El timo frenó el avance democrático y envileció las instituciones, dijo a dos años de los comicios
De la Redacción
López Obrador, al ofrecer una conferencia en la ciudad de México. Foto: Carlos Ramos Mamahua
Al cumplirse ayer dos años de las elecciones presidenciales de 2006, Andrés Manuel López Obrador insistió que en esa fecha se cometió “un gran fraude electoral”, hecho que, aseguró, no sólo frenó el avance democrático sino que agravó la situación económica del país y envileció las instituciones.
En un manifiesto que leyó ayer en sus oficinas de la colonia Roma, en la ciudad de México, el ex candidato de la coalición Por el bien de todos afirmó que en esa “confabulación” participaron personajes como los ex presidentes Carlos Salinas y Vicente Fox; Felipe Calderón, la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo, así como un grupo de empresarios y gobernadores.
Los reporteros fueron convocados ayer a conferencia de prensa a las 8 de la mañana a la sede del “gobierno legítimo”, donde López Obrador dio lectura a su postura. Ante la insistencia de los informadores para que respondiera preguntas, aseguró que por esta vez sólo hablaría sobre la elección.
A continuación el texto leído por López Obrador:
Hace dos años la mafia de la política mexicana, en contubernio con un grupo de traficantes de influencias, que no empresarios, con la complicidad de los organismos electorales y de la mayoría de los medios de comunicación, llevaron a cabo un gran fraude electoral que despojó al pueblo de México de la posibilidad de iniciar una renovación de la vida pública del país.
Esta confabulación, en la que participaron, entre otros, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón, Elba Esther Gordillo, Roberto Hernández, José Luis Barraza, Claudio X. González, Gastón Azcárraga y ocho gobernadores del Partido Revolucionario Institucional, tuvo como propósito principal mantener la política rapaz, antipopular y entreguista que han venido imponiendo.
El fraude causó un daño inmenso: frenó el avance democrático del país, socavó a las instituciones, envileció por entero a la llamada sociedad política, y quien actualmente se ostenta como presidente de la República no sólo carece de autoridad moral, sino que su ineptitud es cada vez más evidente.
Pero lo más lamentable es que como consecuencia del fraude se agravó la situación económica y social de la mayoría de los mexicanos, porque si antes todo iba mal, ahora todo ha empeorado.
Hay más pobreza, desempleo, carestía y se han desbordado la inseguridad y la violencia. Todo lo cual, si se hubiese respetado el voto ciudadano, no se estaría padeciendo o, por lo menos, los problemas se estarían enfrentando realmente y no habría el desaliento ni la frustración que hoy embargan a amplios sectores de la sociedad.
Desgraciadamente, mientras se mantenga este régimen de corrupción y privilegios, no se podrán resolver los grandes y graves problemas nacionales. Los hombres del poder en México son insaciables. Los domina el afán de lucro y no les interesa ni el sufrimiento de la gente ni el destino de la nación.
A pesar de todo el daño que han causado y del desastre actual, todavía insisten en privatizar la industria petrolera aunque con ello dejen sin porvenir al pueblo y terminen de arruinar al país.
Afortunadamente, hay millones de mexicanos, mujeres y hombres, conscientes de esta amarga realidad, que no claudican y están dispuestos a seguir luchando hasta lograr un verdadero cambio y construir una nueva República, en la que lo principal sea la justicia, la honestidad, el bienestar, la dignidad, la cultura y la inmensa bondad que hay en nuestro pueblo.
El fraude no canceló, sólo pospuso los anhelos democráticos del pueblo mexicano. No nos quitarán el derecho a la esperanza.
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