Entrevista a Javier Arrue, diputado venezolano
Diego Torres
El Mundo
Va siendo habitual que el presidente Hugo Chávez envíe a sus emisarios para explicar al mundo las decisiones más polémicas de la República Bolivariana de Venezuela. Ya sucedió con el cierre -la no renovación de la licencia, matizaron entonces- de Radio Caracas Televisión. Esta vez se trata de la reforma de la Constitución, encaminada a profundizar en la revolución y, de paso, a eliminar el límite al número de mandatos presidenciales, lo que permitiría a Chávez volver a ser elegido presidente.
El encargado de esta misión es Javier Arrúe, nacido en España (San Sebastián) en 1964, pero con más de 40 años de trabajo social a sus espaldas entre los campesinos venezolanos. Con mucha sorpresa por su parte, fue elegido diputado a la Asamblea en 2005. «Yo no tenía esperanzas de ser diputado hasta que la oposición decidió boicotear las elecciones», explica. Arrúe, de formación jesuita, calcula que la reforma constitucional «será votada en referéndum en torno a diciembre de este año, pues ahora mismo se está discutiendo en la Cámara».
Además de la polémica en cuanto a la reelección presidencial, que el diputado justifica aludiendo a muchos otros países donde el Ejecutivo no está sujeto a límites de mandatos, otros asuntos han levantado ampollas y han sido interpretados como una cubanización de Venezuela. Entre éstos, el cambio de régimen del Banco Central -que pasará a ser mucho más dependiente del Gobierno- o la regulación de la propiedad privada.
«Es ilógico que los recursos financieros de un país dependan de un agente sin control popular», arguye Arrúe. «Ahora el Banco Central pasará a ser parte de la estructura de Gobierno y estará sometido a sus mismos controles», añade.
En lo referente al derecho de propiedad, muchos han anunciado el peligro de colectivización tras la reforma. Arrúe matiza que el tipo de propiedad privada que funciona en la actualidad seguirá vigente, pero que a ese modelo se le añadirán otros, como la propiedad política, social, colectiva o mixta, con un contenido aún por delimitar. «Sin embargo, hay que recordar que las reformas en Venezuela son estructurales. No se trata de cosmética pues es una transformación profunda. La revolución bolivariana va tremendamente en serio», advierte.
Otra de las puntas de lanza de la reforma es la nueva organización de poderes, a nivel territorial, administrativo y militar. Se crearán consejos comunales -que algunos han tachado de soviets- y habrá una «integración cívico-militar», afirma. Pues, «¿cómo vamos a proteger, si no, las mayores reservas petrolíferas del planeta?», se pregunta.
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