Año 6, número 2528
Viernes 20, febrero del año 2009
Viernes 20, febrero del año 2009
Infortunadas, es lo menos que los políticos de todos los Partidos opinaron con relación a las declaraciones que desde Francia emitiera el Secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, en el sentido de que el próximo Presidente hubiera sido un narcotraficante, que para no variar y seguir a tono con el Gabinete, hizo evidente que desconoce la realidad de nuestro México.
Como anteriormente quedó también demostrado con las declaraciones de la Secretaria de Relaciones Exteriores, doña Patricia Espinosa, que comprobaron la preocupante (neurálgica sería más exacto) capacidad profesional de los secretarios que rodean al Titular del Ejecutivo, cuya capacidad también queda en entredicho al rodearse de gente tan mediocre. Ejemplos sobran.
No se queda atrás en su escasa y distorsionada visión Luís Téllez, el enredosamente amoroso secretario de Comunicaciones y Transportes, que al infundadamente opinar (como lo reconoció) que Carlos Salinas de Gortari dispuso de la mitad de la “Partida Secreta”, patentizó su ignorancia.
Pues ni en México hay solo tres Estados con violencia; de hecho solo dos, Tlaxcala y Baja California Sur, son los únicos que hasta ahora no han reportado problemas serios con la delincuencia organizada.
Ni Salinas de Gortari dispuso de la mitad de la “Partida Secreta” (que sigue existiendo, solo que ahora es más secreta) pues al igual que quienes lo antecedieron y los que lo sucedieron, han dispuesto de toda la partida; y de más.
Ni el próximo presidente hubiera sido narco, de no actuar como lo está haciendo ahora el Gobierno federal. Porque da la casualidad de que al parecer don Felipe es el único de la última generación que no lo ha sido.
Entendiendo que quien recibe parte de las utilidades, está tan involucrado y es tan narco como el que físicamente la trasiega, la produce o la vende. Pues finalmente siempre se ha dicho que “Tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata”.
Que viene siendo el mismísimo caso de la Conferencia del Episcopado Mexicano, o sea, del clero vaticano (de los curas ¡vaya!) que siendo beneficiados económicamente por el crimen organizado, se convierten automáticamente en sus socios; y en base a ello debiesen ser indiciados y juzgados.
No hacerlo y encima de todo permitirles el acceso a los proyectos del gobierno en materia de seguridad, es literalmente “dormir con el enemigo” que les pasa todo tipo de información. Negar lo dicho, es seguir queriendo tapar el Sol con un dedo.
¿Y luego se preguntan por qué las cosas no funcionan?
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