María Teresa Jardí
Se acabó el seguir agobiando a ustedes con crónicas que sólo anuncian desgracias. A partir de hoy, sólo escribiré sobre los buenos augurios que al país le esperan para el 2009. La vena estadista de AMLO lo hará asumir como el Presidente Legítimo reconocido por la mayoría ciudadana que, a lo largo y ancho de México, habita. Y el PRD lo secundará convirtiéndose en el Partido de Izquierda al servicio del pueblo que el país necesita.
Como primer acto de la Presidencia Legítima, se restaurará la Constitución de 1917. Se hará para poder revertir, en tanto se nombra el Constituyente que el Siglo XXI demanda, el desarme ético de todas las instituciones de la República.
Se cancelarán las instituciones sobrantes, creadas ante la inoperancia de las necesarias, a sabiendas de que no iban a servir más que para gastar los recursos necesarios para dar los servicios mínimos que todos los pueblos merecen por su sola condición de estar integrados por seres humanos, creados, cada uno, a imagen y semejanza de Dios. Digo, por aquello de lo creyente que es la derecha que, como única ideología, se ha apoderado de los políticos, todos, que tenemos en el país.
Se acabará con todas las instituciones creadas por el sistema, pongo como ejemplo la CNDH y sus filiales estatales, para no meter mano a las que iban dejando de operar en beneficio del pueblo, aunque sí lo hagan en beneficio del sistema; como ejemplo, tenemos a todas las procuradoras de injusticia, policías, que ya no tenemos, incluidas.
Se atenderá, de inmediato, el problema del rearme ético del puñado de imprescindibles para ejercer el servicio de gobernar que el pueblo soberano le otorga como mandato a todo gobernante legítimo.
Se encargará al Ejército Nacional, luego de regresar a los integrantes del Estado Mayor Presidencial a ese Ejército, del combate a los narcotraficantes y a sus sicarios, de manera temporal, en tanto se logra la estructuración ética de la policía, hoy inexistente, y se destinará el dinero necesario a la educación para alertar, desde el jardín de niños, sobre el daño que la adicción produce.
Se enviará al nuevo secretario de Relaciones Exteriores a cabildear ante la ONU todos los días, a todas horas, con todos los países del orbe, sobre la necesaria despenalización de la droga para que deje de ser la conveniente mercancía clandestina que, al imperio vecino, conviene que sea en aras, incluso, de poder intervenir con planes como el México, cancelando la soberanía de naciones como la nuestra.
Se sujetarán las drogas --no sintéticas-- a los aranceles mercantiles para su venta y se dará atención a los drogadictos en Centros de Salud adecuados para hacerlo. Y se perseguirá la elaboración de las, esas sí, perniciosas sintéticas, de las que hoy ni habla aquí, como se empezarán a perseguir y a castigar el resto de delitos que las leyes, todos, incluidos los fiscales, que las leyes consignan.
Se cancelará los permisos para los casinos y se combatirá la pederastia y la trata de blancas como los más graves delitos. Y lo mismo hará con atracos: como el Fobaproa, a la nación.
Se reordenará el Poder Judicial y se castigará ejemplarmente a todo juez, magistrado y ministro que en lugar de impartir Justicia se venda al mejor postor impartiendo Injusticia.
Se vaciarán las cárceles de pobres y se propiciará para todos los gobernados la posibilidad de una vida digna.
Y convocado, a la brevedad, el nuevo Constituyente, el pueblo mexicano soberano le ordenará la elaboración de la nueva Constitución con un primer y necesario artículo que consigne que la función primordial de los gobernantes es la de procurar la felicidad de sus pueblos.
Se pondrá fin a todos los monopolios y se propiciará un sindicalismo independiente y al servicio de los trabajadores.
Se convertirá a la educación en el eje de todos los gobiernos: federal, locales y municipales.
Se propondrá y se logrará acabar con el analfabetismo en un plazo de un año, una vez convocado el pueblo a la lucha para acabar con el mal, y de brigadas de alfabetizadores se llenará el país que llegará al bicentenario de su Independencia y al Centenario de la Revolución de 1910 sin un solo analfabeta.
Lástima... Hoy es día de los Santos Inocentes y no se cumplirá ninguno de los pronósticos esbozados, a pesar de ser tan claro que con esas pocas medidas, México se salvaría del destino atroz que le ha ido preparando la derecha.
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