Por Ricardo Monreal Avila
El ex canciller de Vicente Fox, Jorge G. Castañeda, y el ex vocero presidencial de Vicente Fox, Rubén Aguilar, han publicado un libro sobre la gestión de Vicente Fox. Pretendidamente objetivo y crítico, el libro La Diferencia es en realidad una apología disfrazada y un lavado de cara, manos y pies del ex jefe de ambos. Sólo que en este lavado integral es tanta el agua sucia que brota del libro, que la apología inicial deviene en una flagrante desnudez del sexenio foxista. Flaco favor terminan haciendo a Vicente Fox sus dos ex empleados.
El libro analiza siete decisiones importantes del gobierno anterior (la incorporación de México al Consejo de Seguridad de la ONU, la propuesta al subcomandante Marcos a sentarse a dialogar la reforma indígena, la integración del gabinete, donde se evidencia que un grupo de empresarios encabezado por Roberto Hernández apoyaron a Gil Díaz, su empleado en la compañía telefónica Alestra, entre otros temas). Pero el asunto que mayor polémica y escándalo ha generado es el relativo al desafuero del entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador.
De entrada, ambos ex colaboradores de Fox confirman lo que siempre había negado el ex presidente: que el desafuero obedeció a un complot, a una maquinación, a una conspiración y a una maniobra política para cerrar el paso a AMLO rumbo a la Presidencia de la República. El discurso aquel de que el desafuero tenía única y exclusivamente motivaciones jurídicas y de aplicación del Estado de Derecho, se echa abajo en el libro La Diferencia.
Se confirma también la autoría intelectual y la participación política del entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Azuela, en dicha maquinación. En el mes de abril de 2004, cuando AMLO llevaba ya un año encabezando las preferencias electorales en la carrera del 2006, en la cabaña de Los Pinos tomaron la decisión de iniciar el proceso judicial contra López Obrador los siguientes personajes: Santiago Creel, secretario de Gobernación; Rafael Macedo de la Concha, procurador general de la República; Mariano Azuela, presidente de la Suprema Corte; y Vicente Fox, presidente de la República. Cuatro funcionarios de dos poderes públicos: el Ejecutivo federal y el Poder Judicial federal. Con ello se evidenció que fue una decisión de Estado del más alto nivel..., o un golpe de Estado de la más baja estofa, como usted lo quiera ver.
Hay otros datos duros en el libro. El desafuero va de la mano con los videoescándalos de Carlos Ahumada. La exhibición de los mismos fue una maquinación de la A a la Z entre Carlos Ahumada, Diego Fernández de Cevallos, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y Marta Sahagún. Se aporta una información fundamental: el presidente tuvo los videos en frente, a través del senador Diego Fernández de Cevallos, y aprobó tácitamente su difusión y utilización política posterior. Con ello el presidente en funciones, tan celoso del cumplimiento de la Ley en el caso del desafuero, habría incurrido en el delito de encubrimiento de un ilícito, ya que teniendo conocimiento del mismo optó por darle un curso distinto al de la denuncia judicial, como era su deber.
Este es un dato fundamental que deberán tomar en cuenta la comisión investigadora de la Cámara de Diputados y la misma PGR, instancias que en este momento tienen abiertas sendas investigaciones contra las irregularidades cometidas por el ex presidente en el ejercicio de su cargo.
Pero este libro no sólo es importante por lo que revela involuntariamente, sino por lo que oculta de manera deliberada. En efecto, una investigación de El Universal da cuenta de cómo los autores eliminaron de la versión final de la obra un pasaje importante sobre el desafuero que sí se incluía en una versión original. Es el relativo a una propuesta de negociación personal que Fox hizo a AMLO para cancelar el proceso de desafuero, un día antes de la marcha del 26 de abril del 2005, la marcha del millón de personas en la Ciudad de México, para protestar por esa acción judicial.
Uno de los autores, Rubén Aguilar, "fue el encargado de contactar al tabasqueño. Lo hizo vía telefónica a través del ex secretario de Gobierno, José Agustín Ortiz Pinchetti, cercano a López Obrador... La respuesta de López Obrador no tardó en llegar; fue recibida 20 minutos después: No. `¡Lástima!´, respondió el entonces presidente" (El Universal, pp, 23 de noviembre de 2007).
Este pasaje contemplado en una versión draft, pero excluido de la versión final impresa, evidencia una vez más la manipulación política que de principio a fin tuvo el famoso desafuero. En la realidad esa propuesta sí existió, pero no fue fruto de un gesto generoso u obsequioso del entonces presidente, sino de los comentarios del Ejército mexicano y del gobierno de los Estados Unidos que habrían opinado que el desafuero era una estrategia fallida y riesgosa para la estabilidad política del país.
Fox finalmente reculó y dio marcha atrás en ese proceso, como ya es historia. Sin embargo, vendría después lo que él mismo describió en Estados Unidos como "el desquite": la campaña y la elección del dos de julio, para detener a toda costa y a cualquier costo el acceso de AMLO y de la izquierda a la Presidencia de la República.
De esta otra maquinación ya no da cuenta el libro La Diferencia, sino una película que actualmente se exhibe en diversas salas del país. Es la cinta Fraude 2006, dirigida por el cineasta Luis Mandoki y producida por el escritor y periodista Federico Arreola. Más que una película, Fraude es una investigación documental sobre las elecciones presidenciales del 2006, donde se exhiben imágenes inéditas y revelaciones documentales sobre lo que Fernando del Paso, el escritor mexicano recién homenajeado en la FIL de Guadalajara, calificó como "una de las campañas más sucias que he visto yo en mi vida en México".
Del Paso ratificó en ese homenaje su postura de que se cometió un fraude obsceno contra AMLO y la izquierda: "acudo a la definición de fraude en las enciclopedias: fraude es falacia, mentira, engaño, abuso de confianza, y todo eso lo hubo antes de la elección. Yo no sé, no podría asegurar, que haya habido fraude en las casillas".
No obstante que los autores de La Diferencia y Fraude tienen posturas, visiones y objetivos diferentes, al conocer ambos testimonios uno llega a las mismas preguntas: ¿No que no hubo complot? ¿No que no hubo fraude? En síntesis, la diferencia es que hubo fraude..., o el fraude hizo la diferencia, como usted lo decida.
jueves, noviembre 29, 2007
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