Discurso de Presidente Rafael Correa en la XX Cumbre del Grupo de Río
Rebelión
Presidentes y hermanos de Latinoamérica:
Mi Patria ha sido bombardeada, ultrajada por aeronaves y por soldados extranjeros
Después de estar en frecuente contacto con el Presidente Álvaro Uribe por distintos asuntos bilaterales, pocas horas después de haber tenido nuestra última conversación en la tarde del viernes 29 de febrero, cuando le informé la decisión unilateral y de buena voluntad de mi gobierno de eliminar el requisito del pasado judicial para los ciudadanos colombianos que ingresen al Ecuador, el Gobierno de Colombia bombardeó mi país.
Como en toda agresión, la primera víctima es la verdad. El Presidente Uribe me llamó aproximadamente a las 08h30 del día sábado 1° de Marzo, para “informarme” que en la madrugada de ese mismo día fuerzas militares habían tenido choques con efectivos de las FARC en territorio colombiano, muy cerca de la frontera con Ecuador.
El Presidente Uribe me comunicó además que los miembros de las FARC habían cruzado la frontera, razón por la cual, explicó, se había emprendido una persecución “en caliente” dentro de nuestro territorio. Como resultado de esta acción dijo que sus fuerzas habían dado muerte a 17 miembros de las FARC, herido y capturado a 11, y que un soldado colombiano había perdido la vida. Entre los muertos de las FARC se encontraba uno de sus líderes, Raúl Reyes. Esta primera versión, a excepción de los muertos y heridos, resultó ser una completa falsedad.
Lamenté la pérdida de vidas humanas, me solidaricé con el pueblo colombiano, y apenas terminada nuestra conversación ordené a las fuerzas armadas ecuatorianas la investigación de los hechos. Se enviaron helicópteros artillados a sobrevolar la zona, situada claramente en territorio ecuatoriano. (FOTOS 1 Y 2 RIO PUTUMAYO) Simultáneamente se despacharon tropas por vía terrestre que llegaron al lugar de los hechos varias horas después, ya que se trata de una zona inhóspita, donde los árboles alcanzan fácilmente los 30 metros de altura, lo que además impide tener información certera desde el aire (FOTO 3 AEREA DE LA ZONA).
El primer helicóptero de nuestras fuerzas armadas que sobrevoló el lugar de la incursión colombiana en territorio ecuatoriano, avistó una patrulla policial colombiana y entró en contacto radial con el comandante de dicha unidad, el Mayor Castellanos, quien le reportó pertenecer a la patrulla antinarcóticos JUNGLA de la policía colombiana, estar efectuando una operación muy importante, y encontrarse rodeada por “guerrilleros”. Además solicitó “apoyo de fuegos” de las fuerzas armadas ecuatorianas para defenderse de los supuestos atacantes que los rodeaban (FOTO 4 y 5).
Nuestra decencia y coherencia es tal, que al ser informado de la situación reportada por la patrulla colombiana, ordené sin dudar que nuestros helicópteros repelan a los supuestos irregulares de las FARC y defiendan por todos los medios la vida de los policías colombianos. Luego descubriríamos que todo aquello también fue falso. Solo querían ganar tiempo para salir del territorio del Ecuador, como efectivamente lo hicieron, sin entregarse a las fuerzas ecuatorianas según establece la Cartilla de Seguridad acordada entre Ecuador y Colombia.
Las contradicciones en la información presentada por el Gobierno colombiano se manifiestan de manera reiterada, fruto de su necesidad de ocultar la naturaleza de la violación a la soberanía del territorio ecuatoriano.
El primer comunicado del Ministro de Defensa de Colombia, de 1 de marzo, informaba que la acción se había iniciado a las 0h25 del día sábado, en el lado colombiano, y que cuando transportaban tropas por helicópteros éstos fueron atacados desde un campamento de las FARC a 1800 metros de la frontera binacional, en territorio ecuatoriano. El comunicado afirma textualmente: “5. Con las coordenadas, la Fuerza Aérea Colombiana procedió a atacar el campamento desde el lado colombiano, teniendo siempre en cuenta la orden de no violar el espacio aéreo ecuatoriano”.
Cuando el Presidente Uribe se dirige a la nación para celebrar su “trofeo de guerra”, al creer que había logrado engañarnos y callaríamos ante la agresión dice: “agradezco al Presidente Rafael Correa, del Ecuador, a las fuerzas militares y de policía y al pueblo del país hermano, su comprensión al momento que vive Colombia de determinación para derrotar al terrorismo (...)”. Nuestro silencio se debía en realidad, a que no teníamos información objetiva de los hechos.
Cuando nuestros soldados llegaron al sitio del combate, encontraron una verdadera masacre, con cadáveres por doquier y heridos abandonados. Todo lo que había dicho hasta ese momento Álvaro Uribe y el gobierno colombiano era una gran mentira, y era claro que se trataba de una acción planificada, no una persecución en caliente, y que se había violado la soberanía ecuatoriana.
De hecho, si se había detectado un campamento de las FARC en nuestro suelo, las autoridades colombianas debieron informar al Ecuador con anticipación, de acuerdo a los procedimientos claramente establecidos en los acuerdos bilaterales de la Comisión Binacional de Fronteras Ecuatoriano Colombiana, COMBIFRON; la Declaración Conjunta del 12 de enero de 2006, suscrita por los Ministros de Defensa de ambos países, y la específica Cartilla de Seguridad.
Debido a ello presentamos nuestra primera y enérgica nota de protesta al Gobierno colombiano, el cual a través de su Cancillería, ratifica la versión dada por el Ministerio de Defensa de ese país, es decir, que se preparó una acción en el lado colombiano, se recibieron disparos del lado ecuatoriano y se respondió. La Cancillería colombiana además afirmó que: “fue indispensable que las tropas colombianas INGRESARAN a territorio ecuatoriano para registrar el sitio desde donde recibieron disparos (...) el citado Raúl Reyes dirigía desde hace muchos años operaciones criminales en el sur de nuestro país, y CLANDESTINAMENTE, desde territorio ecuatoriano, SIN EL CONSENTIMIENTO de ese gobierno”. Añade la nota que “los terroristas, entre ellos Raúl Reyes, han tenido la costumbre de asesinar en Colombia e INVADIR el territorio de países vecinos para refugiarse (...)”.
Es decir, que cuando aún creían que nos podían engañar, el propio Gobierno colombiano aseveraba, como siempre lo había hecho, que el Ecuador no da su consentimiento a las operaciones de las FARC en su territorio. Pero ahora, y tras develarse sus mentiras, articula calumnias e infamias que van desde tildar al Gobierno ecuatoriano de dar albergue a los que llaman terroristas, hasta calificarnos de cómplices e informantes. Es el mayor cinismo en la historia reciente de América Latina.
A primeras horas del día domingo 2 de Marzo enviamos al lugar de los hechos, cercano a la población de Santa Rosa, a una misión de funcionarios de gobierno y militares, junto con prensa nacional e internacional. La realidad fue mucho más grave de lo anticipado. Todo, repito, todo lo dicho por el Presidente Uribe y su gobierno había sido una gran farsa.
La misión halló evidencias sólidas de que se había perpetrado un ataque premeditado, planificado, con plena conciencia de que se iba a ejecutar en territorio ecuatoriano. La página oficial de la Presidencia de la República de Colombia dice, textualmente, que: “durante toda la noche del viernes 29 de febrero y la madrugada de este sábado 1 de marzo, el Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez, estuvo siguiendo de cerca la operación conjunta que adelantaron las fuerzas militares y la policía en el sur del país”.
La realidad de los hechos fue que en la madrugada del sábado 1 de marzo, ingresaron a nuestro espacio aéreo aviones de la Fuerza Aérea Colombiana. Las evidencias señalan que atacaron desde el Sur y, con bombas de alta precisión, destrozaron el campamento de las FARC que se hallaba a unos 1800 metros de la línea de frontera, en un lugar claramente delimitado por un accidente geográfico como el Río Putumayo, lo que eliminaba la posibilidad de error en el posicionamiento.
Luego del ataque aéreo, entraron en el territorio ecuatoriano tropas colombianas transportadas en helicópteros para culminar el ataque y llevarse cuerpos de los miembros de las FARC abatidos en la operación. Cuando horas más tarde la misión ecuatoriana llegó al sitio del ataque, encontró en un primer momento diecisiete cadáveres y tres mujeres heridas y abandonadas en el sitio del bombardeo.
La mayoría de los cadáveres se hallaban en paños menores y ropa de dormir, lo que revela otra mentira más del Presidente Uribe y su gobierno: no hubo enfrentamiento entre las FARC y la fuerza pública colombiana, los irregulares fueron masacrados mientras dormían. Muchos cadáveres presentan orificios de proyectiles en la espalda. El argumento de legítima defensa, que todavía con descaro sostiene el Gobierno colombiano, es simplemente insostenible: no hubo la coexistencia de necesidad, inmediatez y mesura para repeler una agresión.
Por ello, ese mismo día domingo 2 de Marzo, me comuniqué con la mayoría de Presidentes de la región para transmitirles nuestra indignación por la violación a nuestra soberanía y la burla que se había realizado a nuestra buena fe. Además, exigimos una disculpa sin condiciones al Gobierno Colombiano.
La respuesta y las supuestas excusas, fueron otro insulto a la verdad y al pueblo ecuatoriano. Por ello, en mensaje a la Nación, esa misma noche anuncié la expulsión del embajador de Colombia en mi país. Menos de una hora después, resulta que desde Bogotá, y con información de computadoras milagrosamente rescatadas intactas del salvaje bombardeo, se nos acusaba de actuar en complicidad con las FARC, pese a que poco mas de 24 horas antes, en comunicado oficial, el Gobierno colombiano había reconocido que Raúl Reyes actuaba esporádicamente en territorio ecuatoriano y sin nuestro consentimiento. El Presidente Uribe miente al Ecuador, a Colombia y al mundo entero.
Esta mala fe se ve agravada por un nuevo y cínico comunicado del Ministerio de Defensa Colombiano en que prácticamente se nos responsabiliza del ataque por no colaborar en lo que ellos llaman su lucha antiterrorista: De esta forma, la víctima resultaba ser el victimario. Por esta razón, ante tanta mentira y agravio al pueblo ecuatoriano, me ví obligado el día lunes 3 de Marzo a las 14h00 a romper las extraordinarias relaciones diplomáticas que durante siglos hemos tenido con Colombia, dejando en claro que las relaciones de hermandad entre el pueblo ecuatoriano y el pueblo colombiano serán eternas, pero que no podemos hablar con un presidente y con un gobierno sin ninguna credibilidad ni sentido de la decencia.
Podemos demostrar con múltiples documentos y pruebas que siguieron intentando crear muchas mentiras, entre ellas la supuesta relación política con las FARC, otra infamia verdaderamente canallesca. En realidad, desde el pasado mes de Diciembre nos encontrábamos con otros países y ONGs intercediendo por la liberación de rehenes de las FARC, como ya lo han confirmado gobiernos amigos y familiares de los rehenes.
De hecho, Ecuador en los últimos años ha desmantelado 117 campamentos de la FARC en nuestro territorio, y de estos 47 solo en mi primer año de gobierno, muchas veces con enfrentamientos armados con la guerrilla. Nuestros soldados permanentemente exponen la vida por un problema que no es nuestro. Estos campamentos e infiltraciones, no son culpa del gobierno ecuatoriano, son responsabilidad del gobierno colombiano, quien tiene absolutamente desprotegida su frontera y gran parte de su territorio. Lo hemos dicho desde mucho antes: Ecuador limita al norte no con el Estado Colombiano, sino con las FARC. De hecho, lejos de lo que ha manifestado el Presidente Uribe, el único país que alberga lo que ellos llaman terroristas, además de paramilitares, narcotraficantes, extensos cultivos de drogas ilícitas, etc., se llama Colombia, ya que, insistimos, no controla extensas partes de su territorio ni sus fronteras, y de esta forma exporta sus conflictos a los países vecinos.
Con la farsa de la supuesta relación de Ecuador con las FARC, Uribe trata de justificar su agresión e imponer la teoría de poder actuar en cualquier Estado por la seguridad nacional de Colombia, gravísimo principio que debemos rechazarlo de plano. Incluso, con los argumentos esgrimidos por el Presidente Uribe, la principal víctima sería Colombia, ya que todos los países tendrían el derecho de bombardearla, pues, insisto, el germen de la desestabilización regional se encuentra en Colombia.
Hasta hace poco, las mentiras del gobierno colombiano continuaban. El Ministro de Defensa colombiano, hace escasas horas ya reconoce que violó nuestra soberanía, que fue un ataque planificado y no se debió a legítima defensa, pero intenta justificar estas barbaridades con el argumento de que a última hora las fuentes de inteligencia cambiaron las coordenadas y se dieron cuenta que el ataque debía ser en territorio ecuatoriano. Casi simultáneamente, decía Ud.,
Presidente Uribe, en relación al Presidente del Ecuador y el ocultamiento deliberado de información: “yo no le conté porque estaba seguro que el operativo iba a fracasar”. Esto demuestra, además de su insolencia, que SIEMPRE supieron que el ataque sería en territorio ecuatoriano, y que siguen tratando de engañar al Ecuador y al mundo.
Una prueba audiovisual, grabada, filmada y presentada a Colombia y al mundo por el propio Gobierno colombiano, se convierte hoy en el mejor instrumento para corroborar estos hechos execrables. El video presenta el testimonio de la usurpación, el saqueo y la audacia de ejercer jurisdicción administrativa sobre territorio ecuatoriano a través de la presencia de un fiscal colombiano en el lugar de los hechos, lo que representa ya no sólo una violación de la soberanía, sino una apropiación de facultades jurisdiccionales que sólo competen al Estado ecuatoriano (VIDEO).
Hermanos latinoamericanos:
Ecuador no permitirá que este ultraje del Gobierno Colombiano quede en la impunidad, y estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. Este no es un problema bilateral, es un problema regional. De permitir esta agresión, que, repito, Ecuador no puede dejar impune, se estaría sentando un precedente nefasto en la región: que cualquier país, se atreva a bombardear e incursionar en territorio ajeno porque considera que allí se refugian lo que ellos consideran terroristas. Nada justifica la violación de la soberanía territorial de un Estado por otro Estado, según la carta de la OEA. Hoy fue la soberanía de Ecuador. Mañana puede ser la de Brasil, Perú, Panamá, o cualquier otro. No podemos andar con tibiezas, no podemos permitir que quieran convertir a nuestra región en otro Medio Oriente. Se requiere un rechazo frontal, claro y contundente, al agresor.
Presidente Uribe:
Reconozca sin ambages su error. Tenga decencia: pida disculpas al Ecuador, y a Latinoamerica, sin buscar falaces atenuantes. Nada, repito NADA, justifica la violación del territorio de un Estado por parte de otro. Nada justifica la agresión de Colombia contra Ecuador. Por el bien mayor que constituye la paz, denos garantías de que estos hechos, contrarios a la Ley Internacional, no se repetirán. Y basta de calumnias. Su insolencia indigna más al pueblo ecuatoriano que sus bombas asesinas. Ud. Es la única fuente de conflictos regionales, al no poder controlar su territorio ni sus fronteras de la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico y el cultivo de drogas. Ecuador no tiene nada de eso, somos las víctimas de un conflicto que no es nuestro.
Hermanos de Latinoamérica:
Ecuador es un país de paz. Confiamos en la comunidad regional y creemos en la solución pacífica de conflictos. En sus manos, en su conciencia, está remediar este quebrantamiento del derecho por medios pacíficos. Repito, confiamos en la comunidad regional, pero si esta falla, sabremos hacernos respetar por nuestros propios medios. Sabremos defender la Patria.
Viernes, 7 de marzo de 2008
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