Por Lydia Cacho
Dolores Tarín llega al juicio con la valentía de una mujer que sabe que su cabeza tiene precio
En medio de tanta masacre, una extraordinaria noticia, una luz en el camino sobre la transformación del Sistema de Justicia Penal mexicano se dio en la ciudad de Chihuahua, y claro, con la cantidad de dramas sangrientos, casi pasó desapercibido: el primer paso para un juicio oral por feminicidio, personificado por dos extraordinarias mujeres.
Lucha Castro, abogada del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, AC, logró llevar la denuncia de un intento de feminicidio ante el nuevo Sistema de Justicia Penal de Chihuahua. El viernes 5 de este mes la abogada llegó al juzgado al lado de Dolores Tarín, una valiente mujer que sobrevivió al atentado de un sicario.
La experiencia del juicio oral fue dramática y emocionante para todas y todos los involucrados, incluido el propio juez, quien hizo un buen trabajo; hasta los policías estaban entusiasmados.
Por un lado, el Ministerio Público representando a la Procuraduría del estado presentó una solicitud al juez de Garantía para que se negara el juicio oral, quería un juicio abreviado. En su propuesta, el sicario se declararía culpable y obtendría el beneficio de la pena más baja por haber aceptado matar a la mujer. La abogada argumentó que eso se podría considerar sólo si el sicario, a cambio, proporcionaba información para procesar al autor intelectual, quien se fue de la ciudad sin dejar rastro y a quien el MP jamás investigó.
El juez escuchó a todas las partes, debatieron abiertamente con buenos argumentos, la víctima se sintió validada por el juez e incluso pudo decirle al Ministerio Público lo que todas las víctimas de delitos en este país quieren decir cuando la autoridad en lugar de defender los intereses de la sociedad, defiende a los criminales.
La víctima y su abogada argumentaron mientras el juez, considerablemente azorado ante la parcialidad del Ministerio Publico hacia el sicario, anotaba las contradicciones. Al final se dio la razón a las mujeres y se admitió un juicio oral por un delito de violencia de género.
Imagine usted que algún día todas y todos los mexicanos tengamos derecho a ser escuchados, a evidenciar claramente cuando el representante de la Procuraduría representa a los criminales. Un día en que las víctimas y sus familiares ya no serán interpretados en cientos de hojas escritas en lenguajes anacrónicos con términos legales incomprensibles; sometidos a la opacidad de un sistema en el que las decisiones se toman con discrecionalidad, y sin que la jueza o el juez pueda escuchar toda la historia en vivo, de una buena vez.
En unas semanas comienza ya este juicio oral, en el estado que durante más de una década ha sido desgarrado por la destrucción sistemática de vidas, cuerpos y dignidad de mujeres y niñas.
Dolores Tarín llega al juicio con la valentía de una mujer que sabe que su cabeza tiene precio; Lucha Castro, con amenazas de muerte del crimen organizado de Chihuahua; pero allí estuvieron, en el juzgado, preparadas, fuertes, congruentes; haciendo historia.
En medio de tanto dolor y tragedia, podemos celebrar que en México no se vale darse por vencida. Aunque siga el debate sobre el costo millonario del sistema de juicios orales, sobre el poder que perderán abogados que cobran sumas millonarias para resolver casos en la opacidad y la corrupción, y sobre las dificultades para su implementación, lo cierto es que hoy podemos celebrar un paso pequeño para la justicia; inmenso para las mujeres de Chihuahua.
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