lunes, julio 09, 2007

"El gobierno quiere que sigamos yendo a trabajar a EU para que enviemos dinero"

"Los de acá no respetan lo que se acuerda": Rufino Domínguez, dirigente del FIOB

ARTURO CANO

"Es el programa Bracero, ni más ni menos", dice Rufino Domínguez Santos, coordinador general del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB) y viajero incansable, en referencia a la reforma migratoria que, empantanada otra vez en Estados Unidos, tiene en la figura de "trabajadores huéspedes" uno de sus ejes, con el beneplácito del gobierno mexicano. "Acá lo que quiere el gobierno es que nos sigamos yendo para que enviemos dinero".

En realidad, Domínguez sabe que, comparado con la fórmula de "trabajadores huéspedes" -como funciona ahora-, el programa Bracero fue un contrato colectivo de lujo. El mismo trabajó durante años en los campos de Sinaloa, de Baja California y California, y fue despedido dos veces y arrestado otra por demandar un pago mayor en la pizca del jitomate: dos centavos de dólar más por cubeta. Y conoce perfectamente las condiciones en que trabajan los "huéspedes" ya existentes, prácticamente sin derechos laborales y sujetos al capricho de sus empleadores.

La biografía del dirigente de Oaxacalifornia ilustra bien la ruta migratoria de los oaxaqueños, pero va más allá. Domínguez encarna, sobre todo, a los nuevos actores políticos binacionales. Frente a un taza de café, a la espera del inicio de una reunión en la ciudad de México, Domínguez habla de George Bush, de la propuesta del congresista Luis Gutiérrez, de los derechos humanos de los migrantes y del desarrollo de las comunidades mixtecas, al tiempo que presenta a Bernardo Ramírez, candidato del FIOB a diputado local por el distrito con cabecera en Juxtlahuaca, Oaxaca (no sería la primera vez que el frente lleva un diputado al Congreso estatal).

Unos días después de la charla, Domínguez fecharía en "Fresno, Oaxacalifornia, Estados Unidos", la denuncia de un atentado sufrido por Bernardo Ramírez en Juxtlahuaca, la tarde del 23 de junio pasado, cuando el vehículo en que viajaba recibió un impacto de bala.

Los costos de la política sin fronteras que practican los migrantes hoy, mucho más allá de la coyuntural discusión de la reforma migratoria.

La reunión en la capital de México es una de las habituales del FIOB. A veces se juntan aquí, punto intermedio para quienes viven en Oaxaca y quienes ya están del otro lado; a veces lo hacen en Tijuana, y cuando hay recursos y visas se reúnen en California.

Se trata de reuniones para definir la línea política del FIOB, pero también para revisar la marcha de los proyectos de desarrollo comunitario que el frente tiene en la Mixteca, gracias al financiamiento que le viene de la buena reputación de sus dirigentes entre diversas fundaciones.

Hace unas semanas Rufino Domínguez anduvo en Morelia, en la cumbre de los migrantes. Poco antes estuvo en Washington, en el cabildeo en favor de una reforma migratoria. A finales de 2005 recaló en Ginebra, Suiza, para asistir a una junta con el organismo de Naciones Unidas para los migrantes. Lo normal, sin embargo, es que vaya y venga por el territorio sin fronteras de Oaxacalifornia.

De San Miguel Cuevas a California

Más de la mitad de sus 42 años la ha pasado así el dirigente indígena, desde que salió, en 1984, de su natal San Miguel Cuevas, gracias a las amenazas de muerte de un cacique que lo secuestró y le puso una tunda. Su primera parada fue en los campos de Sinaloa. De ahí, como miles de oaxaqueños, fue a dar a San Quintín, Baja California, también tierra de riego y hortalizas. El siguiente paso, natural, fue Madera, California, donde comenzó su historia de político binacional pizcando en los campos.

Con otros dirigentes de este y aquel lados de la frontera, Rufino fundó el FIOB, y durante ocho años fue promotor comunitario del Proyecto de los Pueblos Indígenas de Asistencia Legal Rural de California (CRLA, por sus siglas en inglés).

En 2001 fue nominado, con otras 3 mil personas, al premio Liderazgo por un Mundo Cambiante, que otorgan la Fundación Ford, el Instituto de Abogacía y la Universidad de Nueva York. Rufino ganó el premio, tras una minuciosa investigación de un año, que incluyó las finanzas de su organización.

Hace un par de años, Domínguez fue relecto coordinador general del FIOB. Entonces, en la capital oaxaqueña, recordaba que su formación había iniciado en una escuela de religiosos maristas y continuado en un taller de reparación de radios y televisores, con el rojo Ernestino Sixto Chávez, educador de jóvenes.

Desde entonces, Rufino Domínguez ha continuado sus recorridos permanentes por los campos agrícolas, a la vez que se ha dado tiempo para organizar protestas en favor de la Asamblea Estatal de los Pueblos de Oaxaca y actos de bienvenida a diversos políticos mexicanos. Las acciones del FIOB han ido a contrapelo de la actitud de otras organizaciones de oaxaqueños radicados en California, quienes siguen considerando que lo propiamente mexicano es ser guadalupanos y priístas.

Los políticos de aquí y los de allá

Entre viaje y viaje, entre protesta y protesta, Domínguez se da tiempo para seguir su eterno recorrido por los campos californianos verificando, por ejemplo, que los jornaleros tengan agua potable durante su horario laboral, y recuperando miles de dólares que los empleadores, capataces o arrendadores pretenden esquilmar a los oaxaqueños.

Entre los muchos proyectos que coordina Rufino Domínguez está también uno de intérpretes que trabajan con los jornaleros monolingües, que llegan a California como hablantes sólo de mixteco o zapoteco. El proyecto arrancó con intérpretes para asuntos jurídicos y de migración y se ha extendido a los servicios hospitalarios, donde ocho mujeres traducen para las indígenas parturientas.

En las semanas recientes, a los del FIOB se les ha abierto otro frente de batalla. Han tenido que emprender una campaña para evitar que sus paisanos sean defraudados por vivales que aprovechan el debate de la reforma migratoria para ofrecer "arreglar papeles" por cantidades que van de mil a mil 500 dólares.

Finalmente, en Oaxcalifornia siempre hay algo que hacer. A principios de este año, por ejemplo, Rufino participó en una concentración a las afueras del Music Center del condado de Los Angeles, donde Vicente Fox hablaba de democracia y modernidad. Rufino Domínguez hizo un reconocimiento al ex presidente: durante el sexenio en que proclamó "héroes" a los migrantes, el éxodo de mexicanos creció hasta alcanzar 450 mil al año.

Fox no habló con Rufino, aunque durante el sexenio anterior formó parte del consejo consultivo de la comisión encabezada por Xóchitl Gálvez, y aunque es frecuente su trato con políticos de uno y otro lados de la frontera. Puesto a elegir, Rufino prefiere a los estadunidenses. "Son racistas y discriminan, pero cuando acuerdan algo lo cumplen, y los de acá no".

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