María Teresa Jardí
Alertando sobre el posible regreso del delito de Disolución Social está el maestro Juventino Castro, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de cuando al Poder Judicial no se le había todavía desmontado, del todo, su estructura ética por la inculta y corrupta barbarie que acompaña a la derecha y en particular a la mexicana nada más llegar el poder.
Mentirosa que es siempre la derecha, antes de obtener el poder los panistas, ya se sabe, comprobado hasta la saciedad ha sido, que mentían con aquello de su apuesta a la democracia y al bien común. Mientras que en el caso de la derecha que decidió portar al PRI como su bandera: Salinas, Zedillo, etc., el abuso de poder en beneficio de unos cuantos y la corrupción protegida por la impunidad resultó ser su única divisa: Beltrones, Gamboa Patrón, Fidel Herrera, Ulises Ruiz, Mario Marín, etc. etc. Más patético aún es el caso del PRD cuyo proceso de conversión a la derecha se ha dado a cambio de un plato de lentejas entregado como limosna.
Alertando está el maestro, sobre el nuevo paso del usurpador de mierda, perdonen ustedes pero los usurpadores siempre son una mierda y un usurpador que lo único que colecciona en su haber son asesinatos impunes, es todavía, si cabe, más mierda incluso porque, además, no ha podido ocultar que no tiene lo que hay que tener para gobernar. No lo tiene Calderón ni para gobernar su casa y así lo exhibe una y otra vez. Por estos días al reconocer que es Germán Martínez, y no él, el autor del despido fulminante de Creel ---que sería otra nada terrible como desgobernante, qué horror, un suicidio para el país, tres inexistencias iguales al hilo--- pero, quien, al parecer, fue despedido, al menos así lo están contando en los corrillos de radio- pasillo en las instancias federales usurpadas, porque las encuestas decían que iba al alza en las preferencias del voto de derecha, luego de la campaña a su favor, en las revistas de corazón y televisas, de la agradecida Edith González por haber reconocido a su hija cuatro años después de nacida.
“Perfeccionar” la Ley GESTAPO, para mejor reprimir, es lo que lograría el usurpador panista con el apoyo de la derecha que ha tomado también por asalto el PRI y en el PRD de lograr que se legislara nuevamente sobre ese delito aunque de otra manera se le denominara.
Buscan regresarnos, cuando se camina para atrás en todo “qué tanto puede ser tantito más”, debe pensar la derecha, siempre, traidora a la Patria y si no que se lo pregunten a los alemanes avergonzados, aún ahora, por el apoyo que le prestaron a Hitler en sus crímenes motivados por sus racistas barbaridades. Quieren regresarnos, efectivamente, cuarenta años atrás ó 50 ó 60 a la represión al movimiento estudiantil o por qué no de una vez al asesinato de la familia Jaramillo y a la represión del movimiento ferrocarrilero, médico, campesino, etc.
Regresarnos a las épocas represivas de cuando se castigaba la disidencia pensante con el delito de disolución social. Inaceptable regreso de un delito cuya inclusión en las leyes penales atenta contra una de las libertades más elementales de toda persona: la libertad de pensar y por ende de oponerse, como gobernado, a todo aquello que contraviene, incluso la lógica. La libertad de oponerse, consagrada en toda Constitución, en la mexicana en el artículo 39, a aquello que quieran imponer los gobernantes a sabiendas de que atenta contra la nación.
Si robar un pan está mal, robar al pueblo está más mal. Si el petróleo es un bien de la nación cuyos beneficios de explotación deben servir para satisfacer las necesidades, aunque sean mínimas, del pueblo, entregar el petróleo para que otros obtengan las ganancias es lo que se tendría que castigar y no el que usted, él, ella, yo, ustedes, nosotros, exijamos que se castigue el entreguismo como la traición a la patria, que es.
Pero qué digo, un análisis, sin sentido. Regresados hemos sido y si no que les pregunten a las miles de familias afectadas con la ejecuciones diarias y a la de los cada vez más desaparecidos. Que le pregunten a la familia de Karime, sin ir más lejos.
Disolución, por cierto, en la que incurren todos los días las televisoras mexicanas si nos atenemos a la propia definición de la palabra proporcionada por el Diccionario Lorousse de la Lengua Española que dice que significa: “relajación de la moral”. Disolución, en la que incurren, todos los días las televisoras, a las que no irá dirigida, por supuesto, la reforma penal. Típicas reformas para control social.
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