domingo, agosto 09, 2009

Las viudas del poder


MÉXICO, D.F., 7 de agosto (apro).- El pasado 1 de agosto murió Corazón Aquino, presidenta de Filipinas de 1986 a 1992. Su muerte causó hondo pesar en el archipiélago; cientos de miles desfilaron para darle el último adiós y el gobierno decretó diez días de luto nacional. En el mundo, dignatarios de todas las tendencias lamentaron su partida. Su mérito: haber devuelto al país a la senda de la democracia por la vía pacífica. Nunca pensó esta mujer de familia acomodada, a la que el pueblo llamaba cariñosamente "tía Cory", que el futuro le tenía reservado este papel. Nacida como María Corazón Cojuangco en la provincia de Tarlac, estudió en los mejores colegios y se graduó en matemáticas en Estados Unidos. Pero cuando regresó a Filipinas conoció a Benigno Aquino, a la sazón alcalde de su localidad, y se casó con él.Madre de cinco hijos, se dedicó a su hogar, pero siempre apoyó a su marido, quien después fue gobernador y senador, en sus actividades políticas.

También lo acompañó en la desgracia. "Ninoy", como se le conocía a él, militaba en la oposición al régimen de Ferdinand Marcos (1965-1986) y era constantemente perseguido.Así, cuando estuvo preso, Corazón se encargó del manejo de su partido (Liberal); y cuando partió al exilio, se fue con él a Estados Unidos. Pero su verdadero destino quedó sellado en 1983, cuando al bajar del avión que lo regresaba a Filipinas, Ninoy fue abatido a tiros en el aeropuerto. Ella volvió entonces a Manila para encabezar las exequias, a las que asistieron 2 millones de personas.Cuando tres años después Marcos convocó a elecciones, la creciente oposición aglutinada bajo las siglas de UNIDO vio en Corazón Aquino a su mejor candidata. Reticente al principio, un millón de votos reunidos en una semana la convencieron, y pronto un río humano vestido de color amarillo y que hacía con la mano el signo de "laban" (lucha), desbordó al país.Marcos y Aquino se declararon ambos ganadores, pero una rebelión popular y el abandono de sus principales aliados internos y externos, obligaron esta vez al dictador a dejar el poder y refugiarse en Hawai.Cory de inmediato suspendió la Constitución de 1973, impuesta bajo la Ley Marcial, y convocó a una comisión para elaborar una nueva, que fue aprobada por plebiscito en 1987. El Congreso y la Corte Suprema fueron reorganizados, y los poderes devueltos a los gobiernos locales. También se emprendieron reformas para la recuperación económica.Aunque muchos acusaron a Aquino de aplicar recetas neoliberales, y se decía que el verdadero poder lo ejercía el general Fidel Ramos, lo cierto es que durante su mandato Cory logró superar seis asonadas militares, enfrentar la insurgencia interna y darle estabilidad política y económica al país. Luego se retiró a la vida privada, aunque nunca dejó de promover la democracia.Así, participó en la revuelta que en 2001 sacó del poder a Joseph Estrada, un actor inepto y corrupto, y también fue una severa crítica de la actual presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, a la que acusó de amañar las elecciones de 2006. Su hijo, Benigno Aquino III, actual legislador, sigue sus mismos pasos.Parecida es la historia de Violeta Barrios, hija de una distinguida familia nicaragüense, que se casó con el periodista Pedro Joaquín Chamorro. Dedicada a la crianza de cuatro hijos, también acompañó a su marido en su permanente lucha contra la dinastía de los Somoza. Vivió con él las persecuciones y el exilio, y se hizo cargo de su periódico, La Prensa, mientras estuvo en la cárcel. Saltó a la palestra política después que en 1978 Pedro Joaquín fuera asesinado por pistoleros somocistas.Luego de encabezar los funerales, que convocaron grandes marchas, Violeta se dedicó de lleno a dirigir el diario de su marido y a denunciar a nivel internacional las atrocidades del régimen, contribuyendo con ello a la causa sandinista. Cuando ésta triunfó, se integró a la Junta de Gobierno, pero renunció poco después aduciendo motivos de salud, aunque en Nicaragua se manejó que el verdadero motivo eran sus diferencias con el equipo gobernante.En todo caso, desde La Prensa se dedicó a criticar a éste por prácticas corruptas y antidemocráticas, lo que le valió al diario cinco cierres entre 1980 y 1989. Ese último año, pese a no pertenecer a ninguna de las organizaciones que la conformaban, Violeta Chamorro fue elegida como candidata por la Unión Nacional Opositora (UNO). Contaba con la simpatía de amplios sectores del país, y con el apoyo explícito de la Iglesia, los países vecinos y Estados Unidos. Ganó por amplio margen.A los pocos días de su triunfo, Violeta reclamó la entrega de armas por parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el cual exigió lo mismo de la contra. Tras arduas negociaciones, el 19 de abril de 1990 se firmó el acuerdo de paz entre ambos, luego ocho años de guerra civil y 30 mil muertos. Una semana después ella tomó posesión, retuvo para sí la cartera de Defensa y decretó la suspensión del servicio militar obligatorio, la principal base de su triunfo.Su plataforma se fracturó, pero Chamorro logró completar el proceso de pacificación y reencauzar la recuperación económica. Y aunque se le acusó de prácticas neoliberales y de devolver las tierras ganadas por la revolución a los terratenientes, además de decir que el verdadero gobernante del país era su yerno y ministro de la Presidencia, Antonio Lacayo, Violeta terminó con dignidad su mandato. Luego se retiró a la vida privada, escribió sus memorias y creó una fundación con su nombre para promover la democracia y la paz. Su hijo Pedro Joaquín Chamorro Barrios, actualmente diputado, sigue la misma ruta.Muy diferente es el caso de María Estela Martínez, mejor conocida como "Isabelita", quien conoció al general Juan Domingo Perón cuando era bailarina en un cabaret en Panamá. Primero se convirtió en su secretaria particular y luego se casó con él en 1961 en España, donde él estaba exiliado.En 1973 ambos regresaron a Argentina, durante el gobierno del peronista Héctor Cámpora, quien renunció y convocó a elecciones, para dar paso a la fórmula de él como presidente y ella como vicepresidenta. Perón ganó, pero murió al año siguiente, por lo que constitucionalmente Isabelita asumió la presidencia. Su mandato fue desastroso.Asesorada por su ministro de Bienestar Social y exsecretario particular de Perón, José López Rega, apodado "el Brujo", el gobierno se derechizó y emprendió una persecución sistemática no sólo de la izquierda política, sino de todos los movimientos sociales. Se creó la fuerza parapolicial conocida como la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), que cometió los primeros secuestros, torturas y asesinatos.Pero, además, la economía se deterioró hasta desplomarse, el malestar social creció y huelgas masivas, inclusive del propio peronismo, sacudieron al país. La única respuesta fue el endurecimiento de la represión. Isabel nombró como jefe militar al general Jorge Rafael Videla, con lo que propiamente se institucionalizó la "guerra sucia". Ella, pese al caos, se negó a renunciar. Finalmente, un golpe de Estado la sacó de la presidencia.Acusada de malversación de fondos, Isabel fue encarcelada por los militares, pero nunca enjuiciada. Liberada en 1981 se autoexilió en España. En 2007, un juez federal argentino solicitó su captura a la Interpol por haber firmado los decretos que habilitaron a los militares a "aniquilar subversivos" y por sus vinculaciones con la Triple A. Detenida y conducida ante la Audiencia Nacional, en 2008 ésta determinó que los casos ya habían prescrito y negó su extradición.Aunque nunca detentó el poder, en el ámbito latinoamericano otra viuda se destacó por recoger la bandera política de su esposo asesinado. Hortensia Bussi se convirtió en el símbolo del exilio y la resistencia chilenos, después que el presidente socialista Salvador Allende fuera derrocado en 1973 por un golpe encabezado por el general Augusto Pinochet.Proveniente de una familia conservadora y católica, Hortensia se casó con el masón Salvador en 1940 y procreó con él tres hijas. Treinta años más tarde, lo acompañó en su aventura por la presidencia y fungió tres años como primera dama de Chile. Luego vendrían el horror y el destierro. Desde México, donde se avecindó, se dedicó a unir los esfuerzos de los diferentes grupos de la izquierda chilena y a denunciar por el mundo los crímenes de la dictadura militar.Erosionada ésta, en 1988 la Tencha, como se le conocía dentro y fuera, pudo regresar a Chile justo antes del plebiscito que definiría la permanencia en el poder de Pinochet. Su retorno tuvo un gran simbolismo y sin duda influyó para el triunfo del "no", que daría paso al retorno de la democracia.Fallecida a los 94 años el pasado mes de junio, Hortensia Bussi de Allende fue velada en el exCongreso Nacional, donde su marido asumió la presidencia 39 años antes. Hasta ahí acudieron cientos de personas para despedirla y agradecerle sus esfuerzos por la democracia chilena. Presentes estuvieron también los presidentes de la etapa posterior a la dictadura, incluida la actual mandataria, Michelle Bachelet.Del otro lado del mundo, una viuda más representa la causa no sólo de su marido asesinado, sino de toda su familia política. Nacida italiana, Sonia Gandhi preside hoy el Partido del Congreso de la India, institución política forjada por la dinastía Nehru-Gandhi.Sonia conoció a Rajiv, el hijo menor de Indira Gandhi, cuando ambos estudiaban en Londres. Se casaron en 1968 en Nueva Delhi, pese a la reticencia inicial de los padres de ambos, y durante 12 años se mantuvieron alejados de la política, que a ella le desagradaba particularmente. Pero dos acontecimientos cambiaron su destino.El primero fue cuando Sanjay, el hermano mayor de Rajiv, se mató en 1980 en un accidente aéreo, y tanto su madre como todo el entorno familiar y político presionaron a Rajiv para que tomara su lugar en la política. El segundo, cuando en 1984 la propia Indira Gandhi fue asesinada por dos de sus escoltas. Según se dice, fue Sonia precisamente la que levantó el cuerpo ensangrentado de su suegra, ya que Rajiv se encontraba fuera de la ciudad.Éste regresó para hacerse cargo del gobierno y del partido, para los que fue ratificado en elecciones realizadas ese mismo año. De esta manera Sonia se convirtió en primera dama de la India, papel que cumplió a cabalidad, aunque la oposición la acusó de influir negativamente en su marido, y de actos de corrupción y de derroche. Arrastrado por esta cauda y acusado de represión contra las minorías, Rajiv perdió las siguientes elecciones.Dos años después, en 1991, cuando intentaba regresar al poder, el menor de los hijos de Indira murió en plena campaña, víctima de un atentado suicida. El PCI quiso capitalizar el martirio y proclamó a Sonia como su sucesora, pero ella declinó y se retiró a la vida privada con sus dos hijos. Sin embargo, el peso del apellido y su propio carisma hicieron que nunca pudiera apartarse del todo el partido, sobre todo después que éste perdió estrepitosamente las elecciones de 1996.Convocada como su mayor activo, Sonia regresó al PCI primero como militante de base y luego, en 1998, como presidenta de éste. En 2004, el partido recuperó la senda del triunfo, pero no alcanzó la mayoría. Pese a todos los ruegos, Sonia se negó a encabezar el gobierno de coalición y propuso en su lugar a un respetado economista. Filtraciones de prensa revelaron que sus hijos, Rahul y Priyanka, le suplicaron que no aceptara, temerosos de que también fuera asesinada. En 2009 el PCI volvió a ganar, pero ahora con una amplia mayoría. Rahul Gandhi es uno de sus legisladores.

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