Por Laura Bolaños Cadena
“Nada más parecido al gueto de Varsovia que el cerco impuesto por Israel a los palestinos, sin que falten muros, alambradas y prohibición de introducir alimentos, medicinas, electricidad, así como el libre tránsito de la gente. Nada más parecido al Holocausto que el genocidio contra toda la población palestina, sin que falte el horror de eliminar indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños cuya tierra ha sido invadida”. Raquel Tibol.
No es posible ver con indiferencia la masacre. La inconmensurable desproporción de fuerzas. Un Ejército altamente tecnificado, con lo más elaborado del armamento moderno, con equipo de altísimo poder destructivo, cohetes, misiles, tanques; bombarderos con lo último de los adelantos para arrasar poblaciones y acabar con vidas humanas; que cuenta con el apoyo económico, diplomático y técnico de la mayor potencia mundial, se lanza contra una población indefensa. La estúpida provocación del lado palestino con misiles artesanales, que ocasionó la muerte de una israelita, no justifica ni de lejos la respuesta.
El único motivo que guía a los gobernantes de Israel es continuar la política expansiva y genocida. Seguir expandiendo sus fronteras y acabar con la población palestina o, por lo menos, reducirla a tal postración que no pueda volver a levantar cabeza. Son 60 años de afirmarse sobre el derecho de los otros.
Israel está en tierra usurpada. Tierra que fue arrebatada a los palestinos por acuerdo de las grandes potencias al término de la Segunda Guerra Mundial. Israel fue establecido en un sitio estratégico para las potencias imperialistas -léase Estados Unidos— que tienen ahí un enclave para el dominio de la zona. No en balde el gran apoyo que les da el gobierno de este país. Sin el sostén de los EU, Israel no tendría capacidad económica para sostenerse y, mucho menos, para constituirse en la gran potencia militar dominante de la región. Mientras se hostiliza y amenaza a otros países por desarrollar energía atómica, Israel se ha constituido, con toda la ayuda técnica y económica de los EU, en una potencia nuclear.
Y es esta potencia la que se lanza contra una franja de territorio palestino desplegando todo su poderío. No basta con los más de 500 muertos y miles de heridos; no basta con arrasar toda la infraestructura económica, dejar a la población sin agua, luz ni alimentos, sin posibilidad de trabajo; no basta con impedir la entrada de ayuda humanitaria y medicinas; todavía anuncian que lo peor está por venir.
La ONU muestra una casi absoluta parálisis ante la tragedia. Para tomar medidas eficaces está impedida por el veto de los EU, pero podría presionar para imponer conversaciones de paz Por desgracia, en el gobierno estadunidense actual siguen predominando los guerreristas que impiden cualquier arreglo, y faltan todavía más de dos semanas para que el nuevo presidente Obama tome posesión. No sabemos cuál va a ser su actitud ante el caso, ya declaró en ocasión anterior su apoyo a Israel; pero tenemos la esperanza de que en el caso presente actúe por lo menos como Clinton, que en su momento hizo un buen esfuerzo por llevar la paz a la región. Es de temerse que, entre tanto, pueda continuar la masacre. Los dirigentes israelíes parecen totalmente insensibles ante las protestas internacionales y se muestran dispuestos a continuar la bárbara agresión.
Estamos de luto. Lo que más duele son los niños. Hay que hacer algo; los gobiernos del mundo no pueden permanecer pasivos ante esa descomunal tragedia humana.
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