El principal damnificado político del terremoto del miércoles 15 de agosto es el presidente Alan García. Menos de tres horas después del peor sismo ocurrido en 32 años en Perú, el mandatario de este país, en mangas de camisa y desde su despacho de Palacio de Gobierno, se dirigió por televisión a la ciudadanía para dar las gracias al Todopoderoso por haber impedido que el movimiento telúrico de 7 grados en la escala de Richter causara un elevado número de víctimas, refiere Proceso en su edición 1608. García, al estilo de un telepredicador evangélico, dijo que fue Dios quien quiso que “no ocurriera una catástrofe humana”. Y añadió con énfasis: “A pesar de la fuerte intensidad, no ha habido una gran cantidad de daños personales, gracias a Dios”. El presidente pretendía calmar a los peruanos, pero se apresuró y cometió un error estadístico. A la mañana siguiente, se contabilizaron más de 500 muertos, un millar de heridos y 170 mil viviendas destruidas. Las localidades de la costa sur –Pisco, Ica y Chincha– habían sido arrasadas por un terremoto cuya dimensión ignoraba García.De haberse informado adecuadamente, el jefe de Estado, a quien le encanta dictar órdenes imprevistas, desaforadas y altisonantes, podría haber enviado ayuda inmediata a las poblaciones devastadas. Prefirió, en cambio, esperar qué hacer. Y ningún miembro de su gabinete hizo nada hasta que él lo decidiera, destaca el reportaje que aparece este domingo 26.
Estos de la ultraderecha tienen TODO en comun: aparte de ser pendejos a mas no poder se las dan de muy viatos, y no son mas que unos perfectos amorales, hipocritas y cinicos.
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