Pedro Echeverría V.
Rebelión
1. El presidente ilegítimo de México, Felipe Calderón, dijo que su gobierno no cederá en la lucha contra el crimen organizado y la delincuencia, pues el asesinato de Edgar Millán será motivo para redoblar esfuerzos contra del crimen organizado. Reiteró su compromiso de no dar marcha atrás en la búsqueda de un México donde impere el orden. Señaló que este crimen es un motivo de ofensa para todos los mexicanos, un agravio para la sociedad completa y por ello convocó a toda la sociedad y a los tres niveles de gobierno a poner un "ya basta" que sea definitivo en contra de la delincuencia. Debemos decir juntos un ya basta, categórico y definitivo que nos una precisamente para enfrentarlo (al crimen organizado) sociedad y gobierno debemos unirnos en el repudio a la violencia de quienes quieren ver un México atemorizado por el crimen, debemos rechazar juntos este intento por amedrentarnos a los mexicanos.
2. Calderón, parece desesperado, acorralado, sobre todo por las muertes, asesinatos o ajusticiamientos de jefes policíacos que hacen pensar que el gobierno panista está perdiendo la batalla. La alta delincuencia está por cubrir todo el país. Lo más grave es que ésta es de todo tipo: desde la ampliamente protegida por el gobierno, que no se investiga por acuerdos políticos entre los partidos PAN y PRI (Fox y su familia, los empresarios de Fobaproa/IPAB, los de Pemexgate, los banqueros, los hermanos Salinas, el cuñado incómodo, el góber precioso,) hasta la delincuencia del narcotráfico, al parecer enfrentado por el ejército, que también goza de protección. La primera es mucho más antigua que la segunda porque ha sido una delincuencia empresarial y de Estado que tiene siglos, que aparece poco en los medios porque después de repartir adecuadamente y de lavarse cara y manos, ha hecho aparecer a los enriquecidos como personajes ilustres.
3. Así como México ocupa los últimos lugares en el mundo en educación, servicios de salud, distribución equitativa de la riqueza, así también ocupa los primeros lugares en porcentaje de miserables, de millonarios y delincuencia. Durante los 35 años de la dictadura de Porfirio Díaz ni hablar de la terrible miseria y hambre que vivió la población mientras un puñado de grandes hacendados, terratenientes e inversionistas extranjeros acumulaban enormes riquezas. Pero llegó la Revolución de 1910/17 que prometió que las cosas cambiarían radicalmente en beneficio del pueblo. Se registraron infinidad de cambios pero para conservar lo esencial. La gran propiedad y las riquezas en unas cuantas manos y la pobreza y la miseria en el 70 por ciento de la población. Tendríamos que escribir muchos volúmenes y dedicar muchos meses para enlistar a los grandes empresarios y gobernantes que se enriquecieron por medio de la delincuencia.
4. Los abogados usan los términos fraude, robo, engaño, chicanada, abuso de confianza, estafa, hurto, incluso explotación, abuso o lucro; al parecer todo esta lista (espero no equivocarme) podría estar o pertenecer al campo de la delincuencia. La delincuencia en México se ha desarrollado y protegido en todos los gabinetes de gobierno, secretarías de Estado y entre los poderosos empresarios. No hay cuatrienio o sexenio que se salve, aunque hayan habido regímenes con más delincuentes que otros: el de Elías Calles más que el de Cárdenas, el de Alemán más que el de Ávila Camacho, el de López Portillo más que de Echeverría y el de Salinas, Zedillo y Fox quizá los más corruptos de todos.
El sólo hecho de no pagar un salario completo a un trabajador o de mantener a lo población en la miseria es delincuencia institucional que ha sido aceptada como si fuera legal. Más aún, anualmente se premian a los empresarios más enriquecidos.
5. Es por eso que la población mexicana, cuando oye hablar de delincuencia y corrupción, sobre todo cuando los gobiernos y sus corifeos le piden apoyo contra la delincuencia, siempre repite: “todos son lo mismo, todos son iguales”. Cuando observa que altos jefes del ejército y muchos militares se convierten en protectores o encubridores de los narcotraficantes o pisan la cárcel y a los pocos meses salen, su deducción lógica es que también los más altos funcionarios del gobierno están recibiendo fuertes cantidades de dinero. Más aún piensan que toda esa campaña del ejército por órdenes del presidente ilegítimo Calderón, es sólo una bola de humo para cubrir los grandes problemas del desempleo y encarecimiento de vida que cada día es más grande en el país. Esa corrupción empresarial y gubernamental, durante más de un siglo, se ha propagado con el dicho: “¿Si todos roban, porque yo no lo he de hacer?
6. Los altos funcionarios, al salir de su sexenio, generalmente se convierten en empresarios que, junto a sus familiares, siguen haciendo negocios con terrenos, casas, fábricas e inversiones de todo tipo; incluso en los últimos sexenios han salido con inversiones transnacionales. Nada tienen que envidiar los funcionarios y empresarios que actúan “en la legalidad” y a luz del día, a los poderosos narcotraficantes que operan con mayor celeridad y rapidez en la oscuridad arriesgando sus vidas. Pero parece que en estas sociedades capitalistas e imperiales, en las que el poder radica en el dinero, se vuelven totalmente demagógico y engañoso denunciar que la droga circula en todos los niveles y hace víctimas a los más indefensos; al gobierno, los empresarios y narcotraficantes les importa un bledo las condiciones de salud y malestar de la población. Lo que a los millonarios interesa son los negocios, acumular dinero.
7. La droga (de todo tipo) al consumirse de manera constante y en gran cantidad, puede ser lesiva para la salud, aunque ha sido consumida durante siglos en forma de medicinas, alcohol, cigarros, marihuana, peyote, hongos, etcétera. Ha sido siempre un gran negocio de empresarios fabricantes y gobierno, tanto las legalizadas y, posiblemente más, las ilegalizadas. Quizá nunca desaparezca el gran negocio que se hace a su alrededor porque dejan gigantescas ganancias. En muchos países, a falta de fuentes de empleo, los campesinos se han dedicado a cultivar drogas y del producto de su cultivo como trabajadores han vivido sus familias durante siglos. México se ha convertido, en los últimos 40 años, en un país de cultivo y de paso. Es un gran negocio su producción, su distribución y su consumo, pero también el gran aparato militar y civil que se pone para su persecución. Así que hay que desmenuzar en asunto para no caer en la trampa.
8. Para acabar con la delincuencia o, por lo menos, con la mitad de ella, se requiere de un gobierno honrado con un gran apoyo de la población, dispuesto a destruirla. Es una tontería, una gran mentira, decir que se quiere acabar con la delincuencia cuando se forma parte de ella. ¿Cómo es posible aceptar como legal que los jueces de la Suprema Corte, que los funcionarios del IFE, que el presidente de la República y los secretarios de Estado tengan salarios y prestaciones de 250 mil a 500 mil pesos al mes o que los empresarios obtengan de “ganancias” 50 millones de pesos en el mismo período, mientras el salario mínimo mensual (con el que vive más de la mitad de la población) es de mil 500 pesos? ¿A quien le piden esos personajes que sean honrados y esforzados trabajadores si las diferencias de ingreso y de vida tienen una distancia de la tierra a la luna? ¿Cómo el pueblo va a salir en defensa de su gobierno contra el narcotráfico si es más de lo mismo?
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