José Santos Cervantes | Coordinación Ejecutiva del Frente Social por la Soberanía Popular (FSSP) |
Hasta el momento el reaccionario Partido de Acción Nacional (PAN) y su gobierno usurpador no han encontrado el respaldo esperado en el Congreso de la Unión, para hacer efectiva la entrega a los intereses del imperialismo de la riqueza petrolera y todo lo que conllevaría en cuanto a la independencia y soberanía nacionales, y esto tomando en cuenta que la correlación de fuerzas es favorable al neoliberalismo, porque en el PRI, incluso en las filas del PRD y de sus aliados existen personajes proclives a las políticas antipopulares y antinacionales impuestas desde el extranjero y aplicadas en nuestro país por más de cinco lustros.
Calderón está desesperado, su estrategia para convencer al pueblo de la medida, no ha funcionado y corre el riesgo de que conforme pasan los días dentro de las propias filas panistas haya gentes que se opongan a tan monstruosa y descarada entrega al extranjero de esta riqueza estratégica y prioritaria. La derecha está siendo aislada y junto con ella diputados y senadores priístas como Labastida Ochoa, que junto con Calderón está perdiendo los estribos al ver que en lugar de sumar colegas se le están oponiendo.
Ni desde el punto de vista técnico, financiero, económico ni social, han podido justificar tan aberrante medida y en lugar de ganar adeptos los van perdiendo, cada nuevo spot, cada nueva explicación, cada nuevo comunicado se les revierte. Lo mismo sucede con el corrupto Secretario de Gobernación, que cada vez que habla es para hundirse más en el fango en el que siempre ha vivido. No es corrupto de ahora, así ha sido toda su vida, inclusive la corrupción fue el nexo que lo acercó y lo hizo íntimo amigo de Calderón, porque son iguales.
Pero no sólo Calderón y Mouriño sino todo el aparato del Poder Ejecutivo está en manos de una mafia corrupta, cuya ambición de riqueza no conoce límites. Ningún Secretario, subsecretario, director o jefe de departamento es honrado y no es exageración, todo está podrido, lo mismo podríamos decir de los gobiernos estatales y municipales.
El Poder Legislativo y Judicial con raras excepciones padece el mismo cáncer. No tienen escrúpulo de ninguna especie y forman parte de ésta mafia que se ha adueñado del poder político en el país, poder que ejercen en beneficio de quien los ha impuesto en los cargos: la oligarquía.
Porque la oligarquía ha usurpado la soberanía popular. El pueblo ya no ejerce ésta facultad más que de manera simbólica, para formalizar las decisiones que toman los Slim, los Azcárraga, los Salinas Pliego, etc., que son el poder real, permanente, ellos no pasan por las urnas y son los que concentran y centralizan el poder económico y por tanto el poder político. Estos son los que están asociados con las empresas transnacionales y los organismos financieros imperialistas, son los partidarios de la privatización de PEMEX, son los que se están frotando las manos porque serían los primeros beneficiarios. Estos serían los “capitales nacionales” que entrarían en las inversiones que propone Calderón para asegurarnos que PEMEX seguirá siendo de los mexicanos y estos vendepatrias después venderían sus acciones al doble o al triple a las multinacionales, como lo hicieron con la Banca y otras empresas privatizadas.
Por eso, hoy más que nunca se requiere de la conformación de un gran frente nacional en defensa del petróleo, un frente en el que participen todos los sectores sociales que no estén de acuerdo con la propuesta de Calderón. Si en este frente se llegaran a aliar los obreros, los campesinos, los pequeños y medianos empresarios, los estudiantes, los intelectuales, sectores que conformamos la mayoría del pueblo, podríamos aislar a la oligarquía, a la derecha y al gobierno usurpador y si este frente no se limitara sólo al objetivo de impedir la privatización de PEMEX y elevara la mira, podría avanzar como consecuencia lógica a exigir la caída de este gobierno y su sustitución por uno diametralmente opuesto, que sea honesto, popular, patriótico y antiimperialista.
Un gobierno que no sólo mantenga al petróleo como propiedad de la nación sino que lo ponga verdaderamente a su servicio, para el desarrollo nacional. Pero no sólo eso, sino que además recupere las demás ramas estratégicas que los neoliberales vendieron y remataron como: TELMEX, los FFCC, la Banca, las minas que son de las más ricas en el mundo, la industria siderúrgica, las fábricas de fertilizantes, de tractores, de carros de ferrocarril, de autos y camiones, los puertos y aeropuertos, las aseguradoras, los fondos de pensiones, el agua, etc. Toda esa riqueza que están usufructuando unos cuantos oligarcas.
Pero tampoco tenemos que esperar a cambiar de gobierno hasta las próximas elecciones, porque pueden nuevamente recurrir al fraude si la manipulación a través de los medios de comunicación no les funciona y otra vez imponernos un gobierno igual o peor. La Constitución General de la República faculta al pueblo para cambiar de gobierno en el momento que así lo considere conveniente, y ésta facultad podemos y debemos ejercerla a través de la movilización, de la organización popular, sin que haya elecciones de por medio.
Las brigadas patrióticas que se están conformando a lo largo y ancho del país y que tienen como objetivo movilizarse de tal manera que se pueda impedir la privatización de PEMEX, pueden convertirse en el germen de un instrumento de movilización y organización social formidable, para la lucha política e ideológica, porque quienes las conforman son gentes comunes y corrientes pero a su vez los más concientes y decididos defensores de la soberanía nacional. La estrategia popular de aislar a la oligarquía y a la derecha con su gobierno usurpador y corrupto está funcionando porque su contraparte, el Frente Nacional se está consolidando.
La revolución por la segunda y definitiva independencia de nuestra nación, está en marcha y ya no habrá quien la detenga.
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