Y no se trata de que puedan tomar una decisión libremente, en muchos casos, como sucede en nuestra ciudad con muchas madres que se integran a la vida productiva a través del sector maquilador, no pueden decidir libremente en qué horario trabajarán, ni pueden salir de sus centros laborales para recoger a sus hijos en la escuela, o asistir a las juntas con los maestros.
Tienen que sobrellevar ambas dimensiones, la mujer-madre, y la mujer-trabajadora, pues son una misma y la madre necesita a la trabajadora para sacar a su familia adelante, el papel de la mujer como cabeza de familia se ha ido extendiendo cada vez más como resultado de la desintegración familiar, en la que la migración juega un papel importante en ciertas capas de la sociedad. Nuestra ciudad forma parte de esta reflexión.
Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de las clases bajas con necesidades económicas apremiantes, también la clase media integrada en su mayoría por profesionistas, las mujeres cada vez están más comprometidas con su desarrollo laboral individual, y en la etapa en que llega la maternidad a su vida, debe decidir por cómo vivirla sin que ello implique una ruptura con sus logros profesionales.
Aún ahora, hay pocos centros de trabajo que consideran la maternidad como un hecho natural de las mujeres, y ofrecen condiciones para que vivirla no implique un sacrificio, desde la instalación de guarderías en las mismas zonas de trabajo, hasta consideraciones especiales para vivir el embarazo, más allá de las que la ley otorga que sólo permiten vivir el proceso fisiológico, pero no dan condiciones de adaptación a las necesidades emocionales de madre e hijo.
En su mayoría, la maternidad se sigue considerando, en el mundo laboral, como una especie de "debilidad" de las mujeres, una característica poco deseable y un factor de riesgo, prácticamente una amenaza a la productividad. Bajo esta visión, las mujeres han tenido que hacer un sacrificio para vivir su vida de manera integral, como madres y trabajadoras.
Evidentemente esto ha tenido impactos claros en la manera en que se educa a los hijos, se integran las familias y se desarrollan las nuevas generaciones en general, pues lo que antes constituía el pilar físico de la convivencia cotidiana, la madre que reunía a la familia a la hora de la comida, que estaba en casa de manera permanente para sustentar las necesidades del resto de los miembros de la familia, y que se avocaba de manera integral a la formación de los hijos no sólo en las edades tempranas, prácticamente ya no existe.
Ahora las mujeres comparten la formación de sus hijos con las guarderías, los familiares ocasionalmente dispuestos, los propios hijos mayores y, sobre todo, la televisión de manera masiva y en menor rango las computadoras y los videojuegos. Y esto, porque la sociedad actual ha demandado una participación activa de las mujeres ante las necesidades económicas o las expectativas profesionales, pero no les ha otorgado una manera de vivir armoniosamente esa nueva vida, ha quedado de su lado el sacrificio y la sociedad actual resiente sus efectos.
Festejar el 10 de mayo debe ir acompañado de la profunda reflexión acerca de la maternidad actualmente, que implica, ¿cómo se vive?, ¿qué factores la han modificado? y, hasta qué punto, estamos concientes de sus implicaciones. La maternidad es uno de los pilares naturales del desarrollo humano, resulta sustantivo valorarla no sólo desde nuestra vida como individuos, sino como sociedad y Estado, y reflexionar en torno a las acciones que son necesarias a su sano desarrollo.
Soy Edna Lorena Fuerte de Cd. Juárez, Chihuahua y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios. Muchas Gracias.
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