José Steinsleger Contra la ingravidez intelectualSe ha probado reiteradamente el absurdo de negar la realidad con subterfugios cobardes. Los pilotos de guerra que causaron la carnicería en Gaza portaban documentos de identidad. Nacionalidad: israelí. Religión: judía. Valga la redundancia, aclaro que esta aclaración quede bien aclarada, pues no es motivada por el “odio”, sino por la indignación y los hechos.Tales documentos son extendidos por las autoridades del enclave neocolonial y terrorista llamado “Israel”, diferenciando “puros” de “impuros”. Y esto no es antisemitismo intelectual, sino el “realmente existente”. Lo demás, que siga dirimiéndose en los círculos elitistas de México, país que “encabeza” (vaya) la tabla mundial de decapitados, y se pide una cabeza más: la de Alfredo Jalife-Rahme.La irresponsable denuncia pública contra el autor de Bajo la Lupa, virtualmente calificado de “antisemita” en un desplegado de La Jornada (19/12/08), me toca en parte. Algunos de los firmantes me han tratado de “neonazi” y de self-hating jew (judío que reniega de sí mismo). Sólo que en “chingaquedito”, estilo que dominan a la perfección.Según el profesor canadiense Yakov M. Rabkin (que no pertenece al credo de Sai Baba), esos calificativos son utilizados contra quienes “ponen en entredicho la legitimidad del sionismo y del carácter sionista del Estado de Israel” (La amenaza interior, Historia de la oposición judía al sionismo, Ed. Hiru, Hondarriba, 2006, traducción Irene Selser, p. 49).Con su permiso de usted, y en vista de que los apellidos cuentan para conocer el pedigrí, apunte los míos: Steinsleger Rodríguez Miller Montes Klinger Sánchez Alexander Bradley, ciudadano mexicano sin credo de fe conocida, descendiente de judíos bielorrusos, gentiles asturianos, puritanos de Nueva Inglaterra y, por línea directa, del primer senador del estado de Vermont (Stephen R. Bradley, “Class III”, 1791-95).Se dice que el señalado confunde “israelí” con “judío”. Bullshit. Hay que conocer, primero, la pusilánime ley de población de Israel (1965), que implícitamente diluye ambos gentilicios. Y mejor si los judíos revistan en las filas del “Ejército de Defensa” (sic), donde no hay testigos de Jehová: recibirán grados y condecoraciones por cada niño palestino torturado, asesinado, o calcinado con sus bombas. Esto es nazismo.De Jalife-Rahme incomoda su brújula periodística: la coincidencia de la crisis capitalista mundial con los descomunales atentados terroristas que en los ocho años de Bush alcanzaron cotas superlativas de destrucción. ¿Nada más? Alfredo es parte del equipo de Andrés Manuel López Obrador en asuntos de petróleo y energía.Revisemos la nómina del documento “Contra el antisemitismo”: algunos trataron de justificar la matanza de Acteal; otros callaron las violaciones de las mujeres de Atenco, y todos dicen estar dolidos por la muerte de una conciudadana en el acto terrorista de Bombay. ¿Y los jóvenes mexicanos asesinados por el ejército colombiano en Ecuador? ¿Y la seguridad de la conciudadana Lucía Morett, con causa abierta por la extrema derecha mexicana, ecuatoriana y colombiana?Alfredo no es antisemita. Según Adolfo Gilly, está loco. Ocasión ideal para que Gilly nos hable de Humberto Cristaldi (su jefe de 30 años en la Cuarta Internacional trostkista-posadista), quien recomendaba el Frente Unido de los comunistas en caso de una eventual invasión extraterrestre, prueba de civilizaciones avanzadas. ¿Nos reímos de todos, o sólo de Jalife-Rahme?El sicoanalista Alberto Sladogna recordó a Gilly el papel del chiste entre los judíos: lo cómico es lo serio, y a partir de una mentira se dice la verdad. Freud y Lacan estudiaron la seriedad del chiste. V.gr.: un judío pregunta a otro si las relaciones que mantiene con su mujer son por amor o interés. El aludido responde: “creo que es por amor. Nunca percibí interés”.Jalife-Rahme no podría ser “antisemita” porque es parte del tronco semítico, en el que una de sus ramas, los judíos, se sienten “pueblo elegido”. Ofuscación similar a la doctrina puritana del Destino Manifiesto, por mediación de la cual los “cristianos renacidos” de Bush (reborn christians) usurpan el nombre “América”, de origen maya-quiché.Alfredo tampoco es hipócrita. Cuando supo de mi segundo apellido esbozó una sonrisa de oreja a oreja: “¡no eres ‘judío puro’!” Para mis adentros, pensé: tá’ de madre… igual dicen los judíos. Eso sí, debo cuidarme de Mustafá, mi dentista palestino en Quito. Cuando enciende el torno, me dice con ojos arábigamente desorbitados: “ésta es mi oportunidad, brimo”.En adelante, resta lo rutinario: articulistas que seguirán escribiendo vaguedades contra los “fanatismos de formas tenues” y criticando “algunas políticas israelíes”. Como si hubiese sido “ético” críticar “algunas” políticas de Alemania nazi.Agradezco a los autores de Contra el antisemitismo, la parte que también me toca como editorialista “serio”. Trato de serlo, pero no soy “imparcial”. Alzo la copa por el 50 aniversario de la revolución cubana, el primer cuarto de siglo de La Jornada y un beso grande, muy grande, para todas las madres de Gaza. Sin énfasis: feliz Año Nuevo.
Diciembre 31"pobres hijos de .... David , con bombas atomicas, aviones de chorro y con chorrillo "
Hola Eduardo Iusrbarra, espero puedas incluir unas líneas al debate candente en medio del bombardeo malsano que avergüenza a toda la humanidad.
Contribución al debate sobre Jalife, Israel y el presunto antisemitismo
Por Marco Tulio Culebro B.Periodista, traductor económico, alumno de maestría en Derechos Humanos UACM.
Un hombre que no tenía nada que perder en la vida denunció poco antes de morir que la comunidad de judíos millonarios de EEUU eran dueños absolutos de la industria cinematográfica, que la manejaban a su antojo, a placer y para fines de propaganda o censura. Ese hombre era nada menos que el famoso actor Marlon Brando, y por ello sus palabras fueron recogidas en los medios de comunicación.Le cayeron encima todas las acusaciones de antisemitismo que existen en el país vecino. En algunos países, la acusación de antisemitismo, equivale a penas judiciales. Esperamos que nunca ocurra en México en aras del ejercicio del libre derecho de opinión frente a los monopolios de la información, del espionaje y del dinero y la guerra (que no solamente son judíos).Al respecto del debate que nos ocupa, recuerdo que una vez propuse a Jalife Rahme que existían más fuentes de información financiera para hablar de la debacle capitalista y le puse el caso de Bloomberg News. Como seguidor que soy de su amena columna “Bajo la Lupa”, que se ha convertido ya en diferentes libros, observé que tomó a bien la recomendación y en adelante incluyó ese importante medio electrónico en su repaso de comentarios sobre Economía y Política. Michael Bloomberg es, como se sabe alcalde de Nueva York y gracias a su medio financiero electrónico que empezó con la bicoca de 10 millones de dólares, es hoy uno de los más ricos del mundo. Bloomberg, es un personaje político judío ortodoxo del grupo neoconservador que entró en escena en los últimos años aliado de Bush, pero precisamente por eso, hay que conocerlo mejor y saber que –como buen exponente de su comunidad- solamente le importan el dinero y solamente: el dinero. Pero no por eso se nos ocurre censurarlo, sino que animamos su lectura.Jalife por su parte deriva su variada información en teorías geopolíticas bien armadas e interesantes. No infalibles, no exentas de color y calor humano, pero que genuinamente buscan explicar la compleja realidad global y los 11 frentes que –dice- desencadena el imperialismo de corte anglosajón. Cabe destacar que no hay huella de racismo en esta acepción: Anglosajón se vale, debido a que existe una alianza bien establecida y definida de los gringos con sus primos ingleses y a donde vienen en menor jerarquía otros países del club angloparlante como Canadá y Australia, y en tercer orden, otras naciones del Commonwealth como India. Otros analistas hacen también sus versiones de la geopolítica mundial. Una buena versión pro-anglosajona e imperialista se encuentra en medios como Foreign Affairs. Pero también es igualmente válido conocer las construcciones teóricas del Sistema Mundo que hace Immanuel Wallerstein, a pesar del estructuralismo implícito y otros teóricos o comentaristas como el propio Chomsky, o el autor de los libros “Imperio” y “Multitud”, el sobrevalorado Toni Negri. O el analista mexicano, aunque poco conocido Raúl Villegas.Existe igualmente la escuela que representa la Revista Herodote que ha dado un buen lugar a la geopolítica francesa, que ha desarrollado una metodología propia donde la unión interdisciplinaria entre geografía y política vio sus mejores aciertos analíticos cuando se observaba el escenario estadounidense en Vietnam, que desde los años 60, auguraba el desastre en que cayó en 1975 y que los franceses conocieron muy bien tras la paliza que les propinaron los hombres de Ho Chi Minh comandados por el mariscal Vo Nuguyen Giap en Dien Biem Phu.Como quiera que sea, todas las escuelas de Geopolítica se escriben sin que sea imposible dejar de lado su punto de vista, origen, lengua de partida o de destino. Hay pues –desde luego-, una geopolítica china –quizá la más antigua- y una geopolítica rusa que dirige los destinos del gigante asiático antes y después de haber sido Rusia el centro del Imperio de los Zares, y antes y después de haber sido la Unión Soviética. Esa es la virtud de la disciplina, que además brinda la capacidad de anticipar los hechos.Valgan pues estos comentarios, cuando existe hoy un ataque de medios orquestado contra el columnista de Bajo la Lupa que tiene las peores incitaciones, es decir que viene desde la embajada de Israel. Es un ataque semejante al crimen de lesa humanidad que efectúa el estado sionista contra la población palestina, hoy recrudecido, cuando la humanidad entera celebraba los zapatazos que lanzó un periodista iraquí contra Bush, y que no fue otra cosa que un valiente ejercicio de opinión.
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