes posiciones en torno al futuro de la industria petrolera nacional se declaran listas para debatir, pero no lo pueden hacer porque no han sido convocadas, y así permanecerán, porque sin iniciativa “no se puede debatir” (según sesuda conclusión de los panistas en el Senado, no obstante que la Junta de Coordinación Política de esa propia cámara ordenó a la Comisión de Energía integrar el programa a seguir y la fecha de su realización); el gobierno calderonista sigue dando largas al asunto, pero el inquilino de Los Pinos “exhorta” a “un diálogo abierto, sereno y objetivo”, aunque se niega a presentar una propuesta concreta; el señor de los contratos dice que “aún no hay fecha” para presentar dicha oferta, pero el coordinador blanquiazul en la Cámara de Diputados asegura que ya casi, “esta semana”, mientras Germán Martínez reafirma que su partido apoyará al inquilino de Los Pinos, aunque oficialmente no sabe de qué se trata, al tiempo que advierte que “no vamos a permitir que ningún iluminado decida el orden del día de las sesiones del Congreso”, en clara referencia al jugueteo de Felipe Calderón con este tema; el PRI, con Don Beltrone a la cabeza y su altero de facturas bajo el hombro, juega al salvador de la patria, aunque abajo del agua ya negoció con el PAN; el PRD no puede aterrizar su bronca interna y se debilita frente a la intentona privatizadora; los senadores dicen que serán los diputados quienes presenten la iniciativa, mientras éstos aseguran todo lo contrario y, en fin, el horno está cada día más caliente y la iniciativa de “reforma” no aparece, a pesar de estar en juego la empresa y el sector industrial más importante del país.
Exceso tras exceso, pues, aunque ya no es para sorprender, porque llevan años “gobernando” al país de esa forma, y no hay que buscar mucho: sólo hay que ver los resultados. Si con esa exasperante irresponsabilidad “encaran” una decisión histórica como la que, se supone, están por tomar, qué se puede esperar con temas de menor trascendencia.
De cualquier suerte, se registran asuntos que el gobierno calderonista sí toma en serio, como las urgencias de Lorenzo Zambrano, y en este sentido todo indica que el presidente Hugo Chávez sólo le ofrece dos alternativas al Grupo Cemex: aceptar de lo perdido lo que aparezca, o retirarse de Venezuela. La mayoría de las trasnacionales petroleras que operan en esa nación sudamericana tomaron la primera de ellas, cuando el gobierno chavista decidió cancelar las concesiones –en la Franja del Orinoco, fundamentalmente– que generosamente les otorgaron mandatarios anteriores y cambiarlas por contratos en los que el capital foráneo retuvo una porción minoritaria. Para el caso de la industria cementera, cuya expropiación anunció días atrás, esa es la opción para Cemex, que podría mantenerse como socio minoritario, a menos que decida hacer maletas. El ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez, comunicó tales alternativas a los enviados de Zambrano, al igual que a los de otras dos trasnacionales involucradas (Lafarge y Holcim).
Si de urgencias se trata, un bloque de prianistas en San Lázaro, con Benjamín González Roaro y Eduardo Sánchez Hernández a la cabeza, hará un nuevo intento por sacar adelante la “reforma” a la Ley Federal de Adquisiciones, Arrendamientos, y Servicios del Sector Público, por medio de la cual, de aprobarse, se extenderán muchísimos certificados de defunción para las micro, pequeñas y medianas empresas que sobreviven en el país, toda vez que “propiciaría pérdidas o disminución considerable de las utilidades para ese grupo mayoritario, más que eficiencia y ahorro de recursos en el desahogo de un procedimiento licitatorio, presentándose el hecho de que los consorcios monopólicos sólo por ganar más mercado bajen precios en las subastas, dejen fuera a sus competidores y, al paso del tiempo, logren incrementar precios gradualmente, a través de los siguientes procesos licitatorios”, según diagnóstico de la Canacintra.
Las rebanadas del pastel:
De la lectoría y las posibles alternativas para Petróleos Mexicanos: “con relación a Pemex, el petróleo mexicano y el intento por privatizarlo y entregarlo al extranjero, hay una posibilidad potencialmente poderosa que puede utilizarse en contra de semejante pretensión. Tal arma es el dinero que forzosamente cada trabajador entrega al fondo de pensiones de los trabajadores y es captado y utilizado por la banca por medio de las Afore. Siendo decenas de millones de trabajadores, los fondos son cuantiosos. Suficientes para respaldar económicamente la exploración profunda en el Golfo de México y la construcción de refinerías en el país, así como otras formas de inversión necesarias para el desarrollo petrolero nacional. La idea es impulsar una gran campaña de autorización individual de los trabajadores al gobierno legitimo de México para que éste pueda constituir una Afore para que sus fondos puedan ser utilizados en respaldo a Pemex, CFE, IMSS, etcétera, entre otras instancias de interés nacional y popular, emulando el apoyo del pueblo al general Cárdenas –hasta con guajolotes– en tiempo de la expropiación de 1938. Sería hermoso ver apilarse por millones las hojas de autorización de los trabajadores, para que sin riesgo de que se les despoje de su dinero, éste sea usado en defensa del país. Por México y por todos los héroes que nos dieron Patria”. (mexicovive@live.com.mx).
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