De Guadalupe Loaeza
Al pueblo español:
Por medio de estas líneas, escritas desde el fondo del corazón, me permito hacerle al pueblo español, con todo respeto, una modesta aclaración. Como saben, Felipe Calderón acaba de regresar de España en donde realizó un viaje de Estado, supuestamente muy exitoso. En su primera jornada en Madrid, en donde fue recibido con bombos y platillos, participó en una sesión solemne de Las Cortes españolas. Sin duda se trataba de un hecho inédito, ya que era la primera vez que recibían a un mandatario mexicano desde 1977. En su discurso, entre muchas otras cosas, Calderón apuntó: "Y puesto en este dilema inevitable, con sus enormes contrastes y posibilidades, México ha decidido caminar hacia la consolidación de la democracia y el respeto de los derechos humanos; hacia la libertad y la justicia, a favor de la inversión y la apertura, por igualdad de oportunidades y por el respeto al medio ambiente y el desarrollo sustentable". Más adelante habló de todas las virtudes de su gobierno, incluyendo los logros. "Hemos firmado acuerdos sólidos con los maestros y los padres de familia para no sólo aumentar la cobertura educativa, sino incrementar la calidad educativa del país", decía en tanto leía mostrando a la vez unas mangas demasiado largas de su traje muy formal para sus brazos más bien pequeños.
Ese mismo día se ofrecía, al huésped de honor, una cena de Estado por parte del rey Juan Carlos I, la reina Sofía y los príncipes de Asturias en el Palacio Real. En ella el rey fue muy enfático al hablar de "las excelentes relaciones" entre los dos países, especialmente en el ámbito económico, igualmente mencionó la confianza de los empresarios españoles en México debido a "un mercado estable, dinámico, estratégicamente situado y abierto al exterior", y naturalmente a las "reformas impulsadas por el gobierno de Calderón". Asimismo, en su discurso, el rey agregó que "el crimen organizado se sirve de la globalización para sus fines" y al dirigirse hacia Calderón dijo: "Contáis con el pleno apoyo de España en la valerosa lucha contra el narcotráfico que habéis emprendido desde el comienzo de vuestro mandato". Claro, y no podía dejar de mencionar su absoluto apoyo en relación a la celebración del Bicentenario de la Independencia de México, resaltando que el Presidente quiera que "haya más mundo en México, y más México en el mundo". Por su parte Calderón dijo en su discurso que la relación con España se trataba de una "relación estratégica". Y para que no quedara la menor duda, lo repitió cuatro veces en su intervención, la cual duró 15 minutos.
Es evidente que el objetivo de la visita de Calderón a su país y el encuentro con fuertes grupos empresariales,tenía un único objetivo: promover la inversión española en México. A los empresarios les dijo: "Más allá de las discusiones ideológicas o políticas asociadas a un tema muy ideológico que es el petróleo, yo incluso rescataría que hasta el momento no se han disputado elementos centrales de mi propuesta". Además de asegurarles que si pasaba su reforma nuestro país crecería hasta el 6 por ciento anual para fines de su mandato, en el 2012. Esto naturalmente les resultaba muy interesante a los empresarios, si se considera que la inversión española acumulada a partir de 1999 ascendió a 25 mil 145 millones de dólares, lo cual representa 14.4 por ciento de la inversión extranjera directa que ingresó en el país hasta diciembre de 2006.
No, no estoy en contra de la inversión extranjera, tampoco lo estoy respecto a las relaciones comerciales y diplomáticas entre España y México. Todo lo contrario. En lo que sí estoy en contra, sin embargo, y por eso les escribo, es en el "rollo" que les "tiró" Felipe Calderón respecto a nuestro país.
En primer lugar permítanme recordarles que en México sigue abierta la herida que provocó la elección presidencial del 2006. Justamente, el prestigiado politólogo José Antonio Crespo acaba de publicar un libro titulado 2006: hablan las actas (Editorial Random House Mondadori) en el cual nos corrobora que en la elección pasada hubo por lo menos 316 mil 539 votos irregulares, sobre los 233 mil 831 sufragios que obtuvo Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador. Esta verdad totalmente comprobable, ya que fue el mismo Instituto Federal quien puso las actas por internet, le valió sombrilla al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, es decir que "los magistrados informaron a la ciudadanía que las actas decían algo muy distinto de lo que en verdad reportan". Y eso que Crespo nada más revisó la mitad de las actas; ya se podrán imaginar las irregularidades que se han de encontrar en el 50 por ciento no cotejado del total de las actas. Lo que el politólogo le dijo el domingo a CNN es que, ante tanta incertidumbre, el Tribunal debió haber anulado la elección siendo que no hay seguridad de que ganó López Obrador, pero tampoco de que ganó Calderón. El pueblo de México, que no es tonto, especialmente los que menos tienen, intuye esta verdad, de allí que se encuentra sumido en un desencanto como yo nunca había percibido en otros sexenios. El pueblo mexicano ya no cree en los partidos, ni mucho menos en las instituciones. No cree en los políticos y piensa que nuestra democracia es sumamente endeble. Todos los días nos enteramos de casos de corrupción tanto de este gobierno como del pasado, que también pertenecía al PAN. Dice Calderón en la espléndida entrevista que le hizo Javier Moreno del diario El País (domingo 15 de junio) que él no es de "derechas" y que el PRD "se ha desplomado". Bueno, y ¿qué decir del PAN? Es un partido débil que se siente acorralado, porque no le están saliendo bien las cosas (lástima que Calderón no les platicó en sus discursos acerca del gran manotazo acompañado del "¡Ya Basta!", que recientemente tuvo que darle a su gobierno y al senador Creel, a quien corrió).
Si a lo anterior le suman el crimen organizado que no ha cesado a pesar de que el Ejército, la policía y la Marina se encuentran en las calles de varios estados, especialmente los fronterizos, la falta absoluta de derechos humanos (allí está el caso de Lydia Cacho), el influyentismo de su secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y el de los gobernadores de Oaxaca y Puebla, el debate por la reforma energética (sólo el 16 por ciento piensa que Pemex necesita inversión privada y el 55 por ciento opina que la iniciativa presidencial sí quiere privatizar a Pemex, ¿por qué nunca les dijo que la paraestatal estaba totalmente quebrada?), las huelgas de los maestros, la desigualdad, la inseguridad, la impunidad, etcétera.
He aquí, como dicen los jóvenes: "la neta del planeta". El país que les fue a contar Calderón a España no existe más que en la cabeza de los panistas a quienes les urge la inversión española.
Para cualquier aclaración, estoy a sus órdenes...
Nota.- Se propone que quienes se sientan identificados con esta carta se la envíen a otras dependencias del Gobierno Español o a ciudadanos españoles a quienes como a los mexicanos, la mayor parte de los medios les mienten y a veces no saben la verdad.
Al pueblo español:
Por medio de estas líneas, escritas desde el fondo del corazón, me permito hacerle al pueblo español, con todo respeto, una modesta aclaración. Como saben, Felipe Calderón acaba de regresar de España en donde realizó un viaje de Estado, supuestamente muy exitoso. En su primera jornada en Madrid, en donde fue recibido con bombos y platillos, participó en una sesión solemne de Las Cortes españolas. Sin duda se trataba de un hecho inédito, ya que era la primera vez que recibían a un mandatario mexicano desde 1977. En su discurso, entre muchas otras cosas, Calderón apuntó: "Y puesto en este dilema inevitable, con sus enormes contrastes y posibilidades, México ha decidido caminar hacia la consolidación de la democracia y el respeto de los derechos humanos; hacia la libertad y la justicia, a favor de la inversión y la apertura, por igualdad de oportunidades y por el respeto al medio ambiente y el desarrollo sustentable". Más adelante habló de todas las virtudes de su gobierno, incluyendo los logros. "Hemos firmado acuerdos sólidos con los maestros y los padres de familia para no sólo aumentar la cobertura educativa, sino incrementar la calidad educativa del país", decía en tanto leía mostrando a la vez unas mangas demasiado largas de su traje muy formal para sus brazos más bien pequeños.
Ese mismo día se ofrecía, al huésped de honor, una cena de Estado por parte del rey Juan Carlos I, la reina Sofía y los príncipes de Asturias en el Palacio Real. En ella el rey fue muy enfático al hablar de "las excelentes relaciones" entre los dos países, especialmente en el ámbito económico, igualmente mencionó la confianza de los empresarios españoles en México debido a "un mercado estable, dinámico, estratégicamente situado y abierto al exterior", y naturalmente a las "reformas impulsadas por el gobierno de Calderón". Asimismo, en su discurso, el rey agregó que "el crimen organizado se sirve de la globalización para sus fines" y al dirigirse hacia Calderón dijo: "Contáis con el pleno apoyo de España en la valerosa lucha contra el narcotráfico que habéis emprendido desde el comienzo de vuestro mandato". Claro, y no podía dejar de mencionar su absoluto apoyo en relación a la celebración del Bicentenario de la Independencia de México, resaltando que el Presidente quiera que "haya más mundo en México, y más México en el mundo". Por su parte Calderón dijo en su discurso que la relación con España se trataba de una "relación estratégica". Y para que no quedara la menor duda, lo repitió cuatro veces en su intervención, la cual duró 15 minutos.
Es evidente que el objetivo de la visita de Calderón a su país y el encuentro con fuertes grupos empresariales,tenía un único objetivo: promover la inversión española en México. A los empresarios les dijo: "Más allá de las discusiones ideológicas o políticas asociadas a un tema muy ideológico que es el petróleo, yo incluso rescataría que hasta el momento no se han disputado elementos centrales de mi propuesta". Además de asegurarles que si pasaba su reforma nuestro país crecería hasta el 6 por ciento anual para fines de su mandato, en el 2012. Esto naturalmente les resultaba muy interesante a los empresarios, si se considera que la inversión española acumulada a partir de 1999 ascendió a 25 mil 145 millones de dólares, lo cual representa 14.4 por ciento de la inversión extranjera directa que ingresó en el país hasta diciembre de 2006.
No, no estoy en contra de la inversión extranjera, tampoco lo estoy respecto a las relaciones comerciales y diplomáticas entre España y México. Todo lo contrario. En lo que sí estoy en contra, sin embargo, y por eso les escribo, es en el "rollo" que les "tiró" Felipe Calderón respecto a nuestro país.
En primer lugar permítanme recordarles que en México sigue abierta la herida que provocó la elección presidencial del 2006. Justamente, el prestigiado politólogo José Antonio Crespo acaba de publicar un libro titulado 2006: hablan las actas (Editorial Random House Mondadori) en el cual nos corrobora que en la elección pasada hubo por lo menos 316 mil 539 votos irregulares, sobre los 233 mil 831 sufragios que obtuvo Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador. Esta verdad totalmente comprobable, ya que fue el mismo Instituto Federal quien puso las actas por internet, le valió sombrilla al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, es decir que "los magistrados informaron a la ciudadanía que las actas decían algo muy distinto de lo que en verdad reportan". Y eso que Crespo nada más revisó la mitad de las actas; ya se podrán imaginar las irregularidades que se han de encontrar en el 50 por ciento no cotejado del total de las actas. Lo que el politólogo le dijo el domingo a CNN es que, ante tanta incertidumbre, el Tribunal debió haber anulado la elección siendo que no hay seguridad de que ganó López Obrador, pero tampoco de que ganó Calderón. El pueblo de México, que no es tonto, especialmente los que menos tienen, intuye esta verdad, de allí que se encuentra sumido en un desencanto como yo nunca había percibido en otros sexenios. El pueblo mexicano ya no cree en los partidos, ni mucho menos en las instituciones. No cree en los políticos y piensa que nuestra democracia es sumamente endeble. Todos los días nos enteramos de casos de corrupción tanto de este gobierno como del pasado, que también pertenecía al PAN. Dice Calderón en la espléndida entrevista que le hizo Javier Moreno del diario El País (domingo 15 de junio) que él no es de "derechas" y que el PRD "se ha desplomado". Bueno, y ¿qué decir del PAN? Es un partido débil que se siente acorralado, porque no le están saliendo bien las cosas (lástima que Calderón no les platicó en sus discursos acerca del gran manotazo acompañado del "¡Ya Basta!", que recientemente tuvo que darle a su gobierno y al senador Creel, a quien corrió).
Si a lo anterior le suman el crimen organizado que no ha cesado a pesar de que el Ejército, la policía y la Marina se encuentran en las calles de varios estados, especialmente los fronterizos, la falta absoluta de derechos humanos (allí está el caso de Lydia Cacho), el influyentismo de su secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y el de los gobernadores de Oaxaca y Puebla, el debate por la reforma energética (sólo el 16 por ciento piensa que Pemex necesita inversión privada y el 55 por ciento opina que la iniciativa presidencial sí quiere privatizar a Pemex, ¿por qué nunca les dijo que la paraestatal estaba totalmente quebrada?), las huelgas de los maestros, la desigualdad, la inseguridad, la impunidad, etcétera.
He aquí, como dicen los jóvenes: "la neta del planeta". El país que les fue a contar Calderón a España no existe más que en la cabeza de los panistas a quienes les urge la inversión española.
Para cualquier aclaración, estoy a sus órdenes...
Nota.- Se propone que quienes se sientan identificados con esta carta se la envíen a otras dependencias del Gobierno Español o a ciudadanos españoles a quienes como a los mexicanos, la mayor parte de los medios les mienten y a veces no saben la verdad.
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