viernes, octubre 10, 2008

El efecto Bush

Se ha hablado del “efecto tequila”, “vodka” o “samba”. Pero ni de lejos un aguardiente o ritmo han llevado al mundo a una catástrofe como la del paso de George W. Bush por la Casa Blanca. Balance apenas: cinismo en los negocios (corrupción y engaño, enriquecimiento ilícito: la fortuna de los 400 más ricos creció en sus tiempos en 700 mil millones de dólares). Ultraje y burla al derecho, comenzando por el internacional: desprecio a la ONU, con la culpa también de sus corifeos obsecuentes: Tony Blair, José María Aznar, y el principio imperial-fascista de la “guerra preventiva” con sus gastos trillonarios. ¿El fin del capitalismo?: en todo caso exigencia inaplazable de grandes revisiones.

Por Víctor Flores Olea

Por lo pronto estaría a la puerta, como transición, una suerte de New Deal o nuevo keynesianismo que acabara de triturar los ciegos fundamentalismos (el mercado salvaje, la libre empresa sin responsabilidades, la irrestricta circulación de capitales, los pilares que fueron del Consenso de Washington y del Neoliberalismo).
Se inicia ya el proceso como un “salvataje” en primera instancia de los corruptos y saqueadores (algo semejante a nuestro Fobaproa-Ifap), pero también habría indicadores de que la presión social e intelectual va en contra de simplemente meter dinero para “sacar del hoyo” a los hundidos (que siguen yendo a vacacionar millonariamente a California, ahora con dinero del contribuyente: los capos de Lehmann Brothers), sino exigiendo un “control” más estricto de los “activos” de las empresas, algo parecido a tener mayores derechos de propiedad.
Por supuesto hasta en México, con la cara vergonzante, Felipe Calderón y sus alfiles Carstens y Ortiz conciben ya para “paliar” la crisis la necesidad de gastar en obras de infraestructura (incluso una refinería), pero no disminuir el “descontrol” en gastos del gobierno. El terremoto financiero, con su epicentro en EU, liquida ya la ridícula pretensión calderonista de privatizar PEMEX. ¿Quién lo compraría? ¿Se le vendería a los “asaltantes de camino” que desvalijaron la riqueza estadounidense?
Por lo demás, parece ya consumada la carrera presidencial en Estados Unidos. Después de que McCain se ha presentado como un seguidor del guerrerista Bush, y de su sólido pedigree neoliberal, no parece tener opción alguna (y menos junto a Sarah Palin, surgida de lo más oscuro de la extrema derecha republicana).
La oportunidad es de Barck Obama, siempre que no se deje seducir por la élite que desbarató la economía de su país (y de muchos otros). ¿Tiene los tamaños para hacer más democrático y equilibrado al sistema capitalista? ¿Enfrentará a los grandes intereses? Todo el derecho al mayor escepticismo y a protestar por un sistema que se nos presentó como “ejemplar” y que ha resultado sólo un ejemplo de corrupción y deshonestidad. (En los debates, lamentablemente lo metió McCain en la trampa de aceptar la necesidad de la mano dura internacional y silenciar la importancia de la negociación diplomática y política).

No hay comentarios.: