De Blogotitlan
La Extraña Fortuna de Carlos Slim
Por Dagoberto Márquez
De acuerdo con lo trascendido, la revista neoyorquina Forbes dio a conocer que el mexicano Carlos Slim ha avanzado en su posición de multimillonario, informándose que se acerca a Bill Gates, el creador de Microsoft Industries, el imperio más poderoso del software en el mundo.
Forbes es un órgano de análisis e información financiera detallada, una firma especializada en finanzas y negocios, cuyas fuentes son (para muchos) dignas de crédito y total certidumbre. Su investigación, por así decirlo, va dando como resultado la dinámica posición que ocupan los hombres más acaudalados así como las actividades a las que se dedican.
Como bien dicen, más allá de que en otra parte del planeta, la gente de una nación distinta a la nuestra aplaudiría el que Slim fuera suyo, aquí en México pareciera que ocurre lo contrario. Es decir, que no es un orgullo el tener como compatriota a uno de los hombres más exitosos del orbe. Lo anterior en razón de que de acuerdo con lo que se sabe, Carlos Slim ha hecho su fortuna al amparo del poder público y de ello existen antecedentes, empezando por lo que fue su cercanía a Carlos Salinas de Gortari y la compraventa de Telmex, la empresa telefónica paraestatal que, de acuerdo con diversas opiniones, pudo haber sido vendida por debajo de su verdadero valor en libros.
Estimado lector, Fina lectora, Carlos Slim es un hombre adinerado desde siempre, sus negocios, por tanto, datan desde hace mucho. Un asunto de dinero, trabajo, visión, y también, de familia. Haciendo un poco de historia, puede decirse que Slim es un personaje que nació en pañales de seda, algo relacionado con su origen de ascendente libanés aunque esto nada tenga que ver con regionalismos.
Si usted recuerda, Carlos Slim es dueño de los restaurantes Sanborn’s, establecimientos bastante exclusivos diseminados desde hace más de dos o tres décadas por diferentes partes de la república, aunque su aparición en México date de mucho más tiempo. Dichos establecimientos cuentan con diversas secciones y en ellos se ofrecen y comercian artículos disímbolos, mercancías finas y hasta valiosas, un asunto natural si consideramos la génesis de los establecimientos creados por Walter y Frank Sanborn así como la culta posición del ingeniero, quien por lo que se sabe los adquirió hacia mediados de los años 80‘s.
Además, Carlos Slim fue dueño de algunas factorías dedicadas a la producción de artículos de bajo precio como lo fue o sigue siendo Loreto y Peña Pobre, la productora de papel donde fue notorio el procesamiento de celulosa a papel higiénico de modesto precio al público. Sin embargo, de eso a que haya pasado a ser uno de los hombres más adinerados del mundo, obliga a revisar muchas cosas, a ser analíticos necesariamente, mesurados, desconfiados incluso porque una cosa es una cosa y otra es otra. Me explico...
Carlos Slim es ingeniero civil de profesión, egresado de la UNAM, así como persona oriunda de la Ciudad de México. Sus padres, inmigrantes libaneses radicados en México desde hace mucho tiempo, fueron los señores Julián Slim Haddad y Linda Helú. Slim Helú (Carlos) quedó huérfano de padre siendo apenas poco más que un niño. Slim Helú casó con la heredera Soumaya Domit, quien fue su esposa y madre de sus hijos hasta su muerte ocurrida hace algunos años. De acuerdo con datos no acallados, Carlos Slim y su esposa, conjuntando sus respectivas fortunas, crearon el grupo Carso (donde ‘car’ es apóstrofe de Carlos, y ‘so’ de Soumaya), un corporativo que controla diversos negocios empezando por los restaurantes, tiendas ínterdepartamentales y establecimientos de venta de regalos. A esto hay que agregar la adquisición posterior de la cadena Sears, la cigarrera Cigatam, el conglomerado América Móvil y la empresa proveedora de teléfonos inalámbricos Telcel, mínimamente.
De acuerdo con reportes especializados, la fortuna de Slim oscilaba en 2006 en aproximadamente 30 mil millones de dólares, es decir, en cerca de 19 mil millones menos que lo acreditado en 2007. Algo de verdad impresionante, aún para un hombre de negocios tácito y visionario como él mismo. De esta manera, atrás quedaron los viejos, ortodoxos y “anticuados” multimillonarios como Nelson Rockefeller, Paul Getty, la realeza europea, así como un billonario japonés de quien no recuerdo el nombre. De la misma forma, más atrás quedaron grandes acaudalados mexicanos de rancia estirpe como Agustín F. Legorreta, Manuel Espinosa Iglesias o Carlos Trouyet. Aunque algunos de los ahora citados ya hayan muerto o sean cosa “del pasado”.
Ahora bien... ¿cómo hizo su fortuna el ingeniero Slim?. Bueno, se entiende que comprando empresas, saneándolas y reinvirtiendo. Esa es la fórmula. ¿Que cómo, explícitamente...?. Bueno, revisando y analizando diversas opciones y múltiples posibilidades y alternativas, haciendo uso de conocimientos empresariales y mercantiles legados en él más por su familia y gente cercana que por otro tipo de factores, incluida la escuela. También, haciendo uso de su “olfato” para los buenos negocios, haciendo uso de los fondos disponibles, convenciendo a otros inversionistas para co-invertir con él y apostándole a la sagacidad, a las altas finanzas, a la disciplina, al gran capital así como a su teoría económica, ni más ni menos. De esa forma (se entiende) adquirió de un grupo norteamericano, no su primero, pero sí su más próspero y articulador negocio, los entonces cultos, refinados y bastante exclusivos restaurantes (Sanborn’s), los cuales cuando ocurrió aquello ya eran objeto de fama y prestigio entre mucha gente. Sin embargo...
¿Cómo explicar la súbita explosión de poderío económico de este hombre si todavía en los años ochentas era un adinerado ordinario y más bien un pequeño y modesto industrial dentro de todo el espectro...?. La respuesta está en la adquisición de Telmex, la empresa estatal que controlaba el 100 % de las acciones y operaciones telefónicas en México. Sí, la empresa nacional que a principios de la década de los 90’s fue desincorporada para privatizarla, asignándose a quien hoy sabemos aunque se sepa que de Carlos Slim y de otras dos empresas no mexicanas es sólo el 36 % de la misma, siendo un enigma de quién (o de quiénes) es el 64 % restante. Telmex fue vendida por el gobierno de Carlos Salinas en poco más de Mil 700 millones de dólares, aunque su precio después fuera valuado en alrededor de 20 Mil. Para conocimiento vuestro, es tal la fortuna de este magnate que lo mismo invierte en México que en otros países hoy en día. Sí, lo mismo está adquiriendo empresas en otras partes de Latinoamérica que creándolas también. De la misma forma, lo mismo ha invertido (ahora) en telefonía celular que en autopartes. Para dar una mejor idea de su fortuna, baste decir que Slim está desarrollando esfuerzos y tecnología para armar plataformas petroleras inclusive. De ese tamaño es el asunto. Antes de concluir hay que decir que Slim Helú ha presionado a otros hombres hasta hacerse socios y tal vez hasta aliados políticos, tal es el caso de su incursión en el trabajo y áreas antes más reservadas como el caso de la televisora Televisa de donde ya es dueño de un cierto porcentaje.
Estimado lector, Fina lectora, este opinante no fija su posición dogmáticamente, ni contra la libre empresa ni contra el desarrollo de las inversiones cuando esto genera trabajo para miles, paz social y progreso, el problema viene cuando lo anterior se desvirtúa contraviniendo la ley y la Constitución con el caso con los monopolios. Las dos televisoras mexicanas más importantes con que contamos y la empresa telefónica de que hablamos son un claro ejemplo de monopolios en México y ese sí es uno de los problemas que todos tenemos. Para concluir (de momento, porque el asunto es más amplio) sólo un dato más: Hace tiempo este opinante rechazó dar entrada a los inventarios de Distribuidora Conasupo aquí en Guerrero, a grandes volúmenes de mercancías provenientes de las operaciones de compra realizadas a una de las entonces modestas empresas de Carlos Slim. Tratábase de papel en diversas modalidades. Tratábase de mercancías provenientes de Loreto y Peña Pobre y fue un escándalo al interior de la institución de que hablamos. Este opinante era entonces el subgerente estatal de administración de inventarios (Abasto) pero no quien hubiere realizado ni autorizado tales operaciones. Y fue un escándalo, repito. Era 1986, principios de 1987 y tal rechazo abarcó también a operaciones similares hechas con Kimberly Clark de México (Claudio X. González) así como a algunos industriales del estado de Puebla. Un asunto delictivo y controvertido realizado desde la Ciudad de México en aquella época. Algo que ensombreció la operación de Conasupo, el antiguo pero bien intencionado sistema mexicano de subsistencias populares con que contábamos.
Es todo.
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