Critica que Calderón se reuniera con el director del consorcio
Angélica Enciso L.
El productor canadiense de canola Percy Schmeiser, demandado por Monsanto desde hace 10 años, advirtió que cuando en un país se siembran organismos transgénicos, es inevitable la contaminación de los cultivos tradicionales, ejemplo de lo cual es que en su nación ya no hay semillas convencionales.
Esa situación lleva a una dependencia de las empresas productoras de transgénicos, ya que los agricultores deben adquirir de ellas todos los insumos, desde semillas hasta agroquímicos, agregó en conferencia de prensa.
A su vez, Patricia Arendar, directora de Greenpeace México, señaló que la soberanía alimentaria queda a merced de las empresas.
La reunión en Davos de Felipe Calderón con Hugh Grant, presidente mundial de Monsanto –una de las mayores transnacionales productoras de transgénicos–, es muestra de la complicidad del gobierno, apuntó.
“Las políticas de Calderón han sido para poner en manos de las empresas la soberanía alimentaria”, agregó.
En visita a México para participar en el foro Las voces campesinas frente a los transgénicos, y con vistas a la realización en el país de una reunión del Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad, que se efectuará del 23 al 27 de febrero, Schmeiser, agricultor de la región de Saskatchewan, relató que la experiencia en Canadá, tras 13 años de que se realizan cultivos con transgénicos, ha dejado como saldo daños al medio ambiente con el crecimiento de malezas y la pérdida de biodiversidad, además de que los costos de producción crecieron tres veces.
Damnificado y demandado
Explicó que él no adquirió semillas de Monsanto, sino que sus cultivos de canola fueron contaminados con ellas y fue demandado por la empresa por la presunción de que usaba sus productos sin pagar por ellos.
En México, donde se ha detectado la introducción y el cultivo ilegal de maíz transgénico –actualmente en Chihuahua–, el riesgo será la pérdida del control de las semillas, alertó.
“No tendrán libertad de elección; en Canadá se quiere sembrar soya o canola convencional, pero ya no es posible.”
En tanto, Juan López de Uralde, director de Greenpeace España, sostuvo que la coexistencia entre cultivos transgénicos y convencionales es imposible.
Agregó que ese país es el único de la Unión Europea que permite el cultivo de organismos genéticamente modificados y ya se ha demostrado que hay polinización cruzada entre éstos y los cultivos tradicionales.
“El agricultor de maíz orgánico está desapareciendo” en España. Expresó que las empresas se deben hacer cargo de las consecuencias de la contaminación, la cual “es una estrategia de Monsanto para introducir los cultivos de transgénicos”.
Casos como el de contaminación que ocurre en Chihuahua “no son hechos accidentales, sino una clara estrategia de las empresas. Los gobiernos permiten que ocurra esta contaminación”, agregó.
Arendar sostuvo que en México se debe reconocer que es centro de origen del maíz y protegerlo. “En este país no puede haber coexistencia”, insistió.
En la próxima reunión del Protocolo de Cartagena se hablará sobre los temas de responsabilidad y compensación, informó.
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