El proceso de cambio recibe el apoyo del 62% (preliminar) en un histórico pacto
Hugo Moldiz
La Epoca
La revolución boliviana obtuvo una victoria histórica, quizá la más importante de los últimos tres años, al obtener un 62 por ciento de apoyo al proyecto de Constitución, con el que se deja atrás 184 años de republica colonial y se abre paso a la construcción de una sociedad pos capitalista en la que exista igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades para todos, según resultados extraoficiales.
Con la aprobación del texto constitucional, producto de una Asamblea Constituyente secuestrada por las acciones de violencia de la oposición, Bolivia inaugura un nuevo modelo de estado de carácter plurinacional y deja atrás a un estado monocultural en la que las clases sociales se constituyeron sobre la base del color de la piel y el apellido.
Como consecuencia de lo plurinacional, que cruza transversalmente los 411 artículos de la Constitución, se reconoce, con igual jerarquía, las autonomías departamental, provincial, territorial indígena y municipal que ya existe.
El texto constitucional reconoce tres tipos de democracia: la representativa, la directa y la comunitaria, y asimismo establece una articulación entre la justicia ordinaria, de matriz occidental, y la justicia comunitaria.
El triunfo del proyecto revolucionario se registra por un arrolllador respaldo indígena-campesino y popular que pone de manifiesto el carácter clasista del enfrentamiento en Bolivia.
La población se ha empezado a volcar a las calles para festejar un triunfo del que el presidente Evo Morales, su presidente y líder, nunca había puesto en duda y que ahora deberá prepararse para encarar, en pocos meses, una próxima batalla en las elecciones generales.
De acuerdo a datos no oficiales, pero obtenidos a boca de urna, el proyecto de Constitución recibió en términos nacionales un apoyo del 62 por ciento, frente a un 36,4 que lo rechazó. Tanto el gobierno como la oposicion esperaban, sin embargo, que los resultados se modificaran conforme vayan pasando las horas.
Como preludio de una derrota y de acciones de desobediencia, los principales dirigentes de la derecha boliviana han empezado a denunciar un fraude en el referéndum constitucional que Bolivia celebró este domingo en torno a un nuevo texto constitucional que sienta las bases político-institucionales de un nuevo Estado.
Respaldados por su aparato mediático, del que algunos continuaban pasando spot de campaña por el NO en las horas de la mañana, según ha denunciado el presidente de la Corte Nacional Electoral (CNE), José Luís Exeni, los dirigentes del bloque opositor han iniciado una campaña para empañar el triunfo popular. El presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Branco Marinkovic, afirmó, sin presentar prueba alguna, que "habrá fraude".
En la misma dirección, el ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, del gobierno liberal de Gonzalo Sánchez de Lozada, pocos minutos después de emitir su voto dijo que había que estar preparados para el fraude y, violando el código electoral, llamó a votar contra el proyecto de Constitución.
Las observaciones de la derecha se han incrementado en las últimas horas con argumentos que van desde cuestionar la presencia de observadores internacionales de organismos como la OEA, Naciones Unidas, MERCOSUR y otros, hasta impugnar un padrón electoral del que la Corte Nacional Electoral y organizaciones internacionales especializadas en el tema han dado por confiable.
Estas reacciones de la oposición, que hace pocos días se sumó Jorge Quiroga del ultraderechista Podemos, han sido interpretadas por autoridades de gobierno y algunos analistas políticos como una señal de derrota y al mismo tiempo como un mensaje de futuras batallas que se tendrá que enfrentar para profundizar el proceso de cambio y transformación.
Las denuncias de fraude electoral se han convertido en parte de una táctica de deslegitimación que la derecha ha empleado contra los procesos populares y revolucionarios de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador.
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