Este sábado 8 de marzo se celebra una vez más el Día Internacional de la Mujer, fecha que marca la inflexión de las relaciones sociales modernas, regidas por la equidad y el equilibrio en la participación de hombres y mujeres en la dinámica social. Ese es el ideal que se refrenda cada año con esta fecha, pero que debe reconocerse como un objetivo inconcluso, un camino por el que se debe ir avanzando.
El marco legal se ha ido ampliando, se trabaja por la equidad en la esfera pública, por la reglamentación en lo laboral y la armonía en los hogares; pero la realidad se muestra muy compleja, el desarrollo del universo femenino en las últimas décadas ha sido vertiginoso, las mujeres hemos tenido que enfrentar fuertes retos en nuestro desarrollo: desde la competencia laboral, hasta el sustento de los hogares.
Este día debe ser un recordatorio de la importancia de las mujeres en la vida social, de su insustituible contribución cotidiana al desarrollo de la humanidad y, sobre todo, de todas las tareas inconclusas que tenemos en materia de equidad y protección de sus derechos.
Pero no sólo se trata del perfeccionamiento de los tópicos ya planteados, ni de ir sobre las fórmulas que ya se han trabajado, es necesario ampliar la discusión sobre las mujeres, conocer nuevas formas de convivencia entre los géneros, abrir perspectivas respecto al desarrollo y la calidad de vida de las mujeres.
Y para abrir nuevos horizontes lo principal es conocer con claridad y sin prejuicios la naturaleza femenina, entender la diferencia entre hombres y mujeres para trabajar en consecuencia, pues unos y otras no pueden ser equiparados con una ciega igualdad, sino deben ser aparejados con el equilibrio de la equidad.
La discusión debe partir de la diferencia que nos define, para llegar a la igualdad de oportunidades y espacios que permita la convivencia y el desarrollo de todos. Y en este proceso no debe perderse de vista el reconocimiento a las grandes luchas de las mujeres, desde la cotidianidad como formadoras de las nuevas generaciones, hasta los liderazgos que han hecho historia.
El trabajo ha sido duro, muchas mujeres han dedicado su vida a los demás como madres solteras, hermanas en la orfandad, amigas en los momentos difíciles, esposas para acompañar a sus parejas toda una vida, hijas para cuidar en la vejez a sus padres. Toca a la sociedad levantar nuevamente las palmas por esas mujeres, en un aplauso activo que vaya todo el año alcanzando nuevas metas de equidad.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios, muchas gracias.
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