Luis Javier Garrido
Las iniciativas legales en materia de petróleo que anunció el PRI no resultaron a fin de cuentas más que un refrito de las de Calderón y tienen el mismo objetivo que las de éste: destruir a Pemex y entregar la riqueza estratégica del petróleo a compañías privadas extranjeras, por lo que la que ya se llama ley Beltrones está suscitando la más viva oposición.
1. La propuesta que se suponía iba a ser del PRI sobre la industria petrolera mexicana, entregada como propia por Manlio Fabio Beltrones (coordinador de los senadores priístas) a la Comisión Permanente del Congreso el día 23, consta de nueve iniciativas de ley (frente a las siete de Calderón), de las cuales tres son nuevos cuerpos legales –la Ley Orgánica de Pemex, la Ley de la Comisión Nacional Reguladora del Petróleo y la Ley para el Financiamiento de la Transición Energética–, y seis son proyectos de “reformas y adiciones”: a la Ley Reglamentaria del artículo 27, a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, a la Ley de la Comisión Reguladora de Energía, a la Ley Federal de Entidades Paraestatales, a la Ley de Obras Públicas y Servicios y a la Ley de Adquisiciones, y tiene los mismos objetivos que la de Calderón y también busca: desmantelar a Petróleos Mexicanos y crear en México una industria petrolera en manos de consorcios privados, que mentirosamente se dice van a ser nacionales.
2. La privatizadora y antinacional ley Beltrones, presentada por el senador sonorense a nombre de los legisladores del PRI, y que de manera poco confiable se afirma fue aprobada por las cúpulas priístas, no sólo es tanto o más anticonstitucional que la de Calderón, sino que viola la Declaración de Principios del PRI, que sostiene el principio de que el petróleo es “propiedad de la nación” y se pronuncia contra “todo intento de privatización del patrimonio de los mexicanos”, por lo que a todas luces no representa el sentir de la mayoría de los miembros de ese partido.
3. Estas iniciativas, redactadas a oscuras, a espaldas y en contra de la nación y de los priístas, sin tomar en cuenta el resultado de los Foros del Senado (por una comisión que se dice fue presidida por Marco Antonio Bernal), y al ser impuestas por la fuerza de los hechos a los miembros de ese partido, y formalmente presentadas como la propuesta de lo que queda del viejo PRI, culminan históricamente el proceso de derechización del tricolor, acelerado desde los años de De la Madrid, y que hoy lo deja desacreditado por completo y sin un proyecto histórico, y a sus dirigentes relegados al papel de empleadetes del gran capital y sin más función que hacerle el trabajo sucio al gobierno espurio: cargando una vez más con el descrédito histórico. Con ellas, cínicamente, Beltrones pretende ser más servil con el gran capital –que calificaba como timorata la iniciativa de Calderón–, a cambio de que se permita a los gobernadores estatales una tajada del pastel mediante las anticonstitucionales “empresas espejo”.
4. Las nueve iniciativas de Beltrones no constituyen más que un intento mal hecho por esconder el objetivo de priístas y panistas de destruir a Pemex y crear las condiciones para una industria privada en la que florecería la corrupción, pues hay que recordar que no existen en el mundo globalizado grandes empresas privadas “nacionales”: todas son trasnacionales. Carlos Slim lo decía no como un mexicano que abdica de su vocación nacional, sino como un empresario sin patria al sostener que la industria petrolera mexicana debe estar en manos de compañías privadas y que Pemex “debe acudir a ingeniería, tecnología y empresas internacionales con experiencia y conocimiento” (Reforma del jueves 24).
5. Las iniciativas de Beltrones son tanto o más anticonstitucionales que las de Calderón, pues transgreden el principio de la supremacía constitucional consignado en el artículo 131, violan el principio del dominio directo, inalienable e imprescriptible de la nación sobre los hidrocarburos, establecido en el 27, contravienen el principio de la exclusividad del Estado en el manejo de sus recursos petroleros definido en el 28, transgreden el principio de la prohibición a las autoridades de otorgar concesiones ni contratos a los particulares tratándose del petróleo establecido en el mismo 27, violan el principio que considera hidrocarburos y petroquímica básica como un área estratégica establecido en el 25 y en el 28, y violentan el de que no pueden existir en el país entidades públicas ni privadas sometidas a un régimen jurídico “de excepción”, que sería el caso de las “empresas espejo” a las que pretende entregarle las funciones de Pemex.
6. Privatizar es eso: entregar funciones que por mandato constitucional han de ser públicas a los particulares, y no es otra cosa lo que se busca al pretender que el Ejecutivo pueda crear libremente organismos descentralizados como filiales o “empresas espejo” de Pemex para que realicen sus tareas, las que a su vez puedan contratar obras y servicios.
7. Las iniciativas de Beltrones atentan en consecuencia contra el principio de que el Estado debe garantizar que “el desarrollo nacional” fortalezca “la soberanía de la nación”, tal como lo prescribe el artículo 25, por lo que de ser aprobadas, comprometerían tanto o más que la de Calderón la independencia, la seguridad y la soberanía de la nación y, en consecuencia, el porvenir de todos los mexicanos.
8. El PRI le mentirá en lo sucesivo a los mexicanos si mantiene sus eslogans propagandísticos diciendo que lo que busca en Pemex es “modernización sin privatización”, y deberá asumir en los meses que viene el repudio creciente del pueblo ante lo que es claramente un intento mal disfrazado para defraudar el marco constitucional y despojar a la nación.
9. La cacareada contrapropuesta del PRI a las iniciativas de Calderón no fue tal sino que produjo un remedo de aquélla: un nuevo engendro legislativo, que por su carácter anticonstitucional debe ser desechado por notoriamente improcedente por las Comisiones Unidas de Energía y de Estudios Legislativos, obligadas ahora a iniciar una reflexión en serio, de acuerdo con lo que se planteó mayoritariamente en los Foros del Senado sobre cómo modernizar y fortalecer a Pemex.
10. La consulta popular, que se inicia el próximo domingo 27 en el Distrito Federal, no sólo no pierde peso con esta fallida intentona por confundir, sino que adquiere un doble sentido. Al rechazarse con dos no rotundos la iniciativa de Calderón, se estará igualmente repudiando la de Beltrones, y fortaleciendo la vía para rescatar a Pemex y a la nación.
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