Carlos Monsiváis , Jenaro Villamil
Primero: No harás regalos de látex delante de las autoridades y demás gente respetable. A propósito de las campañas moralizadoras del gobernador de Jalisco. Resumen de una guerra contra el pecado, los pecadores y los actos pecaminosos.
El 5 de agosto de 2207 el gobernador de Jalisco Enrique González Márquez se trepa a su egoísta Monte Sinaí: “Entre la comunidad homosexual sí hay que seguir apoyando: entre los jóvenes, en general, yo creo que no le corresponde al Estado repartir condones. Si alguien quiere, y déjame llevarlo al grado chusco: ¿por qué nada más condones? Vamos repartiendo un six de cerveza y vamos dando vales para el motel, de modo que el gobierno pague la diversión de los jóvenes. Oye, no. No le toca al gobierno pagar las cervezas ni el motel. Bueno, creo que tampoco le toca repartir condones en la comunidad en general”. (Información del corresponsal de La Jornada, Juan Carlos G. Partida, 6 de agosto).
Segundo: No permitirás que la promiscuidad (definición al gusto) se apodere del alma de los niños a tu cargo (de 8 a 80 años).
El 8 de agosto de 2007, al responderle a la crítica, el gobernador renueva su filosofía: “El sida se da por promiscuidad, no se da por no usar condones. Si una persona le es fiel a su pareja no tiene riesgo de contraer el sida, a no ser que venga por transfusión sanguínea. Ya sé que esto es raro, pero esto es lo que sí da el sida” (De la nota de Juan Carlos G. Partida en La Jornada). El chiste del sida que sí da pudo ser curiosito en 1984, pero hoy más bien es patético. Y el juego de palabras del gobernador no lo beneficia. Dice: “El sida no se da por no usar condones”. Así que si no se usan condones todo está bien, haga o no haga uno sexo. De no ser así, que se abstenga de juegos lingüísticos en atención a la normatividad.
Tercero: No dejarás que la lógica, así sea la más elemental, intervenga en tus declaraciones:
Una vez asegurado que el VIH no se contrae por no usar condones, y antes de verse atrapado por la doble negación, González Márquez va a fondo en su utopía epidemiológica: “El tema central no es repartir condones, el tema es abatir el sida, y el sida no está disminuyendo, el sida está incrementando”. Pareciera entonces que lo conveniente es repartir condones, pero eso es minimizar al gobernador, que envía a los condones al desván y combate el sida a golpes de castidad.
Cuarto: No harás caso de los párrafos siguientes, ni los leerás siquiera.
El sida, señor Gobernador, no se da por promiscuidad sino por falta de información y de prevención. Esto deberían saberlo hasta los que lo ignoran. Su agente causal no es un tipo de prácticas ni de orientación sexual (aunque este panista en su fuero interno crea que la homosexualidad es sinónimo de promiscuidad y la heterosexualidad es siempre monogámica). El sida es causado por un virus de inmunodeficiencia humana (no por una bacteria como cree uno de nuestros honorables ministros de la Suprema Corte), que se transmite a través del intercambio de flujos sanguíneos o de los líquidos seminal o amniótico entre una persona portadora del VIH (seropositiva) y otra que no lo es (seronegativa). En todo caso, creer que la promiscuidad es “la causa” de una pandemia global sólo describe el tamaño de un analfabetismo médico. Y recuérdese: imponer estas supersticiones como criterio válido para abatir el VIH-Sida ha hecho muchísimo daño y ha determinado sufrimientos incontables, generando la espiral de miedo e intolerancia que es una amenaza cercana a la constituida por el propio virus.
Quinto: No te olvidarás de que en la letra impresa se agazapa el pecado. Garantizar el derecho a la salud y no la promoción de la santidad obligatoria es la obligación estricta de la autoridad pública. Aunque le incomode al gobernador de Jalisco, la ONU, la Secretaría de Salud y la propia Norma Oficial Mexicana reconocen la promoción y el uso del condón entre la población adulta y con vida sexual activa como la medida más eficaz al enfrentar la epidemia. La “fidelidad” o la “promiscuidad” déjeselos, señor González Márquez, a los criterios privados de cada individuo o pareja. La cama y el placer de otros no son su asunto. ¿Por qué no le da una pensada a la idea de lo que significa gobernar en una República laica?
Sexto: No nombrarás a funcionarios que no se constituyan en de inmediato padres de familia de sus gobernados.
Afirma González Márquez: el próximo titular del Consejo Estatal para la Prevención del Sida (Coesida) –sucesor de Sergio Zúñiga Quiñones, que saldrá del cargo el próximo 15 de agosto, tras ser despedido por organizar la Feria del Condón– no deberá solamente ser un “distribuidor de condones”, sino una persona “con un perfil científico, técnico, pero con un gran humanismo, que pueda hablarle a los jóvenes sin miedo a que lo abucheen al decirles: ‘Oye, absténte, no tengas relación sexual’; y que pueda decirle a los que ya estamos casados: ‘Oye, sé fiel a tu pareja porque la infidelidad es causa de sida’. Una persona con ese perfil, estoy en la búsqueda”. Encuéntrelo pronto antes de que se lo lleven al cielo en una carroza de fuego, o antes de que le den el Premio Nobel de Medicina por descubrir que la infidelidad es una causa del sida.
Séptimo: No dejarás a las cuestiones científicas en manos de la ciencia.
González Márquez es preciso: “El tema central es abatir el sida, y el sida no está disminuyendo, se está incrementando; entonces lo que yo estoy diciendo, desde Coesida y desde la sociedad: Hablemos de abstinencia sexual, y hablemos de fidelidad, que es un tema que viene también en el libro de texto de Ciencias Naturales de primero de secundaria, esto no viene en el catecismo, viene en el libro de texto de Ciencias Naturales de primero de secundaria, de acuerdo al plan de estudios de la SEP (Secretaría de Educación Pública); hablemos de fidelidad a la pareja, lo dije la vez pasada, y para quien no quiera el tema de la abstinencia, para quien no quiera el tema de la fidelidad, que se ponga condones”.
Y el gobernador alcanza el clímax teórico: “Debemos plantear cuestiones totalmente revolucionarias, que efectivamente van a generar mucho debate”. Ahora, a modo de pasión didáctica, vienen las cuestiones totalmente revolucionarias del gobernador:
“Imagínense que en pleno siglo XXI un gobernante hable de fidelidad. ¿Pues de qué me hablas? Es signo de los tiempos es que todo mundo se mete con quien quiere, y no pasa nada. Tú imagínate el que un gobernante le diga a un joven: ‘Oye, abstinencia sexual hasta que estés en edad de responder por tus actos’. ¿Pues de qué me hablas? Si lo que se escucha, como corriente de opinión y como forma de vida es que cada quien se relacione de la manera que quiera. ¿Queremos realmente acabar el sida, o queremos hacer un debate? Pues entrémosle también a discutir los temas de fondo”. Eso es, que el sida prosiga por su cuenta y que el debate, con su legión de moralejas, tome la palabra.
Octavo: No mentirás en público para no tener que contestar preguntas incómodas de los medios informativos.
En todos los libros de texto autorizados para la enseñanza secundaria, encontramos de manera central la recomendación de los condones. La abstinencia se presenta como alternativa, una obviedad salutífera para quienes la practiquen, al parecer según las estadísticas, no todos, ni siquiera la mayoría; la fidelidad no aparece con ese nombre, sino como “una sola pareja sexual”. Sin embargo, en el libro más explícito al respecto Ciencia. Biología, de Cedillo, Mota, Bonfil y Garay, (Editorial Ateneo), se dice un tanto paradójicamente: “Los adolescentes que han vivido de acuerdo con lo que señalan estas campañas (de abstinencia sexual) han obtenido resultados satisfactorios, retrasando o evitando el contagio por VIH y otras enfermedades” ¿Retrasando? ¿La abstinencia puede nada más retrasar la infección? ¡Qué notable!
Noveno: No fabricarás con tus buenos deseos la política de Estado. Se le pregunta a González Márquez: “–En otros países han fallado los programas de abstinencia”. Y contesta veraz como político: “Pero en México la abstinencia está propuesta por la SEP, y mientras la SEP lo proponga como una política pública, nosotros lo impulsamos”. No es así y el gobernador debería estar al tanto. La abstinencia sexual es una de las alternativas reconocidas por evidentes y por la SEP, pero nunca, en ningún momento es una política pública del gobierno mexicano o de gobierno alguno. ¿Por qué miente o por qué confunde la realidad el gobernador?
Décimo: No solucionarás todo de inmediato porque la vida no da para tanto.
Dice el gobernador Enrique González Márquez: “Si queremos un distribuidor de condones, hay muchos, yo diría incluso: contratemos a una empresa de esas de paquetería, le damos el paquete y ellos reparten los condones”. Así sea.
Epílogo: “Prefiero tener un funcionario público con principios y valores morales, que uno con capacidad técnica que no tenga estos principios y estos valores. Yo creo que la gente que tiene sentido de trascendencia respeta los derechos humanos, se compromete a trabajar por los que menos tienen. El que sabe que hay un creador no roba, no mata, no engaña, no miente”. E. González Márquez. Nota de Juan Carlos G. Partida. La Jornada, 20 de julio de 2007.
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