Por: Agencias
15 Septiembre de 2008.-Los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; Hugo Chávez, de Venezuela; Cristina Fernández, de Argentina; Rafael Correa, de Ecuador; Tabaré Vázquez, de Uruguay; Fernando Lugo, de Paraguay, y Álvaro Uribe, de Colombia y Evo Morales de Bolivia confirmaron su asistencia a la reunión de emergencia del lunes en esta capital y se dijeron preocupados por la fragilidad democrática en Bolivia.
A la cita también asistirá el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza. En cambio, el presidente peruano, Alan García, no acudirá al encuentro y probablemente será representado por el canciller José Antonio García.
La cita fue convocada por la mandataria chilena Michelle Bachelet, presidenta Pro Témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), quien señaló que la debutante organización no puede permanecer "impávida" ante la crisis, que deja ya 30 muertos.
Pero mientras los gobiernos suramericanos se movilizan para promover el diálogo, el ejército de Bolivia entró ayer en la madrugada a Cobija, la capital de la región norteña de Pando, para tratar de pacificar a la fuerza el escenario de los episodios más graves de la ola de violencia de los últimos días.
'No hay fórmulas mágicas'
Los prefectos aceptaron una cita en la tarde del lunes en la casa presidencial entre el gobierno y el prefecto de Tarija, Mario Cossío, que representa a sus pares de Santa Cruz, Beni, Pando y Chuquisaca.
Los mandatarios de Unasur reiteraron su solidaridad con la institutcionalidad boliviana, pero aclararon su convicción de que una crisis interna no debe admitir la intervención directa de agentes extranjeros.
El presidente Lugo dijo: "Nos reuniremos no para dar fórmulas mágicas (...) sino para mostrar nuestra solidaridad con el pueblo y el gobierno de Bolivia y ojalá podamos ver un poquito de luz".
El Presidente venezolano indicó que irá a la cumbre de Chile para decir unas cuantas verdades.
Chávez, que acusa al gobierno de E.U. de estar detrás de las acciones violentas en Bolivia, ha dicho que la cumbre es una "señal de que ya en América del Sur las cosas no son como cuando derrotaron a (Salvador) Allende" en 1973.
Agregó: "Ellos (los estadounidenses) siguen creyendo que van atropellar a un país y los demás vamos a estar de brazos cruzados, ahora no, somos un grupo de gobiernos".
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