Ricardo Andrade Jardí
Y mientras el “góber precioso”, el asesino Ulises Ruiz y la pandilla de banqueros y ex banqueros hoy caciques y probablemente también narcotraficantes o vinculados a ese crimen, cuadruplicaron sus inmorales fortunas con el “rescate” bancario, conocido como FOBAPROA y que según sus ejecutores y promotores, es un recate más caro que el que propone Estados Unidos frente a la crisis financiera global, mientras la telecracia se burla de la nación y se “pasa una y otra vez por el arco del triunfo a la ley” prometiendo desde ya imponer a los futuros administradores de sus intereses, la Corte Suprema de (in)Justicia, condena a los ejidatario de Atenco, por defender su derecho a la tierra, con condenas irracionales que superan los cien años de prisión. En fin, en la bananera república mexicana los asesinos y represores son gobernadores y los campesinos son delincuentes “peligrosos” por aventurarse a defender sus derechos; los empresarios pederastas maquilan en las cárceles de la explotación los productos de sus dudosos negocios, mientras abusan sexualmente de niños y niñas, al cobijo de “prestigiados” priístas que hoy amenazan en convertirse nuevamente en gobierno, no por la voluntad popular, sino por la voluntad del dinero.
Aunque en honor a la verdad habría que reconocer que el gran crimen del PRI es haber impulsado y formado una clase política, con un arraigado imaginario opresivo, para la que no importando qué partido o “ideología” esté en el poder siempre seamos gobernados por el PRI.
La Corte se prepara para dar sentencia en el caso de Atenco, pero su dictamen presume carecer de responsabilizar a los orquestadores de la brutal represión contra los habitantes de Atenco, contra la violación de las mujeres detenidas mientras eran trasladadas al encierro, contra la tortura a la que fueron sometidos los “peligrosísimos” campesinos, contra los asesinos del bailarín y estudiante de economía, también “peligroso”, por joven, conciente y talentoso, sobre todo talentoso, Alexis Benhumea; contra las condenas absurdas y sin sustento real jurídico y legal y sobretodo sin sustento de justicia de cientos de años para la lucha social.
Perdones y complicidades para los perversos depravados “militantes” destacados del prianismo, hoy amigos incondicionales del lacayo usurpador, empresarios “modelos” que tejen redes de IMPUNIDAD y corrupción a su servicio para poder delinquir bajo el cobijo del “Estado”, bajo el cobijo de los jóvenes “líderes”, “educados” por la doble moral católica: “haiga sido como haiga sido”, bajo nuestra pasividad e inmovilidad social.
Son tiempos electorales y no dejaremos de ver y escuchar una serie de promesas para la construcción de un México “diferente”, “un país de leyes”, nos venderán, pero poco hablarán de la Justicia más allá de la resonancia sonora de la retórica de sus “elaborados” discursos… La demagogia política será la norma para justificar, una vez más, el derroche de recursos públicos, presentándonos a los nuevos delincuentes… perdón políticos: “que está vez sí harán lo que nunca han hecho” y mientras tanto los narco empresarios, los pederastas, la telecracia y la amoral oligarquía nacional y trasnacional se burlarán como siempre de nosotros y de ellos (de los cínicos políticos) mientras marcan geopolíticamente el cómo se repartirán el país… Y el pueblo, o sea, nosotros, seguiremos: ¿Dormidos? ¿Soñando que dentro de este sistema existe la esperanza de alcanzar nuestra felicidad?
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