1. Mientras 13 campesinos de Atenco, entre ellos Ignacio del Valle, Héctor Galindo y Felipe Ángeles permanecen en prisión de alta seguridad, cada uno con 67 años de pena por defender sus tierras, el expresidente Fox, su esposa y demás familiares se pasean por el mundo dilapidando los cientos de millones de pesos que del presupuesto público desfalcaron. Pero lo condenable es que ese gran golpe de la ultraderecha poco le ha importado a la izquierda y centro izquierda mexicana entretenida en la búsqueda de cargos electorales. Como enseña la historia: los luchadores sociales solo han salido de las cárceles por cumplir sus condenas o por la jurisprudencia de abogados honestos, nunca por la movilización del pueblo (Ejemplo: Vallejo, Siqueiros, Campa)
2. Y es que parece que después de 50 años de bárbaras represiones y asesinatos de trabajadores por la burguesía, parece que tendremos que sufrir más décadas porque nuestras batallas siguen siendo débiles, parciales y gremiales. Mientras los gobiernos, la clase política, los empresarios, los medios de información, el alto clero, actúan de manera unitaria cuando ven una protesta o un rebeldía de trabajadores, nosotros actuamos solos, sin pedir apoyos a otros trabajadores porque tampoco hemos sido capaces para brindarlos. Los atenquenses, los oaxaqueños, los indígenas chiapanecos, los de La Parota, los de Ciudad Madera, los mineros, una gran cantidad de indígenas y campesinos, etcétera, han sido brutalmente reprimidos porque la izquierda no garantiza respuesta efectiva.
3. San Salvador Atenco (Estado de México), población localizada a unos 35 kilómetros al oriente del DF, en los seis años de gobierno del orate Vicente Fox, se distinguió por sus luchas combativas. Cuando el corrupto presidente pretendió construir un aeropuerto ocupando las tierras de los pobladores de aquel lugar y ofreciéndoles pagarlas a precios irrisorios, los campesinos (encabezados por Ignacio del Valle y su familia, así como otros valerosos trabajadores del pueblo) le dijeron claramente al presidente ladrón: “las tierras no se venden porque es un patrimonio que hemos heredado de nuestros abuelos y nosotros se las dejaremos a nuestros hijos y nietos”. Entonces los valerosos campesinos salieron a la calle con sus machetes y se unieron para defenderlas.
4. Después de alrededor de un año de batallar para evitar que el presidente empresario cumpla sus amenazas de invadir la población y encarcelar a sus líderes, Fox no pudo seguir adelante con su gran negocio del nuevo aeropuerto y declaró la suspensión temporal del proyecto. Pero el desquiciado Fox no dejó de vigilar las múltiples actividades de los dirigentes campesinos que llevaron su apoyo a todas las luchas que se desarrollaban en el país. Así pude encontrarlos varias veces (machetes en mano) apoyando a los zapatistas en San Cristóbal, Oventic y Ocosingo; los saludé en las protestas contra Bush en Cancún y Monterrey, así como en varias manifestaciones en la ciudad de México. Fox nunca dejó de ponerles trampas provocadoras para que muerdan el anzuelo.
5. Hasta que llegó el 3 de mayo de 2006, el día de la trampa y venganza urdida por Vicente Fox y el gobernador del Estado de México, Peña Nieto, cuando los líderes campesinos atenquenses intervinieron en la ciudad de Texcoco para defender a humildes mujeres que estaban siendo reprimidas por la policía municipal por vender flores en el mercado. Peña Nieto declaró entonces: “Se aplica la ley contra la acción orquestada de los atenquenses. Era la revancha por el enfrentamiento de esa mañana en la cual los “macheteros hirieron a varios policías y retuvieron a 15 rehenes, a quienes pretendían intercambiar con Ignacio del Valle”. A las pocas horas, en la madrugada del día 4, se inició la intervención brutal de más de 3 mil elementos policiacos federales, estatales y municipales.
6. Después de la bárbara y salvaje represión se entregó una lista de 220 detenidos y 140 desaparecidos y heridos, entre los que destacaban miembros de la Unión de Juristas, de Empleados del IMSS, de Telmex, de Radio Pacheco, de colectivos de Artes y Cultura, etcétera. Al siguiente día el sub Marcos, o Delegado Zero, encabezó una caminata de solidaridad con los atenquenses donde afirmó que no abandonará la Ciudad de México hasta que no sean liberados los presos políticos. La realidad es que esa promesa no pudo ser cumplida porque “la otra campaña” tenía que continuar. A mediatos de mayo la situación del país, a unos días de las elecciones presidenciales, anunciaba el crecimiento de las protestas y las luchas sociales.
7. La revista Proceso denunciaba una gran “acción contrainsurgente”. Decía: una cadena de acontecimientos /de Pasta de Conchos a la venganza de Atenco, con la escala en Lázaro Cárdenas/ Las Truchas/ han pintado en los meses recientes el lienzo del sexenio (de Fox) con los colores de la ineficacia, la intolerancia y el ejercicio torpe y abusivo del poder. En los hechos y en el lenguaje, aquellos que están al frente del gobierno y los que aspiran a sucederlos le hacen guiños al fascismo. La prueba más reciente es el brutal operativo de San Salvador Atenco, donde se aplicó una estrategia contrainsurgente de tipo militar. Pero las huellas de la radicalización del aparato de Estado son muchas otras y muy profundas. Así concluyó el resumen de Proceso y a los pocos días Calderón, quien también apoyó la represión, era declarado ganador (fraudulento) de las elecciones presidenciales.
8. Ayer. Lunes 9, la revisión de los hechos de violencia que se dieron en San Salvador Atenco en 2006 dividió ayer a los ministros de la Suprema Corte de Justicia. Según El Universal, desde la perspectiva del ministro Genaro Góngora Pimentel, hay elementos suficientes para considerar que un joven murió en los enfrentamientos como consecuencia del disparo de un elemento policiaco. Sin embargo, los ministros Margarita Luna Ramos y Sergio Aguirre Anguiano, reconocidos derechistas, refutaron la idea de Góngora. Lo importante es no esperanzarse en los ministros de la SCJN porque, a pesar de tener ingresos mensuales de más de medio millón de pesos que los haría ser independientes, la realidad es que sirven a intereses gubernamentales y empresariales, tal como lo han demostrado infinidad de veces.
9. En lo único que deberíamos confiar es en la movilización de masas. Si tuviéramos decisión y capacidad para mantenerlas en las calles hasta arrinconar a los gobiernos y obligarlos a servir a los intereses de los sectores mayoritarios de la población, no habría gobierno alguno que no respetara al pueblo. Pero si por el contrario, la izquierda sigue entretenida en sus demandas gremiales, muy particulares, importándoles un bledo si se persigue y se encarcela a los atenquenses, se reprimen y asesinan a trabajadores en Oaxaca, entre los mineros, en la CNTE, etcétera, entonces estamos más que jodidos. ¿Quién se va a acercar a los movimientos de la izquierda si de sobra se sabe que no les hacen caso a sus presos y a los asesinados por el gobierno, el ejército y la policía? Hay que seguir luchando sin cansarse, pero debemos cuidarnos y cuidar a nuestros compañeros del fascismo del poder que se agiganta.
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