Alejandro Nadal
Las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial (BM) son desde hace años un ritual anacrónico. Los dirigentes de estas dos organizaciones han convertido estas reuniones en operaciones de relaciones públicas, en lugar de desarrollar nuevas políticas para enfrentar los urgentes problemas de la economía mundial, el deterioro ambiental y la profundización de la pobreza en el mundo.
Este año las cosas fueron un poco distintas. El escándalo que envuelve a Paul Wolfowitz, presidente del BM y arquitecto de la guerra en Irak, colocó a la defensiva a estas dos instituciones. La autocomplacencia y los elogios mutuos tuvieron que ser más discretos.
Wolfowitz ha traído miseria al BM, no cabe duda. El aumento salarial a la señora Riza rompió las reglas más elementales sobre manejo de personal y conflicto de intereses que rigen en esa institución. Por la hipocresía del Consejo de Directores, lo más probable es que Wolfowitz permanezca en el cargo. Por el momento, a lo más que se atrevió el consejo es a integrar un comité ad hoc para investigar si hubo alguna falta al código ético. Si el Banco tuviera los altos estándares de gobierno interno que dice tener, el solo hecho de integrar un comité especial para investigar al presidente hubiera bastado para exigirle que renunciara.
No se puede descartar la renuncia si salen a relucir más trapos sucios y aumenta la presión. Por ejemplo, la asociación de empleados del BM se ha inclinado por la renuncia, señalando que Wolfowitz ya nunca tendrá la autoridad moral ni la capacidad de liderazgo que se requiere. Pero todo parece indicar que la falta de rumbo en ese organismo permitirá a Paul Wolfowitz quedarse donde está.
El problema no es Wolfowitz (aunque este infausto personaje empeora todo). El año pasado el BM otorgó financiamiento por 14 mil millones de dólares (mmdd) para 112 operaciones. La canalización de recursos fue como sigue: un sorprendente 31 por ciento para el "desarrollo del sector financiero y del sector privado", seguido de 19 por ciento para administración pública y el "imperio de la ley". Otros sectores importantes son el de desarrollo urbano (11 por ciento), comercio e integración (8 por ciento), medio ambiente y recursos naturales (7 por ciento).
Lo más asombroso es el rubro del sector financiero y sector privado, con un financiamiento de 4 mil 400 millones de dólares. Como si ese sector necesitara de este tipo de apoyos para su "desarrollo". Si algo ha caracterizado a la economía mundial en los últimos 30 años es la expansión fenomenal del sector financiero. La razón es sencilla: al desaparecer el sistema de paridades fijas, el capital financiero descubrió que tenía que cubrir el riesgo cambiario y, al mismo tiempo, supo reconocer las múltiples oportunidades de rentabilidad que en ese contexto ofrecía la especulación. Por ello, hoy en día las transacciones diarias en los mercados de divisas (mercado Forex) de todo el mundo alcanzan 1.9 billones de dólares. Apenas 5 por ciento de ese monto se relaciona con flujos de comercio de bienes y servicios; el 95 por ciento restante se destina a la especulación, simple y llanamente.
Forex es el mercado de liquidez más grande del mundo, caracterizado por el extraordinario nivel de apalancamiento (de hasta 200:1) y sus ramificaciones alcanzan a todo el sector financiero. ¿Por qué el BM decide apoyar el "desarrollo del sector financiero" con 4.4 mmdd, apenas 0.23 por ciento del monto cambiado diariamente en el mercado Forex? Con esos números creo que el sector financiero se cuida solo, muchas gracias. Definitivamente la pobreza intelectual de las altas autoridades del BM es extraordinaria.
En lo que se refiere a desarrollo económico, sigue canalizando recursos a muchos proyectos que a la larga causarán más problemas de los que aparentemente resuelven. Un ejemplo reciente es el de la explotación comercial del bosque tropical ecuatorial en la República Democrática del Congo (RDC). El Banco está promoviendo una "reforma forestal" que amenaza con desencadenar una deforestación que hará palidecer a la de la cuenca del Amazonas. Ya están en la mira de las licitaciones (organizadas con recursos del rubro "apoyo a la administración pública") unos 33 millones de hectáreas. Un ejemplo dentro de las docenas de proyectos desastrosos. Nada de eso se discutió en esta reunión de primavera.
Robert S. McNamara pasó 13 años al frente del BM después del desastre al que tanto contribuyó en Vietnam. En sus memorias habla de esos años como "la era de su redención moral" después de los daños infligidos a los pueblos del Sudeste Asiático. Bajo su mando, el Banco apoyó todo tipo de dictaduras, desde Pinochet y Marcos, hasta la feroz de Caesescu en Rumania. Otro de sus logros es el apoyo a la revolución verde en donde la pobreza se profundizó y el medio ambiente ha regresado para vengarse. Todo en aras de la salvación eterna del alma del señor McNamara.
Si ése fue el periodo de redención para McNamara, ¿qué le espera al BM para purgar el alma de Paul Wolfowitz?
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