domingo, marzo 01, 2009

Que el fraude electoral jamás se olvide

Gerardo Fernández Casanova
Obama, Calderón y el Mercado

Resulta muy ilustrativo el análisis comparativo de las distintas formas de enfrentar la crisis financiera y económica, particularmente en lo que se refiere a los enfoques con que se atiende en los Estados Unidos y en México. Procedo.
1.- Barack Obama, en su primer discurso ante el Congreso, definió su postura en el sentido de asumir la responsabilidad del Estado para corregir los defectos del libre mercado, dada la incapacidad de éste para garantizar el progreso de la nación en el mediano y largo plazos, vista su natural tendencia a la búsqueda de ganancias fáciles e inmediatas. Entre otros elementos, ha privilegiado la función del gasto público como detonador de la actividad económica, incluyendo la condicionante de incorporar el requisito de origen nacional a las compras del sector público; también ha impulsado una actitud del público consumidor para preferir la compra de bienes elaborados en ese país (buy american) en una suerte de proteccionismo contra la competencia de las importaciones y, además, ha dispuesto que los apoyos del rescate a bancos y empresas adopte la figura de las nacionalizaciones parciales, en términos de evitar que tales apoyos se conviertan en beneficios para los dueños y los administradores de bancos y empresas. Tales decisiones no son cosa simple; significan un sólido golpe de timón respecto del modelo impuesto por el neoliberalismo desde la época de Reagan y que tantos perjuicios causó a la economía mundial, particularmente a la de los países emergentes.
2.- Un aspecto sobresaliente del esquema adoptado para el rescate bancario es el condicionante de que sirva para reanudar el flujo del financiamiento a la actividad productiva y desalentar a la especulativa. La reacción de quienes se ven afectados en su ejercicio libérrimo devastador se ha manifestado por la caída permanente de las bolsas de valores, instrumento del tradicional chantaje de los grandes capitales sobre las decisiones de Estado. Pareciera que Obama optó por liberarse de tal chantaje y sostiene el proyecto a contrapelo del gusto de los operadores bursátiles.
3.- Más difícil está resultando la oposición China al proyecto proteccionista, habida cuenta de que afecta seriamente a su economía, en alto grado fincada en la exportación al mercado norteamericano. Vale recordar que China es el principal acreedor de la muy endeudada economía gringa. Como quien dice, le dan una sopa de su propio chocolate. Por el Consenso de Washington y la implantación del libre mercado, los Estados Unidos se dieron la seguridad de disponer del mercado de sus satélites para sus exportaciones, hundiendo en la ruina a sus economías, mediante una ventajosa competencia. En ese depredador modelo, el imperio fungía como paladín del libre mercado y de su muy particular definición de democracia consumista. Indudablemente, en las actuales circunstancias, China está tomando el papel imperial que, otrora, jugaron los gringos, con grave riesgo para la paz mundial. No por nada el primer viaje de Hillary Clinton fue a China para intentar conciliar posturas.
4.- Desde luego, Obama funciona estrictamente en términos del interés de su país y de ningún otro. Busca protegerse contra las importaciones, pero encargó a su secretario de comercio lograr condiciones para que los productos gringos llegaran hasta los hogares de los países más remotos (mencionó a Santiago que, me imagino ha de ser el de Chile, pues el de Cuba queda demasiado cerca y está bloqueado). Su lógica es la de evitar que me vendan pero seguir obligando a que me compren y, para sus intereses, es correcta.
5.- La que resulta incorrecta, ilógica e incomprensible es la actitud del espurio Calderón que, en aras de defender las exportaciones mexicanas, critica el proteccionismo gringo y se viste de torero para ser el nuevo paladín del libre mercado, sin ver que las importaciones han destruido la planta productiva nacional. Baste considerar que la balanza comercial es crónicamente deficitaria en su conjunto, aunque sea superavitaria con respecto a los Estados Unidos; asimismo, es contundente el hecho de que los empleos generados por el sector exportador no compensan, ni remotamente, los perdidos en el campo y la industria doméstica. El desempleo se agrava con la crisis norteamericana, pero desde hace más de veinte años ha sido el talón de Aquiles de la economía mexicana, aun con aquella en plena boyantía.
6.- Desde luego que será importante tratar de proteger las exportaciones mexicanas, pero resulta más importante proteger la producción nacional y fortalecer el mercado interno, capaz de recuperar el afán por el pleno empleo. La oportunidad la brinda el propio Obama, cuando en campaña ofreció la reforma del TLCAN; habría que tomarle la palabra y entrar de lleno en la revisión y renegociación, en términos de corregir los efectos negativos sobre la industria y el campo mexicanos, así como también los que resulten para los gringos.
7.- Contrario a la lógica, el espurio avanza en el proceso de destrucción del país y, de manera absurda, elimina los aranceles a la importación de aceites comestibles y llantas, condenando a la desaparición por ruina de las empresas que los elaboran y las que les suministran los insumos, incluido el campo productor de oleaginosas. El argumento es el mismo: resulta más barato lo importado que lo producido en el país. Otra rayita al tigre.
Ya no me da el espacio para seguir pintando rayas al tigre, tampoco queda tigre para más rayas. Ya parece puma.

Correo electrónica: gerdez999@yahoo.com.mx

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