Por Fausto Fernández Ponte
A Cecilia y Martha Elisa Cevallos. Por la alegría que inspiran.
I
Hace casi dos siglos --exactamente 198 años-- Miguel Hidalgo y Costilla y un puñado de afines iniciaron el proceso histórico de independizar de España a la Nueva España, como a la sazón se denominaba formalmente a lo que hoy es México.
Pero, ¿se alcanzó esa independencia? ¿Conformamos los mexicanos de hoy un pueblo independizado? ¿Es México un país independiente de yugos extranjeros? ¿Es el Estado mexicano verdaderamente independiente y, por tanto, soberano?
Trátese de responder aquí a esas interrogantes. El sucedido histórico, que debiere ser de conocencia obligada de los adultos --mujeres y hombres-- que poseen la ciudadanía mexicana y de aquellos menores de edad elementalmente escolarizados, no lo es.
Y ello es verismo insoslayable, por documentado con prolija amplitud. En lo más profundo de nuestra psique colectiva yacen los componentes de una nueva identidad, alimentada y fortalecida por lo vectores de la aculturación deliberada.
Esos vectores dan miga a valores ajenos a nuestra historia, desestimando a los hombres y las mujeres --criollos, mestizos e indios-- que dieron sus vidas al intentar liberarse a sí mismos y a otros de su condición tristísima de conquistados.
Ese intento de liberación personal y social fue un hito político en el continuum histórico de la independencia de lo que hoy es éste país, y así discernido por generaciones posteriores. Pero ese anhelo --la independencia-- no ha sido logrado.
Los habitantes de Mèxico son hoy un pueblo conquistado, sometido, expoliado y bajo explotación, mentido y saqueado, en mayor grado de intensidad y extensión que cuando Hidalgo dió el grito de independencia de los mexicanos, entonces novohispanos.
II
Los mexicanos, en particular los adolescentes y adultos jóvenes y aun aquellos frisando poco más de tres décadas de vida, estamos familiarizados con las expresiones icónicas de la cultura estadunidense.
Así es. El mexicano medio --el de a pie-- no tiene muy claro en su acervo vivencial psíquico-identitario quienes fueron Hidalgo, Morelos y los demás iniciadores de lo que entendemos y llamanos la Independencia.
Tampoco registra con nitidez pristina el desarrollo de ese proceso, pues su telón de fondo tiene por tramoyas mecanismos distractores que erosionan --preciso es subrayarlo-- las canteras de valores de la identidad.
Sí registra, en cambio, los personajes como Mickey Mouse (o Ratón Miguelito) y Donald Duck (Pato Donald) y otros personajes emblemáticos --desde Superman y Batman hasta los Simpson-- de la cultura de un maniqueismo hegemónico y el escapismo.
No son pocos los pensadores mexicanos que han dado voces de alarma acerca de éste fençomeno. A extramuros de México, esa es una percepción general evidednte. Fidel Castro dijo que no sabemos quien fue Hidalgo pero sí el ratoncillo de Disney.
Ese maniqueísmo hegemónico es de laya imperalista; es decir, de sometimiento, dominio y control de países y pueblos bajo una miriada de guisas alambicadas y sofistas sustentadas sobre una base de silogismos cuyas premisas son falaces.
Y es que tales premisas devienen de los imperativos y paradigmas estratégicos de la geopolítica, las cuales a su vez dan origen a doctrinas metodológicas de dominación. Doctrinas y métodos son muchos y variados e incluyen la aculturación masiva.
III
Mas la aculturación masiva tiene objetivos particulares localizados. Lo masivo no exime esas tácticas de su carácter de precisión quirúrgica: el objetivo es influir en la conformación de una nueva identidad del mexicano.
Y hacia allá vamos. El primer paso, sustituir nuestros modelos históricos propios por los ajenos. Reemplazar a Hidalgo por, digamos, Superman o los Superhéroes o los "Macho Men" o por los Simpson. Ésto nos lleva al escapismo y sus móviles.
Esos móviles son los de dispersar la energía social hasta atomizarla y desintegrarla, decantándola luego para que los sedimentos en suspensión no se cohesionen y se reagrupen en el viejo cuerpo identitario mexicano.
La estrategia de aculturación tiene operadores mexicanos --los gobernantes nominales, algunos meras figuras decorativas, desde Miguel de la Madrid a Felipe Calderón--, responsables de eliminar de la educación pública la enseñanza de la materia de historia.
Se enseña sólo lo elemental, creando condiciones para borrar de la psique colectiva aquello que nos identifique, como la historia. "Lavada" así la mente, se insertan en ésta, mediante la aculturación, valores que van adhesionándonos a otra identidad.
Pero, ¿sería la estadunidense ésta nueva identidad que se trata de imbuir en los mexicanos con la complicidad de nuestros propios gobernantes, algunos de quienes, como el señor Calderón, están siendo denunciados públicamente como traidores a la patria?
ffponte@gmail.com
Glosario:
Criollo: español naturalizado novohispano o hijo de padre y madre españoles nacido en Nueva España.
Decantándola: del verbo decantar. superar sustancias miscibles o no mezclables de de diferente densidad.
Icónicas: referido a iconos. Signo que mantiene una relación de semejanza con el objeto, los valores o la cultura representados.
Imbuir: influir, persuadir
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