Julio Hernández López
Potentados de a cien pesos
Reiteraciones sintomáticas
Comedia de pastelazos
Felipe Calderón recitó ayer con enjundia de vendedor de baterías de cocina el tal diagnóstico sobre Pemex que dos de sus subordinados habían hecho un domingo pasado, pero con un anzuelo para ciudadanos deseosos de convertirse en potentados con inversiones de a 100 pesos (Pemex, una especie de Guardadito del usurero Banco Azteca). Si a Lázaro Cárdenas, citado sin pudor al principio de la alocución comercial en cadena nacional, el pueblo le llevó guajolotes para pagar la expropiación, al antihéroe actual le pareció muy inteligente ofrecer a los ciudadanos una especie de salpicadura, en ínfimas gotas, del gran baño de corrupción que significará la privatización nada disfrazada que se anunció ayer: todos podemos ser Mouriño, mediante bonitos bonos ciudadanos, parecería ser la oferta de corrupción democratizada. Bonos/espejitos por oro negro.
Mensaje con cortes evidentes de edición y con una notable repetición de conceptos y destinatarios (las generaciones venideras para allá y para acá), que dijo pocas cosas nuevas –por ejemplo, los bonitos bonos como una oferta, como una novedá– pero en cambio planteó un hipotético abanico de posibilidades de prosperidad colectiva, casi un llamado lopezportillista a prepararnos para administrar la abundancia. ¡Vamos por él!, dijo respecto al famoso tesorito de aguas profundas, y cerró con un deportivo “sí es posible” aplicado a múltiples variantes triunfadoras.
Es de agradecerse que los operadores políticos (de alguna manera hay que llamarlos) del calderonismo hicieran un gran intento de quitar dramatismo a la presentación de la iniciativa de reformas energéticas: no sólo se pospuso una hora el esperadísimo (oh, sí) mensaje de reiteraciones emotivas sino que, como en comedia de pastelazos, antes se habían enredado altos y medianos funcionarios (la secretaria Kessel, dos subsecretarios de Gobernación y el coordinador de apuestas del Senado, Santiago Creel, crónicamente equivocado, salvo en el apego a la nómina) en busca de cumplir con el ya para entonces nada solemne ritual de entrega del documento relacionado con los desagües profundos. Un subsecretario se adelantaba a la secretaria, que esperaba depositar su carga de papelería en manos del senador Creel, que no estaba ni en ese ni en otros momentos, así es que formalmente el Senado fue activado en este intento de privatizaciones disfrazadas tanto por el subsecretario enviado por el virrey Mouriño (deseoso de demostrar, con su personero, que no ha sido desplazado de la jugada) como por la secretaria Caldera (Kessel) que siempre parece estar jugando en ligas a las que ni ella misma cree haber llegado y que ayer entró al Senado de manera subrepticia, cual si fuera toma de protesta de presidente espurio.
Martes de posicionamientos policiales tempranos en derredor del Senado, con mujeres uniformadas listas para enfrentar a las Adelitas de Blanco que nomás no llegaban. La maquinaria oficial hacía mientras tanto como que funcionaba con inteligencia y eficacia: reuniones por aquí, reuniones por allá, nervios y acelere para que fuera satisfactorio el parto de la susodicha iniciativa (¡Oh, ingeniero Cárdenas: siempre sí hay iniciativa, tal vez ya sea tiempo de comenzar a preparar algún tipo de resistencia “digna”, dado que, antes de que papelito hablara, pues no tenía sentido alistarse, organizarse ni criticar lo nonato!). De hecho, así, como quien no quiere la cosa, algunas voces autorizadas (oh, sí), como el director de Pemex Exploración y Producción, Carlos Morales Gil, comenzaban a advertir que, bueno, no necesariamente todo ha de centrarse en el famoso tesorito de las aguas profundas, pues también debería apostarse a la diversificación energética, si por mar en un buque de fuera, si por tierra en un tren trasnacional. Y la gran jugada maestra, el detalle que pinta de cuerpo entero a un estadista (el columnista está apuntándose para conseguir concesiones de gasolineras, acciones de alguna forma de asociación privada o, de perdis, que lo incluyan en las listas pinoleras de periodistas bien portados: nota de la refacción): Felipe el Grande decidió presentar personalmente el proyecto histórico, para demostrar a Manlios y extraños (en una de estas, los panistas van a acabar siendo los extraños) que a él no lo desgasta el no poder. La epopeya de Viagra político impresionó gratamente a los súbditos del reino de Deep Water (una especie de Aguascalientes, pero más pa dentro), quienes ya sueñan con pasar pronto a ser asociados de Exxon Unidos Mexicanos, Mobil Country o, de perdis, coordinadores ejecutivos de aplicación de mangueras a tanques de combustible en alguna gasolinera Mouriño.
Aiga sido como aiga sido, lo cierto es que el PriAnAl (no es una referencia escatológica, sino una amalgama de siglas partidistas unificadas) pretende escenificar una conmovedora telenovela de presuntas divergencias sobre puntos menores para aparentar diálogo, debate, polémica, análisis concienzudo y desenlace muy razonado que sacrificará todo ¡Poor meeeeexico (traducido al español: pobre México)! Satisfechos así los requerimientos procesales patogardistas (debatir todo para que todo quede igual: es decir, hacerse pato), nadie tendría ya derecho a oponerse a los sacros rituales legislativos preparadamente aprobatorios. En todo caso, que los eventuales inconformes dirijan sus ánimos protestantes a los asuntos electorales del PRD o a algún otro material de distracción que la Casa Real en su momento planteará a la concurrencia. En fin. La hora ha llegado. Hoy, a las seis de la tarde, en el Monumento a la Revolución, los Adelitos rinden protesta. Y luego…
Luego a impedir la privatización ¿pues que no quedó claro?
Y, mientras Kafka se viste de verde olivo, luego de que el Ejército anunciara que los mafiosos cometerán delitos escandalosos para echarle la culpa a los soldados; violaciones tumultuarias, por ejemplo (o gastritis crónicas a destajo, se arriesga a suponer este tecleador), ¡hasta mañana, en esta columna que ve cómo es buscado que sea español el siguiente entrenador de lo que así sería la selección Repsonal de futbol. Como si en México no hubiera directores técnicos de suficiente calidad para encargarse del negocio balompédico cuatrienal!
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