Editorial
Las amenazas de muerte lanzadas en contra de integrantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) por su apoyo al proyecto de reforma legal para despenalizar el aborto revelan que la discusión sobre este tema ha degenerado en un clima de intolerancia por parte de opositores a la iniciativa. Es por ello que tanto la ALDF como el Senado condenaron ayer martes, por unanimidad, esta situación y exigieron la intervención de las autoridades, la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República, para resguardar el estado de derecho.
El jueves de la semana pasada, miembros de la agrupación Guardia Nacional Mexicana amenazaron de muerte a los asambleístas Víctor Hugo Círigo, del Partido de la Revolución Democrática (PRD); Tonatiuh González, del Partido Revolucionario Institucional, y Jorge Carlos Díaz Cuervo, de Alternativa Socialdemócrata y Campesina, por impulsar la despenalización del aborto en la capital. Y ayer martes fue el turno de Leticia Quezada, diputada del PRD y presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la ALDF, quien recibió en su correo electrónico un mensaje en el cual le advertían que "sus días están contados" y que la única escapatoria posible es que vote en contra del aborto, lo que constituye un claro intento por coaccionar la decisión de la legisladora en torno de este asunto.
Por lo pronto, la amenaza contra Quezada se integrará a la denuncia presentada por Círigo, González y Díaz Cuervo en contra de la llamada Guardia Nacional Mexicana, medida que ojalá permita ventilar estas acusaciones que han sido escasamente abordadas públicamente a pesar de su gravedad.
Estos mensajes de muerte son una clara muestra del nivel de agresividad e intransigencia que se han alcanzado en este debate, una postura inadmisible ya que en una democracia sana las diferencias de opiniones no se pueden, ni deben, dirimir mediante la violencia. De hecho, las amenazas evidencian que una parte de la oposición a la despenalización del aborto está fanatizada. Tal y como explicó Círigo, las posiciones fundamentalistas de derecha pueden derivar en una "ola de violencia física". Se trata también de intentos por impedir la libre discusión de iniciativas de ley, lo que constituye una limitación inaceptable e inconstitucional a la libertad de los legisladores.
De esta manera cabe preguntarse cuál es el respeto que tienen los individuos que han proferido estas amenazas de muerte hacia los principios democráticos y hacia la vida misma, el eslogan en el cual se apoyan para objetar la despenalización del aborto.
En todo caso, la respuesta a esta pregunta dará una idea de cuál es el nivel de democracia y respeto al estado de derecho que se quiere tener en el país, así como permitirá establecer el grado de avance en México de principios básicos como la tolerancia, la convivencia pacífica y la primacía de la razón.
No hay forma de entender que quiénes supuestamente defienden la vida lancen amenazas de muerte más que apelando a la elemental lógica de que no están defendiendo "la vida" sino el control sobre la población para que se someta y no ejerza su libertad. ¿Por qué? Pues porque una vez que el ser humano es capaz de ser libre y de actuar según lo que le dicta su razón y sus principios dejará de ser servil y no permitirá que una secta de espurios representantes de Dios los sigan manipulando para su beneficio.
No está dentro de los cánones de los fanáticos la tolerancia ni la convivencia pacífica, mucho menos la primacía de la razón.
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