Por Silverio De la Mora.
Es lamentable e indignante que sucedan actos de barbarie como lo reciente de Adriana, barbarie, no se le puede llamar de otra manera; aquí, allá o donde sea. Sí el narcotráfico, sí por la guerra, sí el secuestro. ¿Quién hace la guerra? ¿Quién hace secuestros? ¿Quién quiere narcotráfico? Y ¿Quién pide pena de muerte para la muerte?
Adriana es víctima de esa muerte que nadie castiga. Si bien hallaran a los culpables materiales victimas también de la muerte que silenciosamente mora entre nosotros y que convive todos los días en nuestras calles. Esa muerte que te arrebata el aliento para vivir porque no sabes si cuando te toque regresar a casa, no sea posible o cuando te toque llegar a casa, ni siquiera permitan un beso a tu hijo de despedida. Así arrebataron a Adriana de la vida, a un paso de su vida, de su hijo.
¿Quién pide pena de muerte para la muerte? Cuando en México hay 50 millones de pobres y la comida ya no es posible porque los de arriba transformaron el sistema económico para convertirlo en yugo, sistema que hoy está agotado; lo neoliberal. Adriana tenía que salir a ganarse la vida pero la muerte la alcanzó acompañándola diario. Las malas compañías dicen siempre los que inmerecidamente ostentan el poder (10% de los que debieran votar) y podrían tener razón pero ¿Quién pide pena de muerte para la muerte? Si desde Ernesto Ruffo le dieron entrada con patente de corso a la muerte y hasta el día de hoy la hipócrita campaña contra la muerte del (des)gobierno PANdillero nadie la cree. ¿Quién pide pena de muerte para la muerte?
En países con madurez social, donde hay gobierno y que se encargó de combatir y erradicar la muerte de sus tierras, no pasa esto. Tijuana es una ciudad muy enferma y estos son los síntomas muy bestiales de la enfermedad. En Tijuana no hay gobierno (hay negocios pero no gobierno) pero tampoco hay pueblo que grite, por eso está descompuesto el tejido social. Y les digo; ¡no tenemos derecho al silencio ante tanta ignominia! ¿Y Sarita? Donde un gran manto de impunidad como fondo y la mentira como forma se dieron. Esa es la Tijuana de hoy, donde los que gobiernan perdieron el rumbo, el piso. Se exhiben en actos públicos con pipa y guante galardonando la cartera llena de billetes, perdieron piso. Actos públicos recientes; el aniversario de la ciudad y el domingo próximo pasado en el CECUT... los PANistas "de la vieja guardia" y los de hoy perdidos... totalmente perdidos, buscando reconciliación de un pasado digno con un presente insalvable de corrupción y hartazgo. Mientras, Adriana estaba deshecha, hasta el alma le arrancaron y ¿las celebraciones de los que (des) gobiernan? ¡A toda madre! ¿Quién pide pena de muerte para la muerte?
¡Ah!, Cuba es el país que refiero; allí lo más peligroso que te puede pasar es leer un libro de Fidel y te enteres de la verdad. Allí sí aplicaron pena de muerte para la muerte, y la muerte murió.
Doy mi mayor pesar a Tijuana, a los familiares de Adriana, Sarita y aquellos que no sabemos de ellos pero que día a día sufren una agresión merced de nuestra descomposición social, merced que la muerte ¡no tiene pena de muerte!
Desde el Comité de Base PRD calle 10 en Tijuana, B.C. / Miembro del CoNaCC / 7 Agosto 09
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